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Jueves, 18 de Abril de 2024
Retorno a clases

Patricio Cortez, doctor en Educación: "La escuela puede ser deficiente, pero es imprescindible"

Lissette Fossa

El profesor afirma que si existen las condiciones sanitarias, en el futuro hay que intentar conjugar la educación presencial con la virtual, pero enfocada en desarrollar habilidades de los estudiantes. El docente destaca que esta generación de jóvenes, a los que denomina pandemials, son la primera generación con conocimientos tecnológicos mayores que sus profesores.

Admision UDEC

Patricio Cortez Herrera es profesor, magíster en Historia y en Educación y con estudios en Doctorado en Educación. Lleva años haciendo clases, como director de escuelas vulnerables y como asesor en temas educativos, en Chile y en otros países.

En febrero finalizó su último trabajo y ahora, a los 66 años, está pensando si jubilar o esperar algunos años más. En tanto, su tiempo de reflexión ha sido productivo: un texto que comenzó como un artículo para una revista, hoy es un libro, titulado “Re-evolución en Educación, a la escuela digital desde la escuela de mimeógrafo, el pizarrón y la tiza”.

En su texto, Cortez analiza los desafíos de escuelas, profesores y del currículum, frente a un mundo que ha cambiado sí o sí tras la pandemia pro coronavirus. La educación obligada a cambiar en esta encrucijada, debe enfocarse, según Cortéz, en el aprendizaje de habilidades que le permitan a los niños y jóvenes enfrentarse al siglo XXI, con nuevos trabajos y con un fuerte enfoque digital. Para él, son tres las habilidades esenciales: trabajo colaborativo, ética tecnológica y desarrollo del pensamiento crítico.

“Cuba, Japón, Bolivia, Nueva Zelanda, son países que han adaptado su experiencia educativa a su propia sociedad”, reflexiona, agregando que es necesario crear un sistema “propio, chileno”.

En esta entrevista alerta sobre la necesidad de “re-evolucionar” la educación y lograr conectar con los jóvenes para entregarles aprendizajes útiles, y dejar de lado la enseñanza de conocimientos, que ahora son tan accesibles gracias a internet.

Empezando por lo más concreto, en la actualidad estamos en una situación compleja, los niños están en  sus casas, tratando de aprender por videollamadas, y sabemos que las escuelas no estaban preparadas para esto. Pero usted adelanta en su libro sobre las características de esta generación de escolares, y cómo aprenden… ¿Va en el camino correcto enseñarles a través de videollamadas? ¿O tiene que ir de la mano con clases presenciales y otros cambios?

Primero,  hay que tener en cuenta que las clases presenciales son lo más importante dentro de este sistema, no se puede nunca prescindir de las clases presenciales. Pero la pandemia obligó a los colegios a virtualizar la educación y trajo a los profesores a un escenarios que no estábamos preparados y al extenderse la pandemia, hay que pensar lo que va a pasar con el sistema educativo, porque nuestro sistema educativo reflejó, con las clases virtuales, aún más la desigualdad y los problemas que tiene el sistema, considerando que muchos de los niños no tienen internet o lo usan desde sus celulares solamente.

Esta generación, yo les puse pandemials, aprenden de una forma distinta a como aprendimos nosotros. Lo que activa su aprendizaje son procedimientos relacionados con nuevas formas de comunicación, con la imagen, con cómo enfrentan internet. Hay una serie de inconvenientes que hacen que sea el momento de revolucionar la educación ¿Vamos a seguir con la educación clásica, del pizarrón y la tiza? ¿Después de la pandemia vamos a olvidar la virtualización? ¿Vamos a seguir con las clases expositivas? 

¿Es posible ver esta pandemia como una posibilidad de responder a las necesidades de los jóvenes, estudiantes y de la sociedad? Porque no hemos asumido que la sociedad es distinta. Estamos en una sociedad digital, más horizontal, donde las formas de comunicación han cambiado. ¿Cómo la educación se hará cargo de estos? ¿Y qué va a hacer el sistema para responder a las expectativas sociales de esta generación?

Desde la educación en la casa, se notan más las desigualdades que antes, pero también uno se da cuenta de lo importante que es el colegio como espacio de socialización, los niños y jóvenes extrañan a sus amigos y quizás hay que tomar en cuenta eso cuando pensemos en los cambios...

Absolutamente. La escuela puede ser deficiente pero es imprescindible. No hay ninguna institución que pueda reemplazar a lo que hace la escuela. Es un espacio de socialización y a eso no hay que claudicar, sobre todo ahora, que con la pandemia, nos hemos dado cuenta de que las emociones son muy importantes para aprender, las emociones son tanto o más importante que el desarrollo cognitivo, e incluso a través de las emociones se puede lograr desarrollo cognitivo. Y en eso los profesores también han tenido que aprender a contener a los alumnos y a las familias en pandemia. Pero un espacio de socialización presencial es imprescindible, cuando se den las condiciones sanitarias.

¿Qué pasa con los profesores? ¿Están preparados para otra forma de educar? ¿Hay que desarrollar en ellos nuevos conocimientos o nuevas habilidades?

Es que por primera vez en la historia de la educación que  los alumnos llegan a las salas de clases con habilidades que los profesores no dominan. Y los chicos tienen acceso a la información de forma rápida, muy fácil, y se manejan con códigos de comunicación distintos, por eso yo digo, que hay nuevas formas de aprender , las cuales los colegios tienen que hacerse cargo.

¿Y cómo los colegios se pueden hacer cargo de esas nuevas formas de aprender?

En primer lugar, cambiando los esquemas de aprendizajes. Se ha hablado que usamos siempre el esquema enseñanza-aprendizaje, pero yo hablo de que la enseñanza se debe supeditar al aprendizaje.  O sea, el profesor debe manejar diversas metodologías con el objetivo de que el alumno aprenda, ese es el propósito. 

El punto es que desarrollar contenidos como están las clases, con estado virtual, es improcedente. No puede seguir una educación bancaria, entregando contenidos o después evaluarlos. Los jóvenes tienen acceso a los contenidos, en internet, buscan los datos. Entonces, lo que hay que hacer es desarrollar las habilidades, en especial las habilidades que necesitan los alumnos para el siglo XXI. El desarrollo de las habilidades se realiza a través de los contenidos, pero hay que esforzarse en sus habilidades, porque a un alumno le hace más sentido leerse el libro de historia googleando o viendo contenidos de un youtuber. Hay que desarrollar habilidades que permitan que los jóvenes se desempeñen adecuadamente en el siglo XXI, pensemos que la generación Z va a trabajar en diez años más en trabajos que hoy no existen.

Yo creo que debe coexistir la educación virtual con la presencial, pero eso pasa por modificar los esquemas de aprendizajes, que es desarrollar habilidades, como el pensamiento crítico, el trabajo comunitario, trabajo colaborativo, la ética tecnológica, etc.

¿Y qué pasa cuando esas habilidades que se quieren desarrollar chocan con los intereses económicos, políticos, que hay detrás de la educación? Por ejemplo, el pensamiento crítico, habilidades para debatir, que no son muy fomentadas porque generan liderazgos, polémicas, a muchas empresas no les interesa tener trabajadores con esas características.

En primer lugar, en el sistema educacional, desde la década de los 80s más o menos se pretendió incluir elementos propios de las empresas, como el coaching, la competencia, el accountability, pero la idea era generar una educación de mercado, que formara trabajadores útiles para las empresas, y muchas instituciones favorecen y estimulan eso, como el Banco Mundial y otros. Todo eso no está mal, se puede rescatar mucho de ahí, pero no hay ningún colegio a la fecha que se destaque o haya logrado mejorar utilizando esos elementos empresariales, no hay ninguno.

Evidentemente, desarrollar nuevas habilidades como el pensamiento crítico, trabajo colaborativo o la ética tecnológica son habilidades que hay que desarrollar y estas no siempre responden a las expectativas de las elite dominantes. Porque el pensamiento crítico es incómodo, sobre todo en una sociedad como la chilena, que esta horizontalización cada vez más. si los jóvenes no encuentran en los colegios un espacios para desarrollar su autonomía de aprendizaje, se lo van a buscar por otros lados, y por eso las aplicaciones tienen tanto éxito, y se comunican a través de las redes sociales y seguramente su base de datos está en el teléfono.

Los colegios deben desarrollar proyectos educativos que no respondan necesariamente al esquema de mercado. Chile va a  enfrentar un debate interesante en ese sentido, con la decisión sobre aprobar o rechazar una nueva constitución ¿Y la educación va a ser un bien de mercado o un derecho? Una vez dilucidado eso, vamos a avanzar., pero aunque no se aclare ahora, los establecimientos educacionales tienen autonomía para generar proyectos educativos que respondan a las necesidades de la comunidad. Los colegios pueden desarrollar un perfil de acuerdo a sus intereses. Pero tiene que haber un proyecto claro, que se ocupe de las necesidades de los jóvenes del siglo XXI. O nos hacemos cargo de eso o en diez años más vamos a tener nuevas movilizaciones estudiantiles exigiendo educación de calidad, de nuevo.

Estamos ad portas de votar un cambio constitucional y después de eso, viene el desafío de definir temas como la educación en chile, si va a ser un derecho o no. ¿Cuales cree que son los pilares, las ideas ejes, para poder empezar a discutir este tema?

Claro, el debate constitucional nos va a permitir debatir qué sociedad queremos, una sociedad basada en el individualismo o la solidaridad… y después vendrá el debate sobre la educación, si queremos una educación de mercado o una educación como derecho humano. Pero cualquiera sea la definición, lo que es intransable es que la educación sea de calidad, pero de calidad para todos. La educación pública cuando no es de calidad lo que hace es perpetuar los círculos de pobreza, las personas más pobres ponen a sus hijos en colegios pobres y malos y así.

Una vez que definamos el tipo de sociedad y educación que queremos, yo creo que no hay que copiar ningún modelo, hay que crear uno propio, todos tienen cosas buenas y cosas malas, por ejemplo, en Japón vi cómo ayudaba mucho la disciplina, en Bolivia el multiculturalismo, en Nueva Zelanda la preparación para una sociedad que aún no existe. Debe ser un sistema educativo que nos represente. Algunas cosas inclaudicables, que debe incluir: educación de calidad para todos, preparación de habilidades para el siglo XXI y supeditar la enseñanza al aprendizaje.

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Mis mas grandes felicitaciones... un abrazo

Excelentes sus artículos

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