Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado domingo 16 de diciembre, y ahora se comparte para todos los lectores.
Algunas cosas ya están claras respecto de ómicron, la nueva variante del Covid-19. Es más transmisible y genera una enfermedad menos severa. También es más eficiente para eludir las vacunas, pero éstas amortiguan significativamente sus efectos más nocivos, reduciendo las tasas de hospitalización.
Como solo un 51% de la población ha recibido al menos dos dosis, y todavía estamos lejos de la meta de llegar a 75%, ómicron sigue siendo un grave peligro para la salud de la humanidad, pues a partir de ella pueden prosperar otras variantes en países con bajas tasas de vacunación, con los riesgos y retrocesos que eso implica.
Así, probablemente por agotamiento pandémico, tendemos a encontrar alivio en que esta variante desarrolla una enfermedad más leve.
Dadas estas características, algunos piensan que esta versión del coronavirus puede marcar la relación a futuro con la humanidad; si es que se transforma en una enfermedad endémica, tratable, y no tan grave si es que hay vacunas de por medio. Algo así como la gripe.
Así, probablemente por agotamiento pandémico, tendemos a encontrar alivio en que esta variante desarrolla una enfermedad más leve. Sin embargo, Katherine J. Wu, en The Atlantic, advierte que Llamar 'leve' a ómicron es ilusorio. En el artículo se discute la idea de que esta variante es una especie de 'vacuna natural', tanto por la posibilidad de ómicron de seguir mutando en poblaciones escasamente vacunadas, como por la gravedad que todavía representa para esas poblaciones (y los inmuno-deprimidos). A esto se suma su alta velocidad de transmisión, que hace que todavía haya un potencial grande de tener mucha gente enferma a la vez y así colapsar distintos servicios sanitarios y hospitales.
Por lo tanto, el principal problema sigue siendo la baja proporción de vacunados a nivel mundial. Conforme el Rastreador de Covid-19 de Bloomberg -una herramienta online para seguir el avance de las vacunas- en cuatro meses se llegará al 75% de la población con esquema completo de vacunación, a una la razón de 40,3 millones de dosis diarias que se están aplicando hoy a nivel mundial, y con 10,9 millones de personas recibiéndolas por primera vez. Plazo en el que teóricamente acabaría la pandemia.
Esa ventana de cuatro meses parece un plazo razonable, pero ómicron avanza más rápido que las anteriores variantes. Por ejemplo, se estima que la mitad de la población europea se habrá contagiado durante este invierno boreal y es difícil predecir en qué nivel eso estresará los sistemas hospitalarios europeos.
Además, el mundo es una Torre de Babel de condiciones diferentes según país que hace impredecible el comportamiento de ómicron.
Tampoco los países con altas tasas de vacunados son monolíticos. En este subconjunto se han aplicado distintas vacunas y combinaciones de ellas, lo que implica que puede haber diferencias significativas en las respuestas de los sistemas inmunes de poblaciones que también son diversas.
Hay países casi sin vacunas, con perfiles demográficos -etáreos, de comorbilidades y de condiciones sociales y geográficas- muy diferentes, que pueden producir variantes insospechadas en cuatro meses.
Tampoco los países con altas tasas de vacunados son monolíticos. En este subconjunto se han aplicado distintas vacunas y combinaciones de ellas, lo que implica que puede haber diferencias significativas en las respuestas de los sistemas inmunes de poblaciones que también son diversas.
Por ejemplo, recientemente ha habido polémica respecto de las vacunas chinas, esta vez, respecto de su comportamiento frente a ómicron.
La prensa occidental nuevamente había cuestionado una posible menor eficacia de Sinopharm y Sinovac frente a ómicron a partir de un estudio preliminar de la Universidad de Shaghai Jio Tong y dado que estas vacunas rinden históricamente menos frente a otras variantes del Covid-19 (para detalles, ver ¿Qué tan bien funcionan las vacunas chinas contra ómicron? de Aurora Almendral en Quartz).
A su vez, la prensa china respondió a través del South China Morning Post, donde Zhuang Pinghui escribió Ómicron: buenas señales de que dosis de Sinopharm y Sinovac evitan enfermedad severa, dice experto de la OMS, en el que Abdi Mahamud cita un estudio también preliminar de República Dominica. Los detalles del estudio están explicados en este hilo de Twitter de la académica de Yale, Akiko Iwasaki, quien fue investigadora en el experimento.
Más allá de la diplomacia de las vacunas que puede operar en esta discusión, donde pueden primar más aspectos de competencia industrial, de todos modos es un hecho que cada vacuna funciona diferente (en especial aquellas que son tecnología ARNm, como Pfizer o Moderna, respecto de las que no, como Sputnik o Coronavac). Así, también son distintos los efectos de las combinaciones entre vacunas que se dan en los distintos países (Coronavac y Pfizer es la más común en Chile, y Sputnik y Moderna, en Argentina, por ejemplo), las que se aplican además en poblaciones muy disímiles. Todos elementos que complejizan la comprensión del funcionamiento de las vacunas frente a ómicron al cuadrado o al cubo.
Finalmente, también empieza a haber señales de alerta respecto de la estrategia de entregar dosis de refuerzo una tras otra. Es lo que plantea Katherine J. Wu también en The Atlantic, en su artículo Nuestra relación con las vacunas Covid está recién empezando, donde advierte que probablemente seguiremos necesitando nuevas dosis, pero cuántas es algo que dependerá de nuestros sistemas inmunes, el virus y cuán seguido ambos colisionen. En la misma línea, vale la pena atender este artículo de INTERFERENCIA: Agencia Europea de Medicamentos advierte sobre efectos negativos de la estrategia de vacunación de refuerzo, escrito por Felipe Arancibia.
Comentarios
Познакомься для секса на один
This is the perfect place for
Añadir nuevo comentario