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Miércoles, 6 de Agosto de 2025
Cuerpo humano

Percepción del cuerpo y cirugías bariátricas: cómo los estándares de belleza han aumentado la demanda por estas operaciones

Lissette Fossa

Esta es la primera parte de una serie de reportajes sobre la relación que los chilenos tenemos con nuestro cuerpo. Acá, la reflexión en torno a las cirugías bariátricas y las presiones, sobre todo en los cuerpos de mujeres y jóvenes, por ser delgados, en medio del aumento de la demanda por estas operaciones en el país.

Desde la semana pasada las cirugías bariátricas tendrán cobertura en Fonasa en el país. Es decir, los pacientes de estos procedimientos, que aumentan cada año en el país, podrán acceder a que el sistema de seguridad social de salud cubra parte importante de su operación. 

Y aunque parece un 'camino fácil' para bajar de peso, la verdad es que no lo es. Son operaciones que en general tienen efectos en el cuerpo de los pacientes, que -ante el cambio brusco de peso- sufren falta de vitaminas, piel que queda 'sobrante' y hasta vértigo, en algunos casos. Las cirugías bariátricas más comunes son la manga gástrica, el bypass gástrico, el balón intragástrico y la banda gástrica.

Según cifras del 2020 de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Metabólica, en Chile se realizan 8.000 cirugías bariátricas al año, 64,6% de ellas son de manga gástrica y 33,2% de bypass gástrico. Y la mayoría de los pacientes son mujeres. Según estudios del 2020, cerca del 80% de quienes se operan. Esto representa crecimientos significativos en el tiempo. Conforme a la misma sociedad médica, si en 2001 estos procedimientos correspondían a 400 anuales, mientras que en 2012 pasaron a ser 5.000, estimándose para en 10.000 para este 2022.

Si bien muchos de estos pacientes se realizan la operación por tener riesgos en su salud dada su condición de obesidad y son evaluados por médicos y tratados con antelación a la cirugía, otros no presentan problemas físicos graves previos. Y el hecho de que las mujeres sean las principales demandantes de estas cirugías habla de una presión extra sobre sus cuerpos. Así también de adolescentes, que han aumentado la demanda de estas cirugías, a pesar de que no están recomendadas para ellos hasta al menos cumplir los 16 años.

Si bien no hay cifras precisas sobre la 'feminización' de las cirugias bariátricas en Chile -así como de su incidencia en adolescentes- por aproximación es interesante observar lo que pasa en otras latitudes. Por ejemplo, en Estados Unidos -conforme el Centro Médico de Boston del Departamento de Cirugía de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston-  el 80% de los pacientes de estos procedimientos eran mujeres, según un estudio de 2020. Esto coincide con la percepción de los médicos chilenos que realizan estos procedimientos.

¿Estan todos los cuerpos gordos 'enfermos' de obesidad como para justificar estos incrementos? 

"Se ha visto que la obesidad no necesariamente es una enfermedad, está super estudiado que el mismo síndrome metabólico que tiene una persona obesa la puede tener alguien delgado", explica la nutricionista Sara Parra.

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es decir, no lo define de por sí como una enfermedad, aunque sí representa un riesgo a la salud. Sin embargo, el estándar de medición para definir si una persona es 'obesa' es un sistema creado en el siglo 19 por un matemático belga,- Adolphe Quetelet-,  no un médico, con los estándares de los cuerpos europeos de la época. Tampoco se adecúa bien a edades, culturas y fenotipos diferentes.

“El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2)”, agrega la OMS en su web oficial.

El IMC también ha recibido críticas matemáticas, al cometer errores al medir personas de tamaño pequeño, así como personas muy altas. Sin embargo, las críticas más relevantes tienen que ver con estudios científicos que -contra lo esperado- han resuelto que las personas con sobrepeso -de acuerdo al indicador- tienen una probabilidad de morir similar a las personas con peso normal, aunque se reconoce que las personas obesas o de bajo peso sí presentan riesgos de padecer ciertas enfermedades. En tanto, otro estudio del 2010 concluyó que el IMC no es una buena medida para considerar el riesgo de ataque al corazón. Y otros estudios también han mostrado que no hay una relación directa entre la diabetes tipo 2 y el IMC de las personas.

"Se ha visto que la obesidad no necesariamente es una enfermedad, está super estudiado que el mismo síndrome metabólico que tiene una persona obesa la puede tener alguien delgado. Y lo que hoy en día más se cuestiona en el mundo médico, es que los doctores tienden a pasar máximo 10 minutos con los pacientes gordos, atribuyendo los problemas de salud a la gordura sin examinarlo más allá, lo que también ha sido estudiado", explica a INTERFERENCIA la nutricionista Sara Parra, quien hace un año formó el espacio Rincón Bariátrico, un espacio multidisciplinario para tratar a pacientes con exceso de peso que sean candidatos o no a la cirugía.

"Lo más importante acá es el tratamiento psicológico, la terapia, que son al menos de tres años", agrega Parra.

“Pienso que el cuerpo siempre ha estado modelado por la hegemonía, que construye un cuerpo ficticio, especialmente para las mujeres, como modelo a alcanzar, el que nunca va a ser posible", cree Diamela Eltit.

Y a pesar de que la ciencia no ha comprobado que un cuerpo delgado sea sinónimo a un cuerpo sano, lo cierto es que la obsesión por la imagen corporal va en aumento, al tiempo que el sobrepeso y la obesidad también. Según datos de la FAO de 2017, 4 millones de chilenos son obesos. En tanto, en redes sociales y en la publicidad se continúa exaltando un cuerpo delgado y asimilando la gordura con enfermedades, sedentarismo y baja autoestima. 

Los cuerpos femeninos bajo la lupa

¿En qué medida el aumento en las cirugías bariátricas en mujeres y adolescentes habla de una presión especial sobre sus cuerpos? ¿Qué está pasando con la concepción del cuerpo de las mujeres gordas en Chile? 

Para la escritora y feminista Diamela Eltit, quien ha reflexionado en sus obras sobre el cuerpo de las mujeres, en especial desde la marginalidad, el sistema produce una contradicción entre el incentivo de comidas procesadas de mala calidad y un estándar de belleza inalcanzable y contradictorio.

“Pienso que el cuerpo siempre ha estado modelado por la hegemonía, que construye un cuerpo ficticio, especialmente para las mujeres, como modelo a alcanzar, el que nunca va a ser posible. Al principio fue un cuerpo renacentista, que es exuberante, pero en otras épocas, durante el siglo 20 o ahora, se trata de un cuerpo muy delgado, que se instala en los años 60 como una construcción inalcanzable”, explica. 

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Diamela Eltit.
Diamela Eltit.

“Entonces, el sistema por una parte desea cuerpos delgados, parecidos a lo famélicos, vale decir, cuerpos atrapados por el hambre, pero por otro lado produce cuerpos desmesurados dadas las compañías alimenticias, que tiene que ver con lo fast, la comida rápida. Hay una contradicción notable, pero solo hasta cierto punto, pues esta industria alimenticia, que no tiene el debido control frente a las enfermedades masivas que produce, a la vez, genera irregularidades alimenticias que favorecen a la industria cosmética y  la industria médica. Hay varias ganancias en varios sectores”, reflexiona Eltit.

Desde hace unos años las voces de alerta y crítica a los estándares de belleza y la gordofobia han aparecido desde el feminismo y los estudios de género. Por eso, cuando una de las activistas feministas, anti gordofobia y afroamericana más conocidas confesó que se había realizado una operación bariátrica, generó debate y revuelo en la prensa y en blogs.

"Es realmente difícil ser una mujer negra en Estados Unidos y es aún más difícil hacerlo siendo gorda, teniendo un trauma, siendo queer”, escribió la feminista Donyae Coles.

Se trata de Roxane Gay, autora del libro Hunger y Mala Feminista, quien en 2018 hizo pública su operación bariátrica. "Me preocupaba que todos los que respondieron tan generosamente a mis memorias, Hunger, se sintieran traicionados. Me preocupaba que me vieran traicionándome a mí mismo. Me preocupaba que me vieran tomando el camino más fácil, aunque nada de esto ha sucedido". No ha sido fácil, nada. Me preocupé", afirmó tras la cirugía.

“No voy a apoyar las cirugías bariátricas o la dieta, pero sinceramente, espero que esta elección le dé la paz que estaba buscando. Espero que funcione y ella sea feliz. No la voy a cancelar ni dejar de apoyar su trabajo. Es realmente difícil ser una mujer negra en Estados Unidos y es aún más difícil hacerlo siendo gorda, teniendo un trauma, siendo queer”, escribió la feminista Donyae Coles, tras hacerse conocido el caso.

Lo cierto es que cada vez más mujeres feministas y también personas queer comienzan a apoyar movimientos como el Body Positive y el feminismo anti gordofobia, que ha comenzado a viralizarse en redes sociales. Estos movimientos han cuestionado la 'cultura de la dieta' y también las cirugías bariátricas, que en muchas ocasiones no aseguran que el resultado sea un cuerpo delgado.

“Las cirugías bariátricas son un tema increíblemente acalorado en la ‘fat-o-sphere’. Hay estudios que muestran que la cirugía es sólo una solución rápida para muchas personas y que se recupera el peso, así como una gran cantidad de problemas de salud que vienen con la cirugía en sí. Se utilizan muchas tácticas basadas en el miedo para reclutar pacientes, incluso decirles a las personas que morirán por su peso o que curarán o evitarán que tengan diabetes. A pesar de que la cirugía viene con su propio conjunto de peligros, el mensaje que se les da es que esos son riesgos más aceptables que los que estás aceptando cuando simplemente existes en tu cuerpo tal como es”, escribió Coles en 2018.

Un caso de una chilena

Paulina Retamal, de 34 años, es historiadora del arte. Ella decidió operarse hace un año, con el dinero que había obtenido de los retiros de las AFP. A pesar de ello, comparte la lucha contra la gordo fobia, tal como le ocurrió a Roxane Gay.

“Admiro mucho a las personas y sobre todo mujeres que teniendo cuerpos obesos luchan por mantenerlo y que la sociedad lo respete. Yo me siento parte de esa lucha, pero a la vez, me siento un poco culpable, porque tuve que ceder; me operé, pero sí, todo cuerpo es válido, de verdad lo pienso”, cuenta Retamal a INTERFERENCIA.

"Son muy pocos los que quedan con el peso ideal según el IMC tras la cirugía, la media es que pierdan un 70% del exceso de peso, no todo el exceso. O sea, queda con lo que se dice “exceso de peso” y además guatita de delantal u otros efectos", explica Parra.

Por años ella cargó con la incomodidad sobre su cuerpo, aunque eso no le impidió socializar de manera 'normal'. Cuenta que su postoperatorio fue exitoso, pero que la ilusión sobre tener un cuerpo como el de la publicidades es una ficción y que el cuerpo tras la cirugía está lejos de ser perfecto.

“El cuerpo que queda no es el ideal tampoco, eso no existe, yo ahora no tengo pechuga, antes estaba orgullosa de mi busto y ahora no tengo mucho, tengo piel en el abdomen que se tendría que sacar con otra cirugía, aunque pese a todo me siento mejor que hace 35 kilos atrás, no me detengo en eso”, agrega Retamal, quien además trabaja en la asociación Rincón Biriátrico, donde apoyan a personas que se van a someter o se someten a la cirugía, con un enfoque interdisciplinario con nutriólogos, psicólogos y médicos.

La cirugía tampoco asegura éxito en la baja de peso. Se cree que un 60% de las personas operadas no se adapta bien a las nuevas rutinas de comida, ejercicios y efectos secundarios como la anemia, por nombrar sólo uno. Y según cálculos internacionales, alrededor del 30% de los pacientes vuelve a subir de peso tras la operación.

"Son muy pocos los que quedan con el peso ideal según el IMC tras la cirugía, la media es que pierdan un 70% del exceso de peso, no todo el exceso. O sea, queda con lo que se dice “exceso de peso” y además guatita de delantal u otros efectos. La cirugía no asegura un cuerpo ideal ni asegura que mejores tu autoestima, de hecho, cuando se ven así con piel flácida, muchas personas se deprimen más, por eso existe una alta tasa de depresión y hasta suicidios tras la cirugía", explica Sara Parra.

“Lo que he visto trabajando en el tema es que la gran mayoría de las personas que llegan sufren violencia gordo fóbica en sus familias. Eso es lo más complejo. Eso genera miedo, no por ti, por ellos. Es una vergüenza con el otro. Al final te das cuenta que esos cuerpos tapados no están tapando la gordura, están tapando la angustia”, narra Retamal

Para la activista feminista, escritora y comunicadora Andrea Ocampo, la gordofobia está presente en muchas de las interacciones sociales y afecta a muchos espacios de la vida.

"Existe la gordofobia por tanto, no sólo en cuerpos que están dentro de la norma, sino que también fuera de ella. Hay cuerpos gordos, que también son gordo fóbicos, principalmente porque es el mecanismo bajo el cual la sociedad nos ha enseñado a ubicarnos", dice Ocampo.

“Podemos decir que la gordofobia es toda acción 0 sentimiento de rechazo y odio al cuerpo gordo. Detrás de ese rechazo o menosprecio, hay un miedo consciente o inconsciente a volverse aquel cuerpo grande y rollizo que se nos presenta. Como si fuese un contagio. Existe la gordofobia por tanto, no sólo en cuerpos que están dentro de la norma, sino que también fuera de ella. Hay cuerpos gordos, que también son gordo fóbicos, principalmente porque es el mecanismo bajo el cual la sociedad nos ha enseñado a ubicarnos en el entramado social como lo no aceptable, lo insalubre, lo incorrecto, lo que no debiese existir. Y vivir odiándose, previsiblemente, no es vida", dice Ocampo.

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Andrea Ocampo.
Andrea Ocampo.

"Bajo ese argumento, a les gordes nos humillan, nos silencian, ridiculizan, maltratan, discriminan y excluyen, siendo no sólo sujetos de opresión, sino que incluso carentes de derechos básicos, como de la protesta, sino recordemos el hashtag #GuatonesConHambre que nació durante las primeras semanas de cuarentena Covid”, agrega Ocampo a INTERFERENCIA.

“El cuerpo de las mujeres es una zona muy vigilada por las instituciones, por la religión, la escuela, la familia. Va ser siempre una zona de gran dificultad, pero sin duda son las mujeres de sectores populares las más afectadas”, afirma Diamela Eltit.

“Para el activismo gordo o de los cuerpos es importante hacer un punto aquí: nosotres buscamos la despatologización de nuestros cuerpos. Preferimos llamarnos 'gordos' antes que 'obesos'. Y esa diferencia es importantísima. Porque al no reconocernos desde el diagnóstico médico, damos un paso al costado del discurso de la salud, al reconocer en ella un bien de mercado, que hoy no está garantizado por el Estado y que por lo tanto no es un derecho social. Como es un bien de mercado, sólo tienen acceso a ella quienes puedan pagar”, reflexiona Ocampo.

“Como se supone que contaminamos los espacios donde andamos, ver cómo ha crecido la urgencia por el bypass gástrico, es casi una respuesta ideológicamente predecible. La demanda refiere a una mayor violencia frente a la población, al mismo tiempo, que a una mayor precarización del sujeto gordo, y mayor exposición ante las pantallas reproductoras de estereotipos. Los gordos ganamos menos dinero, difícilmente tenemos acceso a puestos de jefatura, no podemos acceder a cualquier tipo de trabajo, aunque estemos calificados, ni a cualquier transporte público, plan de salud o de seguros de vida. No hemos tenido siquiera derecho a tener ropa interior de nuestra talla, a pesar de ser más de la mitad de la población”, agrega.

Contra el mundo de las tallas

Y es que el “mundo de las tallas” es un factor más que genera baja autoestima y frustración. Un acto tan simple como comprarse ropa puede ser una odisea para una persona gorda, sobre todo si es mujer, donde las tallas son aún más pequeñas.

“A diferencia del hombre musulmán, que establece su dominación por medio del uso del espacio (excluyendo a la mujer de la arena pública), el occidental manipula el tiempo y la luz. Este último afirma que la mujer es bella cuando aparenta catorce años y al dar el máximo de importancia a esa imagen de niña", dice Mernissi.

Hace unos años la feminista marroquí Fátima Mernissi acudió a una tienda comercial, en Estados Unidos, para comprarse una falda. Lo que para ella parecía una compra sencilla, se transformó en una escena que la hizo sentir fea y le bajó la autoestima.

“La elegante señorita del establecimiento me miró de arriba abajo desde detrás del mostrador y, sin hacer el menor movimiento, sentenció que no tenía faldas de mi talla: ¡Es usted demasiado grande! – dijo”.

Tras esta experiencia Mernissi terminó concluyendo que la talla 38 era la burka de las mujeres occidentales. Mientras que en su país las tallas casi no se usan como referentes y la ropa se sigue haciendo a medida, los estándares de belleza en Occidente terminaban oprimiendo a las mujeres a través de la vigilancia del tamaño de su cuerpo.

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Fátima Mernissi.
Fátima Mernissi.

“A diferencia del hombre musulmán, que establece su dominación por medio del uso del espacio (excluyendo a la mujer de la arena pública), el occidental manipula el tiempo y la luz. Este último afirma que la mujer es bella cuando aparenta catorce años y al dar el máximo de importancia a esa imagen de niña y fijarla en la iconografía como ideal de belleza, condena a la invisibilidad a la mujer madura”, escribió Mernissi.

“Desde que tengo un cuerpo más delgado me empezaron a tratar mejor en todos lados. En espacios laborales, en las tiendas, en círculos de conocidos. Y eso está mal, yo sé que eso no debería ser, todos los cuerpos son válidos, pero lo noté”, cuenta por su parte Paulina Retamal.

Adolescentes y redes sociales

Son los jóvenes, a través de los medios de comunicación que más consumen, como las redes sociales, los que se pueden ver más afectados por la gordofobia y la discriminación. Esto se refleja en que cada vez más adolescentes están solicitando pasar por cirugías bariátricas, conforme la percepción de los médicos que hacen estas cirugías. Y aunque hay casos en que estas operaciones se aprueban, la recomendación médica es operar a adultos, cuando el cuerpo ya termina de desarrollarse. 

A pesar de esto, hay cirujanos que prefieren operar adolescentes. Así lo explica en la web de la Clínica Las Condes el cirujano bariátrico Camilo Boza: “Cuando vemos obesidad mórbida en adolescentes hay que hacerlo con cuidado, son candidatos a cirugía y nos damos cuenta que seguir atrasando la indicación de cirugía es malo”.

"Yo llevo 12 años trabajando en cirugía bariátrica y lamentablemente de todos los adolescentes que he atendido ninguno continuó su tratamiento, todos desertan", dice Parra.

“La literatura médica no recomienda esta operación en adolescentes antes de los 16 años. La operación bariátrica es una operación que no comienza con la operación, la intervención quirúrgica es un hito dentro de todo el viaje bariátrico, porque no es como sacarte las amígdalas donde tú vas y te las sacan y se acaba. El proceso del operado bariátrico empieza mucho antes, empiezas con sesiones de terapia psicológica y de nutricion para ver si eres una persona capaz de aguantar ese cambio de vida”, explica Retamal, quien trabaja en ese proceso en Rincón Bariátrico.

"Yo llevo 12 años trabajando en cirugía bariátrica y lamentablemente de todos los adolescentes que he atendido ninguno continuó su tratamiento, todos desertan. Porque a la edad que se encuentran es difícil que se sometan a su tratamiento que son al menos tres años", cuenta la nutricionista Sara Parra.

Hay que tener en cuenta que el dinero es un factor importante en el tema. La clínicas privadas van a recomendar a sus clientes el pago de una cirugía, que bordea a los cinco millones de pesos. Con la nueva política de Fonasa, el bono cubrirá cerca de tres millones de pesos y el resto deberá pagarlo el paciente. Pero de todas formas, los valores pueden fluctuar tras una demanda que sigue subiendo en el país y que ahora crece entre los más jóvenes.

“También estamos replantéadonos el concepto de obesidad como enfermedad, queremos eliminar ese concepto. Y en concepto bariátrico, viene del griego que significa ‘peso que abruma’. Y eso no tiene que ver con la gordura, hay mucha gente que por ejemplo, podría tener trastornos alimenticios y también es un paciente bariátrico, porque le abruma su peso”, advierte Retamal. 

"La única respuesta, en buen chileno, para los profesionales es ‘salir del closet’, porque a los profesionales los forman en las universidades para apegarse a los índices que están de salud y al IMC. Y honestamente, la formación universitaria no está enfocada en este tema, por eso invitaría a los profesionales de salud a deconstruirse, porque no se trata de promover la obesidad, pero sí de tratar a todos con respeto", opina la nutricionista Sara Parra.

En redes sociales abundan los videos e imágenes del 'antes' y el 'después' de jóvenes que bajaron de peso con cirugía y dietas. Pero también aparecen voces que se rebelan ante la imposición de la delgadez y la imposición de la belleza. Cuentas en TikTok como @afrofeminas o en Instagram como la de la actriz Antonia Larraín cuestionan la imposición de la delgadez y crecen en seguidores día a día.

"Pero también veo en estas nuevas generaciones la paradoja de por una parte, permitirse mayores licencias y libertades, respecto de sus hermanos mayores, padres y abuelos", dice Ocampo.

“Creo que los jóvenes están más expuestos en la medida del tiempo que pasan conectados a internet y las redes sociales, a la televisión, a la publicidad y a adultos gordofóbicos. Pero también son las juventudes las que están teniendo menos miedo de experimentar con sus cuerpos, con sus goces, con la ropa, las estéticas, las metas de su vida, con las redes sociales como un canal legítimo de hacer comunidad. Las aplicaciones de fotografías como Instagram o TikTok están haciendo mella en les niñes y adolescentes que carecen de una red de apoyo amorosa que sea consciente de las diversidades humanas", cree Andrea Ocampo.

"Pero también veo en estas nuevas generaciones la paradoja de por una parte, permitirse mayores licencias y libertades, respecto de sus hermanos mayores, padres y abuelos; y por otro lado, ser el conejo de indias de cuánto experimento, la industria de la moda, tecnología, medicina y autoestima estime conveniente lanzar al mercado”, opina Andrea Ocampo.

Para Diamela Eltit, el camino que sobre todo las mujeres deben hacer es romper con las asimetrías y así también con las cadenas de los estándares de belleza que deben cumplir. En la reflexión sobre el feminismo y sobre el porqué a las mujeres se nos exige ser delgadas estaría el camino para frenar la angustia de jóvenes que tapan sus cuerpos gordos o los someten a costosas operaciones.

“En la medida en que se rompen inequidades, las asimetrías, el binarismo, ya que el cuerpo del hombre también es una materia interrogada por las instituciones, aunque es una pregunta menos intensa que para las mujeres, la gente podrá tener una mirada más compleja sobre sus propios cuerpos. Esto, entendiendo que el cuerpo es un dilema, que la mirada sobre los cuerpos propios siempre va ser simbólica. Pero eso es más a mediano o largo plazo, no es algo de un dia para otros, porque se trata de un ciclo de opresión sobre los cuerpos, sobre todo de las mujeres”, reflexiona la escritora.

“El cuerpo infantil y adolescente es un cuerpo político, incluso para aquellos que no calzan dentro de la norma de lo que sería 'saludable' o no. La vida no se vive de una sola forma y sería bastante bueno, que los jóvenes se apoderarán de su rebeldía y la radicalizarán en una revuelta de pliegues corporales que se permitan reconocer como únicos, excepcionales y dignos. Confío en la porfía gorda, siempre”, opina por su parte Ocampo.



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