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Miércoles, 6 de Agosto de 2025
Entrevista

Experto sobre adicción a las apuestas online: “se produce más rápido porque es inmediata, anónima y no requiere presencialidad”

Joaquín Riffo B.

Interferencia conversó con el psiquiatra Mario Valdivia, quien ha comenzado una investigación sobre tres rubros de juego patológico en línea, la adicción a los videojuegos online y la adicción a pantallas en general. El especialista se refirió a los comportamientos adictivos asociados a actividades específicas y a la falta de políticas públicas al respecto.

En relación al año pasado, la plataforma de inteligencia técnica para mercados online Yield Sec publicó un informe sobre el mercado del juego online en Chile y aseguró que el mercado tiene estimado de 3.100 millones de dólares por ingresos brutos del juego por año.

De acuerdo con su relevamiento, unos 5.4 millones de chilenos, que equivalen al 29 por ciento de la población total, interactuaron de alguna forma con plataformas de apuestas en 2024. Si bien el 87 por ciento del tráfico se distribuyó en los principales operadores, el 70.6 por ciento del total se concentró en Betano, Coolbet y Jugabet.

En total, Yield Sec estima que hay 3.816 plataformas de juego online de algún tipo que operaron en el territorio chileno durante 2024.

En entrevista con Interferencia, el psiquiatra Mario Valdivia, quien investiga adicciones y comportamientos problemáticos asociados a juegos en línea, apuestas online y uso de pantallas, apuntó que “hay personas que son jugadores patológicos, a quienes antiguamente se les llamaba ludópatas. Se ha visto que ese comportamiento también se reproduce a estos mismos tipos de juegos a través de pantallas, y están los casinos online, las apuestas deportivas en línea y una serie de estudios avalan que esto genera niveles mayores de adicción por las características del juego: el anonimato, la rapidez de respuesta y una serie de factores que lo hacen incluso más adictivos que los juegos de casinos, que es su equivalente en forma presencial”.

Valdivia participó durante la semana pasada en una jornada de investigación del Programa de Neurociencia, Psiquiatría y Salud Mental (NEPSAM) de la Universidad de Concepción con el objetivo de difundir los avances más recientes en la investigación sobre adicciones, 

En ese marco, Valdivia explicó que “las adicciones son cuadros clínicos exactamente, en los cuales hay un patrón de la búsqueda de cierta sustancia o actividad, porque en este momento las adicciones no están referidas solamente a productos químicos”. 

“Lo que produce su consumo o utilización son modificaciones a nivel del cerebro. Activan ciertos circuitos y se produce entonces una búsqueda sostenida y mantenida de repetir esto para volver a repetir las sensaciones que esta sustancia o que esta práctica nos genera”, sostuvo.

“En general, esto empieza a restringir la vida de las personas, porque conseguir el objeto, la sustancia o la actividad que genere estas respuestas se vuelve el centro y las personas tienen que seguir repitiendo su consumo o su uso en forma repetida, cada vez más frecuente y mayor, para seguir teniendo esas mismas sensaciones y por lo tanto empieza a desplazar las otras actividades de la vida y empieza esto que su vida gira en torno a conseguir la sustancia o la actividad y sentir sus efectos y después volver a buscarla”. 

En ese sentido, el investigador apuntó que “en las últimas definiciones al respecto, se abre la opción de lo que se llaman las adicciones comportamentales o adicciones no químicas, porque clásicamente se entendía el concepto referido a drogas y alcohol, pero lo que se ha visto es que también es posible tener adicciones a conductas. De hecho, un dato a lo mejor que es más bien técnico, pero el trastorno por juego patológico o ludopatía, como se llamaba antes, antes se clasificaba como un trastorno del descontrol de los impulsos, pero actualmente se clasifica como una adicción”.

Respecto a los denominadores comunes, el académico expresó que “lo que se ha visto es que todas estas sustancias y estas actividades tienden a activar el circuito de recompensa, y este libera cantidades masivas de dopamina. La dopamina es un neuro organizador que nosotros tenemos normalmente y con eso produce estas sensaciones placenteras a las que la persona después vuelve por un proceso de habitación o de aprendizaje. Eso se ve tanto por el efecto de una sustancia, pero también cuando realiza ciertas actividades”. 

Respecto a la situación local e internacional de estos comportamientos, Valdivia describió que “Hay datos, antecedentes y estudios internacionales. Queremos plantear que efectivamente el campo que estamos empezando a investigar nosotros tiene que ver con adicciones no farmacológicas o adicciones comportamentales, particularmente adicciones a pantallas, videojuegos y juegos patológicos reales de pantallas. Esa es la línea en que estamos comenzando a trabajar. Y en la actualidad, estamos estudiando el juego patológico a través de pantallas, esto quiere decir, donde vemos las mismas conductas de juego por apuesta que se tienen en forma presencial en instancias como casinos o carreras de caballos, ya que generan ciertos patrones adictivos en algunas personas”. 

“El cuadro es el mismo, por lo que estamos viendo. La diferencia es la facilidad con que te haces adicto. Porque en el otro tienes que desplazarte. Es cosa de recordar que incluso hasta hace unos años atrás en Chile no había muchos casinos. Hoy en día hay casinos en todas las regiones, pero no necesariamente están tan cerca. Tienes que hacer todo este desplazamiento, de ir a un lugar, de ir a un hipódromo o al Teletrak”, dijo. 

Junto a ello, agregó que “en cambio, aquí el casino lo tienes en tu bolsillo, entonces la facilidad de acceso es mucho más rápida, la inmediatez de respuesta es mucho más rápida y hay menos sanción social porque en el fondo nadie te ve haciéndolo. Eso también es un tema, ya que si tú vas al casino y ya tienes un poquito de fama de jugador adicto va a existir gente en tu entorno, personas que te van a estar de alguna forma vigilando”. 

“Por otra parte, también está el elemento de que los resultados los vas viendo inmediatamente, con mucha rapidez, que son características que hacen que el juego de apuestas online sea mucho más peligroso, más adictivo que los mismos juegos en forma presencial, que también tiene un riesgo, pero menor que lo que se ve. Y esto es particularmente cierto en adolescentes. Los estudios muestran cómo en los adolescentes la tasa de apuestas online aumenta notablemente. Hay estudios muy interesantes que no son con datos en Chile todavía. Es lo que esperamos tener nosotros en un futuro cercano con mediciones propias”, anunció. 

Respecto a números, Valdivia aseveró que “la tendencia muestra lo que se llama la prevalencia de jugadores problemáticos, dividido la cantidad de personas que juegan. Porque en el fondo, no todas las personas que juegan juegos de apuestas son jugadores con patrones conflictivos. Hay usuarios que juegan de forma recreacional, ocasionalmente, sin que se genere una adicción ni los riesgos asociadas a ellas. Pero cuando tú mides la cantidad de personas, el porcentaje de personas con conducta adictiva, en relación a la cantidad de personas que juegan el juego, o que participan de la actividad, se ve que los adolescentes, en general, tienen un porcentaje mucho mayor de personas que llegan a ser adictas después de jugar un juego que lo que son los adultos que juegan el mismo juego”. 

Asimismo, para el investigador “otra adicción es la adicción a los videojuegos, que es una categoría en algunos manuales, que está en estudio, que todavía no llega a ser diagnóstico, pero posiblemente va a serlo. Entonces, en esas condiciones se ve que efectivamente hay personas, particularmente jóvenes y adolescentes, pero también hay algunos adultos, que tienen un patrón adictivo a estos videojuegos. Aquí lo que hay no es la apuesta, porque no son juegos de apuestas, sino que es el gusto de jugar, el placer del juego en sí mismo. Lo que sí se ha visto, y está empezando a notarse, es que los jóvenes que juegan videojuegos de forma adictiva podrían ser un factor de riesgo para posteriormente jugar juegos de apuestas”.

“Y ahí, por una parte, porque los mecanismos de adicción son más o menos semejantes, pero también porque se está empezando a ver que ya hay videojuegos que tienen una suerte de apuestas medio encubiertas. Por ejemplo, esto que tú compras una cajita y hay una sorpresa que te puede hacer un jugador para tu equipo. En los videojuegos que no son juegos de apuestas, empieza a haber alguna suerte de, por así decirlo, acercamiento hacia las apuestas. Como un incentivo dentro del mismo juego que son pagados”, complementó.

En cuanto a las políticas públicas al respecto, el psiquiatra cree que “están muy atrasadas. Yo entiendo que se está discutiendo en el Congreso esta ley que busca regular las casas de apuestas online, pero no hay una visión acerca de lo patológico. O recién ahora se está empezando a tomar conciencia del impacto que tiene en lo peligroso que son y de problematizarlo también a un nivel más clínico”.

“Estamos en la fase de diseño para hacer un estudio exactamente de prevalencia de los tres rubros de juego patológico online, adicción a videojuegos online y adicción a pantallas en general. Habíamos hablado del juego patológico online, de la adicción a los videojuegos, y la adicción a las pantallas que todavía no tiene categoría de patología, no está sistematizada, pero que, en el fondo, se refiere a las personas que están usando Internet para fines distintos que el juego. O sea, no es ni para postar ni para jugar, sino, por ejemplo, que están constantemente navegando o esta especie de adicción al celular o a las personas que ven pornografía online o a las personas que compran online, a las personas que entran y que, de alguna forma, el uso repetitivo les genera estímulos, y empiezan a vivir en función de eso”, apuntó.

En esa línea, señaló que “creo que más de alguna vez uno recuerda a algún adolescente por ahí que cuando se van, no sé, por ejemplo al campo o algún lugar donde no hay Internet, la pasan pésimo y andan de mal genio y es porque en realidad están con un cuadro de abstinencia”.

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