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Viernes, 8 de Agosto de 2025
Teatro

'Rescate', la obra que revive la voz de Andrés Pérez y donde actúan robots

Lissette Fossa

La pieza cuenta con un trabajo de ingeniería de sonido, tecnología y hasta robots, donde se citan las palabras y la voz del creador de La Negra Ester para abordar historias relacionadas con los teatros antiguos y abandonados del norte de Chile.

Desde este jueves 19 y hasta el domingo 29 de octubre se presentará en el Teatro Ictus la obra Rescate, escrita y dirigida por el dramaturgo Alejandro Moreno. Esta obra cuenta varias historias entrelazadas con dos ejes principales, el Teatro Windsor de Chañaral y la voz del director de teatro Andrés Pérez Araya, quienes dialogan constantemente a lo largo de la puesta en escena. A través de un trabajo de tecnología, montaje y edición, dan vida a la voz del actor y director chileno, quien narra la obra.

La obra viene de una gira exitosa en Canadá y se presentó este año también en el Centro Cultural Palacio de La Moneda, en el contexto del Festival Internacional Teatro a Mil.

Interferencia conversó sobre el uso de tecnologías, inteligencia artificial, robots y de representar la importancia de Andrés Pérez- creador de La Negra Ester y precursor del circo teatro-, con el director Alejandro Moreno, dramaturgo de La Amante Fascista.

"La obra es primeramente un espectáculo de dramaturgia, así lo defino, y se inició con un trabajo de investigación sobre la dramaturgia, teniendo en consideración la pregunta ‘¿cómo poder hacer actuar a una persona que ya falleció?’".

Moreno, además, es cineasta, director de obras que tienen como escenario la región de Atacama, como Medea y su película más reciente Un Espectáculo Sin Show. Un tema que se repite en su trabajo es la tecnología, pero también el pasado, en especial la reconstrucción de teatros abandonados de la región de Atacama, tópico que también está presente en Rescate.

“Este teatro del desierto existe, fue fundado en 1886 y permanece abandonado en la comuna de Chañaral. Se cuenta que Andrés Pérez trabajó ahí, de ahí empieza una fábula que vamos contando. En este teatro, el Windsor de Chañaral, se comenta que se presentó la actriz francesa Sarah Bernhardt. Y se juntan estos hechos de que Ricardo Lagos, en su gobierno, se baña en la playa de Chañaral para mostrar que el agua no estaba contaminada, y en paralelo, echan a Andrés Pérez de Matucana 100, bajo el mandato de su esposa Luisa Durán”, reflexiona Moreno en esta entrevista.

- ¿Cómo nació este proyecto? ¿Cómo se generó esta idea de traer de vuelta la voz de Andrés Pérez al teatro?

- La obra es primeramente un espectáculo de dramaturgia, así lo defino, y se inició con un trabajo de investigación sobre la dramaturgia, teniendo en consideración la pregunta ‘¿cómo poder hacer actuar a una persona que ya falleció?’. Esta pregunta se resolvió a través del concepto de la voz.

La voz no ha tenido la importancia que tiene el cuerpo en las artes escénicas y es por eso que yo tomé todos los archivos que encontré de Andrés Pérez Araya y transcribí todo lo que él dijo y empecé, junto al ingeniero de sonido Joaquín Vallejo, a armar frases, a armar historias, a narrar, a hacerlo volver a hablar mezclando las palabras dichas a lo largo de las entrevistas que dio durante su vida. Es decir, mezclé un sustantivo que dijo en una entrevista en 1987 con un verbo que dijo en 1994 con un adjetivo que dijo en el año 2000, y así se formaron oraciones. 

Así, Andrés Pérez narra la obra y cuenta la historia de un grupo de niños, la historia de la vida de un caracol, la historia de una actriz francesa que vivió en Chile, la historia de una mujer que trabaja en un cabaret en Punta Arenas… Entonces, este espectáculo se inició con un proyecto de hacer hablar a una persona que ya falleció a través de los archivos de audio de esta persona, que se vuelve presente, porque el habla es de la persona.

"Este proyecto más que inteligencia artificial es un proyecto de artesanía artificial, ya que nosotros construimos manualmente, análogamente, el habla de Andrés Pérez, no fue un proceso mecánico de un software. Fuimos juntando como un collage de palabras".

- ¿Cómo fue para ustedes trabajar con la voz de una persona fallecida y con inteligencia artificial o robótica en la obra? Porque la inteligencia artificial en este momento ha planteado muchas interrogantes a nivel ético y también a nivel emocional. De alguna manera, implica traer a la vida a alguien que no está. ¿Cómo resolvieron este tema?

- Este proyecto más que inteligencia artificial es un proyecto de artesanía artificial, ya que nosotros construimos manualmente, análogamente, el habla de Andrés Pérez, no fue un proceso mecánico de un software. Fuimos juntando como un collage de palabras, pero se hizo manualmente y esa es la dramaturgia artificial, no es inteligencia artificial.

En relación a lo ético que tú mencionas, que es realmente relevante, la ética de este proyecto es un homenaje al patrimonio material e inmaterial al teatro chileno, al patrimonio inmaterial que es la voz de Andrés Pérez. Al principio, cuando la trabajamos, nos preguntamos mucho qué iba a pensar Rosa Ramirez, pareja de Andrés Pérez, actriz y directora. Pero ella fue a ver la obra y aprobó el proyecto simbólicamente. Para nosotros, ese fue el verdadero ‘vamos’ para continuar.

- ¿Qué significa Andrés Pérez para el teatro chileno? ¿Y cómo transmitir su importancia a un público que no es experto en teatro o que sabe poco de él?

- Es una figura importantísima para el teatro chileno.

Yo parto de la base del triste suceso de que Andrés Pérez fue desalojado, en el gobierno de Ricardo Lagos, por Luisa Durán, de los galpones de Matucana 100. Creo que esta humillación al director más importante que ha tenido Chile desencadenó en él una tragedia que acabó con su muerte. Este episodio traumático es para mí el motor de volver a la vida a Andrés Pérez, a través de su voz, ya que él fue humillado por Chile. 

Esta obra está hecha también con unos robots realizados en el departamento de mecatrónica de la Universidad de Nueva York, que construyen un gran aparato tecnológico y artesanal para que, al final, se le entregue al público algo simple, como decía Borgia.

Yo quise darle un teatro para este espectáculo, entonces el público va a ver la réplica de un teatro abandonado en el desierto y cómo este teatro en el desierto acoge la voz de Andrés Pérez y se va construyendo y reconstruyendo con la narración del mismo Andrés. Para los espectadores, esta es una obra muy entretenida sobre la voz de un hombre que ya no está, que le habla a un teatro abandonado, entonces esta es una obra muy emocionante y sobrecogedora sobre el teatro.

Este teatro del desierto existe, fue fundado en 1886 y permanece abandonado en la comuna de Chañaral. Se cuenta que Andrés Pérez trabajó ahí, de ahí empieza una fábula que vamos contando. En este teatro, el Windsor de Chañaral, se comenta que se presentó la actriz francesa Sara Bernal. Y se juntan estos hechos de que Lagos, en su gobierno, se baña en la playa de Chañaral para mostrar que el agua no estaba contaminada, y en paralelo, echan a Andrés Pérez de Matucana 100. 

- ¿Con qué sentimientos o emociones se va a enfrentar el espectador cuando vaya a ver la obra?

- Se va a enfrentar con algo muy impactante, con la inocencia. Con la inocencia, la ternura y el humor.

Esta obra está hecha también con unos robots realizados en el departamento de mecatrónica de la Universidad de Nueva York, que construyen un gran aparato tecnológico y artesanal para que, al final, se le entregue al público algo simple, como decía Borgia, con una difícil sencillez. Es decir, el público verá algo como un espectáculo de marionetas de ilusión en donde la ternura de la voz de Andrés Pérez te lleva por un viaje.

"Esta es una invitación a una obra de teatro que mezcla artesanía tecnológica para provocar un espectáculo de dramaturgia, en donde el espectador puede maravillarse con los poderes y la potencia del teatro".

Yo soy profesor de dramaturgia en Nueva York y mi tesis doctoral es sobre la voz, me he dedicado durante más de diez años a la construcción de robots. En la obra uno ve a un robot también y se mezcla la artesanía de la voz con un robot. Este robot es capaz de hablar y este robot es algo así como un actor que yo creé para mi dramaturgia. Así, el cuerpo del actor es reemplazado por un dispositivo tecnológico, porque el cuerpo de Andrés ya no está salvo en el Teatro Windsor, simbólicamente.

- ¿Qué le diría al público que le interesa esta temática o le interesa ir al teatro para motivarlos a ver esta obra?

- Esta es una invitación a una obra de teatro que mezcla artesanía tecnológica para provocar un espectáculo de dramaturgia, en donde el espectador puede maravillarse con los poderes y la potencia del teatro, con sus elementos. Es una obra creada en la región de Atacama, para todo espectador que quiera enfrentarse o dejarse encantar por la maravilla de algo que ya queda muy poquito, que es la belleza.



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