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Sábado, 2 de Agosto de 2025
Crónica desde el búnker de Milei

Presidenciales en Argentina: el triunfo de la adolescencia

Gonzalo León (desde Buenos Aires)

A las 18:45 del domingo la cuenta Twitter del periodista argentino Marcelo Bonelli informaba que Javier Milei había ganado “en todo el país, menos en la provincia de Buenos Aires”, donde finalmente Massa se impondría por escaso margen. La sorpresa no fue tanto por triunfo de Milei, como por el hecho de que se había impuesto en casi toda la Argentina: al final sería en las 21 de las 24 provincias.

La Libertad Avanza (LLA), que es el frente del candidato ultraderechista, tiene poco más de dos años de vida política, carece no sólo de estructura nacional sino incluso de sede partidaria, y cuenta con 7 senadores, 37 diputados y ningún gobernador en un país presidencialista y federal.

En la primera vuelta Javier Milei quedó segundo tras el candidato oficialista, con casi los mismos votos que en las primarias (algo más de siete millones de votos), por lo que el apoyo de Mauricio Macri fue fundamental en su triunfo. Fue él y el PRO, el partido que fundó y del que es el exclusivo líder, quien dotó a Milei de fiscales (apoderados de mesa) a lo largo y ancho de Argentina y quien hizo que prácticamente todo Juntos por el Cambio (la alianza que tenía el PRO con la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica) votara por él en la segunda vuelta. Podría decirse que sólo una parte de los radicales y la Coalición Cívica se mantuvo al margen, pero el resto obedeció al golpe de timón que dio el Jefe, tras la derrota de Patricia Bullrich en la primera vuelta, donde se ubicó tercera con el 23,8% de los votos.

Pasadas las 19:30, el triunfo de Milei en el microcentro porteño es definitivo, y esto, pese a la poca gente que hay en las afueras del Hotel Libertador (donde está el búnker del libertario), se respira. Aquí, más específicamente en el piso 21 del hotel, lleva hospedado semanas el candidato ganador. Aquí tiene sus reuniones y aquí también dio la última entrevista a un equipo de televisión. Pero afuera no hay multitudes, no es como acostumbra a hacer cuando triunfa el peronismo (donde se instalan multitudes y llueven los choripanes y la cerveza); al contrario, aquí hay unos doscientos adherentes que, con banderas amarillas con el logo del león, entonan cánticos que no se caracterizan por su originalidad: “El que no salta es ladrón”, “Oooohhh, que se vayan todos”. Entre los adherentes destaca nítidamente el público joven, que saca sus celulares y graba o manda mensajes de audio: “Ganamos, mierda, ¡ganamos!”.

En los alrededores, que no alcanza a ser más de media cuadra, hay periodistas de medios internacionales entrevistando a la gente. Hay una señora que llama la atención: luce una remera estampada con la figura de Patricia Bullrich, un gorrito y la bandera argentina de la elección del 2015, cuando Mauricio Macri fue ungido Presidente. “Si se fijan es la bandera del ‘sí se puede’ y, tal como antes. sirvió, ¡y ganamos!”, termina gritando enfervorizada. También hay familias enteras, aunque no son la mayoría, y aventurando un prejuicio parecen venir de barrios más acomodados, como Palermo, Belgrano o Núñez, donde en las primarias a Milei no le fue nada bien en Capital.

Pasadas las 19:30, el triunfo de Milei en el microcentro porteño es definitivo, y esto, pese a la poca gente que hay en las afueras del Hotel Libertador (donde está el búnker del libertario), se respira. Aquí, más específicamente en el piso 21 del hotel, lleva hospedado semanas el candidato ganador. Aquí tiene sus reuniones y aquí también dio la última entrevista a un equipo de televisión.

A medida que anochece y la luna llena lo ilumina todo los más viejitos se acomodan en unos asientos que hay justo a la entrada del hotel. A un costado hay dos pantallas gigantes que acaban de encenderse con la leyenda “Milei 2023, la única solución”. Suena la música, especialmente rock argentino: mucho Fito Páez, con el que el musicalizador parece particularmente pegado. Pero todo estalla cuando suena Bersuit Vergarabat y ese emblemático y profético tema de 1998 ‘Se viene el estallido’: “Se viene el estallido /Se viene el estallido /De mi guitarra /De tu gobierno, también”. Los chicos se vuelven locos y hay descontrol. Observándolos con más detención, parece que profetizarán el estallido de su propio gobierno, que a todo esto recién asumirá el 10 de diciembre.

Vale la pena aclarar que el triunfo de Milei es el triunfo de un modo de hacer política, que no necesita de lenguaje político para expresarse. Ese lenguaje también es experiencia y obviamente cultura cívica, en fin un ordenamiento legal y político, que a muy pocos de estos adherentes jóvenes les importa, porque esta es su primera experiencia en la política. Llevo más de cuatro meses escuchando Spaces libertarios en X y lo que más me ha sorprendido es esa falta de lenguaje: hablan desde la ignorancia.

“Deroguemos esta ley”, aunque no se pueda. Hagamos tal otra cosa, aunque sea impracticable. Por eso el lema de cerrar el Banco Central, de dolarizar y de acabar con la casta caló tan hondo en estos jóvenes, porque para ellos la política tradicional no sólo no satisface las necesidades de la gente, sino que estorba la concreción de esas mismas necesidades. El “seamos realistas, pidamos lo imposible” del Mayo francés se encarnó en ellos de manera superficial, es decir como interpretación a esa ignorancia política. Por eso el triunfo de Milei es también el triunfo de la adolescencia.

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Iñaki Gutiérrez, encargado de la campaña en redes y parte del círculo íntimo de Milei
Iñaki Gutiérrez, encargado de la campaña en redes y parte del círculo íntimo de Milei

Si bien hay un despliegue policial, éste no es excesivo; de hecho, los policías, salvo cuando entra o sale una figura política, no interviene. Es más, en las puertas del hotel la gente de seguridad sólo pide que se mantenga despejada la vereda, porque -repite- es para “circular”. Y es cierto, porque sigue llegando público por Avenida Córdoba, algunos como es usual en celebraciones futbolísticas llevan la bandera del león o de Argentina anudada en el cuello, como una suerte de capa.

Cuando pregunto al pelado que coordina la seguridad de Milei a qué hora el Presidente electo saldrá a hablar, me dice que no sabe. Le pregunto de nuevo si será en una hora más. “No sé, no creo”, responde. Y tiene razón, porque justo a esta hora el Presidente electo está reunido con Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Hay una foto que saldrá mañana que lo registrará para la posteridad: Milei con su traje de siempre y sus dos visitantes vestidos de azul. Pero no se trata de un saludo protocolar, en buena medida se juega la gobernabilidad de Milei en esa reunión, porque el libertario necesitará del apoyo de Macri y del PRO.

Vale la pena aclarar que el triunfo de Milei es el triunfo de un modo de hacer política, que no necesita de lenguaje político para expresarse. Ese lenguaje también es experiencia y obviamente cultura cívica, en fin un ordenamiento legal y político, que a muy pocos de estos adherentes jóvenes les importa, porque esta es su primera experiencia en la política. Llevo más de cuatro meses escuchando Spaces libertarios en X y lo que más me ha sorprendido es esa falta de lenguaje: hablan desde la ignorancia.

En el caso de Macri, no sólo se trata de alguien que puede dar una mano con la gobernabilidad, sino que con el ágil y rápido apoyo a la candidatura de Milei en segunda vuelta demostró que es el político que une a la derecha argentina, transformándose hoy en el político más influyente del país. Un caso similar sucedió en 2019, cuando Cristina Fernández de Kirchner ungió a Alberto Fernández como candidato a Presidente, pero Cristina, a diferencia de Macri, se está jubilando de la política activa. Macri aún espera su segundo tiempo. Por lo pronto se está conformando con haber sido esta figura clave para este triunfo, pero además dentro de dos semanas quizá vuelva a la directiva de Boca Juniors, donde se postula como vicepresidente.

 Cuando Sergio Massa reconoce el triunfo de Milei, todo vuelve a estallar; hay frenesí, alegría, incluso cierta incredulidad. Después de eso la actividad en la entrada del Hotel Libertador se vuelve más relajada, salen los dirigentes de LLA y periodistas que estaban adentro. Entre una de esas figuras está Iñaki Gutiérrez, el joven encargado de redes de Javier Milei y que es parte de su círculo íntimo. Pero no está solo, está con su novia, una rubia que en su perfil de Instagram se define como “cristiana, de derecha, anticomunista...”. De pronto Iñaki saca su celular y grita: “¡Ganamos! Sí, chabón, no sabés lo que es esto… Una locura”. Se le ve feliz y distendido. Un colega aprovecha esto y se le acerca para preguntarle si le puede hacer una nota. Antes de hablar, Iñaki se acomoda el pelo y recién ahí contesta las preguntas. Dice que primero le quiere agradecer a su novia, porque han estado juntos en esto y blablablá. Una periodista de Mega le consulta ahora si este será un gobierno de coalición, a lo que Iñaki, serio, dice que todas las decisiones las va a tomar Javier, pero que quienes quieran acercarse a colaborar serán bienvenidos. Parece una locura pretender que sea un gobierno exclusivamente de La Libertad Avanza, pero se entiende: ahora están festejando y ya mañana habrá tiempo para definiciones.

Después de la primera vuelta, el mapa político de Argentina ya se estaba reconfigurando en tres grandes bloques, y eso se podría reflejar en los 257 integrantes de la cámara baja: el PRO y LLA (89 diputados), los radicales y la Coalición Cívica (41 diputados), el peronismo (108 diputados). Sin embargo, por la implosión de Juntos por el Cambio (entre PRO y radicales principalmente), el peronismo sería la fuerza más importante en diputados pero también en el senado, aquí tendría casi quorum propio. Además tendría al gobernador más importante del país: Axel Kicillof, que bien podría ser visto como el heredero de Cristina Fernández. Para Javier Milei, esto hace fundamental la designación de un buen presidente de la cámara de diputados, alguien que tenga buena llegada en todas las bancadas y que pueda dialogar con todos esos sectores.

Finalmente, cuando desparezca la algarabía del triunfo, el libertario deberá resolver los ministerios clave de su gabinete: en Economía ya suena Federico Sturzenegger, quien fue presidente del Banco Central durante el gobierno de Macri. En Seguridad suena Luis Petri, el radical que acompañó a Patricia Bullrich en la fórmula presidencial. Y como parte del nuevo ministerio de Capital Humano, que reuniría Salud, Trabajo, Educación, ya es un hecho que lo integrará Gustavo Morón, quien también participó del gobierno del exPresidente Macri. Si bien todos ellos son parte de la casta, todos serían parte de los equilibrios necesarios para la mentada gobernabilidad de la gestión mileísta. Por mientras, Argentina tiene un Presidente electo de ultraderecha, tal como lo tuvo Brasil con Jair Bolsonaro. La influencia de estos triunfos habrá que ver cómo pegan en Chile.

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Comentarios

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Muy buen señalado en el artículo, se trata del gobierno de lignorancia.: los anhelos del pueblo argentino buscando cauce en la derecha que es donde,, fundamentalmente, se originan los males del pueblo. Pero hay algo muy importante que diferencia al pueblo argentino del pueblo chileno, y es que allá cuando el pueblo se hastia de un gobernante, es capaz de derribarlo.

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