A comienzos de mayo estalló el escándalo del viaje del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, a la Universidad de Harvard, para celebrar el Alumni Day. La cita se había celebrado un mes antes, el 14 de abril, tras ser invitado en 2017, cuando nadie en el país se imaginaba que sería nuevamente el jefe de las finanzas públicas. Larraín, a esas alturas, era solo un reputado ex alumno y profesor visitante de Harvard.

En ese momento no se sabía si el viaje tuvo carácter de Estado o era privado. Ante la oleada de críticas, Larraín dio una entrevista a El Mercurio en la que afirmó que para seguir concentrándose en levantar el crecimiento económico del país, optaría por pagar lo que no cubriera la entidad educacional estadounidense.

Pero el abogado Luis Mariano Rendón presentó una querella por malversación de caudales públicos, judicializando el caso. La jefa de la Fiscalía de Alta Complejidad Centro Norte, Ximena Chong, tomó la causa y tras meses de investigación, con numerosas diligencias rechazadas y otras que no se cumplieron, defenderá este martes, ante un tribunal, su decisión de sobreseer a Larraín con un solo argumento: un dictamen de Contraloría del 12 de julio pasado, en el que se califica como viaje de Estado y no de carácter privado la visita de Larraín a Harvard.

"En este caso ha sido evidente cómo Fiscalía no ha querido investigar con acuciosidad. Contraloría, por su parte, hasta la fecha no se pronuncia sobre los hechos que yo he denunciado. Espero que lo haga pronto, porque de lo contrario la señal para la probidad sería muy grave", dice Rendón. 

Pero la historia es más larga, con recovecos pocos abordados hasta ahora y con diligencias no cumplidas, además de otras solicitadas por Rendón y a las que Chong no accedió, aún antes de obtener el pronunciamiento del contralor Jorge Bermúdez, que hasta hoy no ha respondido la reconsideración solicitada por Rendón a su primer dictamen.

Entre las dudas, hay algunas relevantes. Cuando se preparaba el viaje, que solo incluía la presentación de Larraín el día 14 de abril (llegó el 12), su secretaria pidió a Harvard extenderlo un día, pues pensaba ir acompañado por su esposa. Este punto jamás fue auscultado por Chong, y el Ministerio de Hacienda tampoco respondió las consultas periodísticas sobre el tema. Pero el viaje, en todo caso, efectivamente se alargó luego de dicho requerimiento.

La visita de Larraín a Harvard sólo incluía dos actividades: la presentación y una reunión con ex alumnos. Pero el Ministerio de Hacienda, requerido por Chong, entregó el detalle de sus actividades, entre las que incluyó una reunión con Ricardo Caballero, economista del MIT y amigo de años de Larraín; y otro encuentro con el economista Ricardo Hausmann, quien bajó a última hora la reunión por tener dificultades de agenda.

Chong nunca quiso verificar la veracidad de esta información y tampoco indagó sobre si el encuentro con Caballero era parte de una agenda previa de su visita de Estado. Aún más, Chong envió diversas consultas a Jon Petit, director del programa de ex alumnos de Harvard, las que nunca fueron respondidas. Pese a ello, la fiscal tampoco insistió por vías diplomáticas.

Al parecer, solo bastó el informe de Contraloría para establecer lo que realmente pasó en Harvard. ¿Pero qué dice dicho informe? Que el gobierno puede, vía decreto, declarar la condición de visita de Estado y que para ello solo debe justificarla.

“La ponencia presentada por el ministro versó sobre temas que el Ejecutivo calificó como de interés público y que se enmarcan en materias de competencia del Ministerio de Hacienda (…) Ahora bien, la circunstancia de que fuera invitado a tal actividad antes de ser nombrado ministro, no impide que la autoridad pueda calificar su participación de interés público, debiendo añadirse que, en todo caso, su asistencia fue ratificada al ser nombrado en dicho cargo y en esa calidad aparece en el programa que se adjunta a los antecedentes”, dice el dictamen de Contraloría del 12 de julio pasado.

Esto fue suficiente para que Chong disminuyera la profundidad de la investigación y se remitiera a acotadas gestiones para esclarecer la verdad de lo ocurrido.

INTERFERECIA revisó los antecedentes de la investigación penal y detectó numerosas incongruencias, algunas de las cuales fueron publicadas en El Mostrador en junio pasado, y otras que hasta hoy no tienen respuesta.

En medio de la polémica eso sí, Larraín hizo una jugada que le quitó presión: el 11 de mayo, una vez que Harvard reintegró 4.500 dólares al Fisco chileno, él cubrió la diferencia de 1 millón 792 mil pesos (incluyendo 1.626 dólares por concepto de viáticos) para totalizar los 8.469 dólares que Hacienda debía asumir ese mismo día a su nombre. Larraín puso un cheque, pero recién se hizo efectivo el 14 de mayo, lo que, en la práctica, provocó un desembolso público parcial por unos días.

El ministro de Hacienda dijo, tras ese desembolso, que lo hacía “sujeto a lo que dictamine finalmente la Contraloría General de la República”. Se desconoce hasta hoy si Larraín ha pedido el reintegro de sus dólares, dado que el ente lo calificó como visita de Estado.

Las dudas e incongruencias

En el dictamen de Contraloría es clave un correo entregado por Hacienda a la fiscal Chong, el cual está fechado el viernes 23 de febrero, cuando a Larraín ya había sido anunciado como futuro ministro de Hacienda de Sebastián Piñera, a partir del 11 de marzo de 2018.

Allí Petit le dice a Larraín que ha visto en las noticias que ha sido designado nuevamente como ministro de Hacienda en el futuro gobierno y le consulta si “aún está disponible e interesado en exponer en el Alumni Day el 14 de abril”. Agrega que dada su posición dará un realce aún mayor a su sesión. Larraín confirma el 5 de marzo que irá y podrá hacer la presentación el 14 de abril.

La agenda ad hoc

Hacienda envió a la fiscalía una agenda de actividades del ministro. Esa agenda incluye desde el 12 hasta el 15 de abril en Boston, Estados Unidos. El primer día en esa ciudad, la única actividad en toda la jornada de Larraín fue la “preparación de Exposición ‘The Economics of Monerd Latin America’ a ser presentada durante el seminario organizado por Harvard”, que ocurriría el sábado 14. Nada más para ese día.

El relato de Hacienda indica que el día siguiente, el día previo a su presentación, “durante la mañana realiza trabajos de coordinación y revisión de temas propios de su función de ministro de Hacienda con funcionarios del mismo ministerio”, nombrado a distintos personeros, como el director de Presupuestos, el subsecretario de Hacienda, el coordinador de Finanzas Internacionales y el coordinador Macroeconómico, todos en Santiago.

Luego, dice la agenda, Larraín se contactó “con Jon Pettit para coordinar temas relacionados con la presentación”. A las 16 horas tenía agendada una “reunión con el director de la Escuela de Políticas Públicas de la Kennedy School of Government Ricardo Hausmann”, la cual, agrega, “no pudo efectuarse por viaje fuera de la ciudad del señor Hausmann”, por lo cual, “el señor ministro de Hacienda continúa trabajando en temas del ministro de Hacienda”.

Hasta las 18 horas del segundo día que estuvo en Boston, Larraín no tenía nada concreto que hacer allí. Pero pasada la tarde de ese día concretó una reunión con el economista Ricardo Caballero, a fin de “discutir e intercambiar opiniones respecto de problemas macroeconómicos de la economía internacional que afectan a la economía chilena”. Dicha reunión, añade la agenda, se verificó por un periodo de aproximadamente dos horas en Kendall Squiare.

Finalmente, el sábado, de 10:00 a 13:15 horas, participó en el seminario de ex alumnos de Harvard y a las 13:45 expuso en el Alumni Day. Más tarde, a las 17 horas se reunió con estudiantes durante una hora y media.

Ese fue el término del periplo de Larraín por Harvard. Boston lo dejó un día después, cuando viajó a eso de las 14.40 horas de vuelta a Chile.

El plantón de Hausmann

La reunión con Hausmann estaba en la agenda del ministro de Hacienda. Sin embargo, tras una solicitud periodística, Hausman confirmó que no tenía agenda para recibirlo, pese a que Larraín iba en visita de Estado.

“Con Larraín nos vemos cada vez que viene. Esta vez no cuadraron las fechas. Su gente pidió cita, pero yo no estaba disponible. Me cuentan los alumnos que dejó muy buena impresión”, respondió el economista, vía correo.

En una de las pocas diligencias que aceptó Chong a Rendón, requirió a Hacienda que mostrara las comunicaciones con Hausmann para agendar la reunión. El objetivo era verificar si efectivamente fue parte de la agenda del ministro, como lo presentó Hacienda a la fiscalía.

En su respuesta, el jefe de gabinete de Larraín, Francisco Matte, señala: “En cuanto a la solicitud de copia de las comunicaciones del señor ministro con el señor Ricardo Hausmann, cabe señalar que no existen tales, toda vez que ellas fueron telefónicas y realizadas directamente entre el ministro Felipe Larraín y el señor Ricardo Hausmann”.

La respuesta de Matte es clara: la agenda fue conversada por los dos directamente. Sin embargo, aquello contrasta con la respuesta que Hausmann entregó por correo: “su gente (la de Larraín) pidió la cita”.

Rendón, el querellante del caso, pidió darle valor procesal a la circunstancia, pero Chong señaló que el periodista que había publicado el correo ejercería su derecho a no revelar la fuente, pese a que era explícita y que nunca lo planteó directamente.

Larraín, el ministro

Como dijo Contraloría, en la programación de Harvard Larraín figura como ministro de Hacienda. Aquello fue clave para que el organismo dictaminara que el ministro de Hacienda asistió en su calidad de autoridad y no como ex alumno. Pero algunos detalles de los correos revelados por Hacienda hacen dudar de la espontaneidad de ello.

Como es conocido, el 23 de febrero Petit ya sabía que Larraín sería ministro. Sin embargo, en las comunicaciones entre Francisco Matte y Petit, del 28 de marzo, dos semanas antes del evento, el jefe de gabinete de Larraín le requiere encarecidamente al hombre de Harvard que su jefe aparezca como ministro.

“Por favor, asegúrese que para todos los efectos, el señor Larraín sea presentado como ‘ministro de Hacienda’”, le escribió Matte, quien se preocupó de recordarle que “en su programa Larraín aparece como Director de UC Clapes”.

Chong le pidió a Petit que entregara la invitación original a Larraín, por cuál vía se envió, la respuesta original de Larraín a ese invitación, qué gastos cubriría Harvard y cuáles fueron los gastos realmente cubiertos. Sin embargo, en mayo Harvard se negó aludiendo a las leyes de Massachusett.

Pero más allá de esa negativa, la extensión del viaje original de Larraín sigue siendo la gran duda del caso. Al principio, Larraín debía llegar el viernes 13 de abril. Sin embargo, se sabe, que viajó la madrugada del 12 y llegó poco antes del mediodía.

¿Por qué adelantó el viaje? Una línea la marca un correo de Miriam Cornejo, su secretaria, el mismo 28 de marzo en que Matte le pedía a Petit que no olvidaran nombrarlo como ministro (cuando ya Larraín ejercía hacía casi tres semanas).

Una hora y media antes de la comunicación de Matte, Cornejo le escribe a Petit: “(…) por favor, modificar la reserva de hotel para el ministro Larraín, por favor (sic) por tres noches (llegando el 12 de abril y volviendo el 15) es muy posible que el ministro viaje con su mujer”.

Fuentes que han conocido del caso señalan que Larraín viajó finalmente solo. Como sea, lo cierto es que el viaje se alargó un día por un motivo personal y Chong nunca pudo develar la razón. De hecho, Rendón, en su reconsideración a Contraloría, que aún no responde el organismo, pide que se clarifique este hecho por parte de Hacienda. El punto puede ser clave, pues Larraín recibió y rembolsó viáticos por tres noches sin que hasta ahora explicara la necesidad de llegar el 12 de abril y considerando además que su agenda no tenía nada propia de su viaje. Al respecto, en una conversación con su abogado meses atrás, Carlos Cortés señaló que eso tuvo que ver con las limitaciones de vuelos y conexiones.

Rendón, cuando requirió pesquisar ese hecho, indicó en su escrito que “por ese mayor tiempo que el imputado permaneció en el extranjero, en base a una consideración estrictamente privada, recibió viático como si realizase actividades públicas propias de su cargo, configurándose así el ilícito que se investiga”.

La última de las dudas, que Chong se negó a pesquisar por considerar que eran “de contexto” y no aportaban a la causa esencial, es la participación del ministro de Hacienda el día que hizo su exposición.

Rendón requirió en junio pasado a Chong indagar sobre las contradicciones del programa que entregó Harvard y la realidad para una vista de Estado de un ministro de Hacienda. Según la agenda que envió Hacienda, Larraín expuso en la sala Emerson Hall 105, Plenary Sessión. Sin embargo, según el programa de Harvard, lo haría en la sala Emerson 101. Parece un dato menor, pero relevante para un ministro, pues la primera es la sala principal, con capacidad para más de 300 personas y donde se hicieron todas las presentaciones de la sesión plenaria, previo a las presentación que hubo por separado posteriormente y donde en una de ellas estuvo Larraín.

Pero según el programa, Larraín no estuvo ahí sino en una para 79 personas, la Emerson Hall 101. “De confirmarse que la exposición del imputado no fue en el lugar donde se señaló en su agenda de actividades, estaríamos ante un evidente intento de presentar la intervención en cuestión como de mayor rango al que efectivamente tuvo y hacerla coincidir así, fraudulentamente, con el perfil que debiese tener una visita oficial de un ministro de Estado”., dice Rendón.

Las dudas de Rendón también recaen sobre el hecho que se le haya pagado viáticos por tres noches, considerando que el acuerdo del equipo de Larraín con Petit, en los correos verificados, establecía que Harvard pagaría solo dos noches y no tres, lo que se haría con la tarjeta de Petit a nombra de la universidad. “Entendemos que el hotel será reservado u pagado directamente por ustedes. Por favor, confirme” dice Matte, en el correo del 28 de marzo. “Sí, nosotros hemos reservado y pagaremos directamente dos noches de acomodación de hotel”, responde el funcionario de la universidad ubicada en Boston.

De hecho, Miriam Cornejo, la secretaria de Larraín, envió un correo el 2 de abril, diez días antes que arribara el ministro de Hacienda, pidiendo confirmar “si la organización pagará directamente al hotel”, a lo que Harvard responde que “he enviado un formulario de autorización de tarjeta de crédito para transferir todos los cargos de hotel a mi tarjeta de crédito para que ellos facturen a Harvard directamente”.

Pese a esto, el 10 de mayo, en plena polémica en Santiago y el día anterior a que Larraín entregara el cheque de reembolso, Matte le pregunta a Petit si existen cargos pendientes por el viaje del ministro.

Para Rendón, de acuerdo a un escrito que consta en la investigación penal, aquello “aparece como una manera de construir a posteriori una explicación para el hecho de que se haya solicitado y recibido un viático completo, sabiendo que no se iba a necesitar, y para el hecho, tanto o más grave, que una vez retornado el ministro al país, y teniendo claro que no debió incurrir en costo alguno por las noches de hotel, que se le cargaron a Harvard, no haya devuelto inmediatamente los recursos públicos utilizados”.