Una militante UDI o un independiente ex demócrata cristiano se transformará este domingo en el primer gobernador o gobernadora regional del Bío Bío.

Por el lado del oficialismo compite la ex presidenta del Consejo Regional, Flor Weisse, quien en la primera vuelta alcanzó el 19% de las preferencias. En la vereda opositora, con un 27% de respaldo en la jornada electoral de mayo, se ubica Rodrigo Díaz, carta apoyada por la ex Concertación que en 2019 abandonó las filas de la DC.

Entre ambos se zanjará la disputa por el Gobierno Regional del Bío Bío, plaza que tras la Metropolitana concentra la mayor atención del mundo político y económico. La Octava Región, con sus 33 comunas, es el tercer territorio del país en cuanto a padrón electoral, y aunque tras la creación de la Región de Ñuble se vio mermada en representación parlamentaria, sigue presente en las discusiones públicas a través de figuras como las de los senadores Jacqueline van Rysselberghe y Alejandro Navarro.

El empresariado también sigue con atención lo que sucederá hoy en las urnas. Bío Bío alberga una serie de grandes industrias, muchas de ellas cuestionadas por sus efectos socioambientales y vinculación con casos de corrupción. Entre las mayores firmas con asiento en la zona destacan las pesqueras agrupadas en Asipes, las forestales Arauco y CMPC, la estatal Enap, las energéticas Enel y Colbún y las inmobiliarias Aitué y Valmar.

La vocación extractivista de la región y la expansión urbana han sido caldo de cultivo para la emergencia de pugnas territoriales, como a su vez ha significado la organización del mundo social en defensa de humedales, borde costero y bosques. Específicamente en la Provincia de Arauco, en comunas como Cañete y Contulmo, son comunes los episodios de violencia en el marco del conflicto chileno-mapuche y las reivindicaciones de comunidades ante a la avanzada maderera. 

El cruce de los intereses políticos y económicos y los múltiples frentes que debe atender la autoridad regional, ha situado a la Octava Región como una de las más difíciles de gobernar según reconocen personeros ligados a La Moneda, de esta y la anterior administración, por lo que la tarea del futuro gobernador, un cargo respaldado popularmente pero con escaso margen de acción, se apresta sumamente compleja. 

Flor Weisse, una carta desde el conflicto en Arauco

La candidata oficialista Flor Weisse levantó su campaña al margen de la influencia de la senadora Jacqueline Van Rysselberghe, el cacicazgo político más relevante de la UDI local. Allegada al diputado por el Distrito 21 Iván Norambuena, nunca contó con la venia de Van Rysselberghe, quien hasta último momento y sin éxito intentó fraguar una candidatura de su corral. Muestra de la distancia entre ambas es que la ex presidenta de la UDI no podrá votar hoy por Weisse producto de su reciente viaje a Arabia Saudita.

La tensión entre ambos sectores del gremialismo pasa elementalmente por la disputa entre Van Rysselberghe y Norambuena, ya que este último tendría la pretensión de saltar al Senado y dejar su cupo de la diputación en manos de Weisse —en caso de no resultar electa gobernadora—. Y si bien Van Rysselberghe decidió mudarse a Ñuble para competir allá por un nuevo cupo senatorial, en Concepción busca instalar a su hermano, el diputado Enrique Van Rysselberghe, quien por ley no puede optar a un nuevo período en la Cámara Baja y ya manifestó su interés de cruzar al Senado. 

Más allá de las refriegas partidarias, Weisse, gobernadora de la Provincia de Arauco durante el primer gobierno de Piñera y ex consejera regional, ha intentado consolidar el soporte de Chile Vamos y uno de los temas que logra aunar las voces de la derecha es la violencia en Arauco, donde Flor Weisse se ha visto involucrada directamente como empresaria turística en la zona del lago Lanalhue. Allí, una hostería de su propiedad fue destruida en su totalidad a causa de una serie de ataques incendiarios. 

Estos acontecimientos y otras quemas registradas en la zona del Bío Bío la llevaron a endurecer el tono, acusando la existencia de terrorismo e intervención extranjera en la provincia y a asegurar que el gobierno de Sebastián Piñera “ha fracasado” en su abordaje de la situación.

Rodrigo Díaz, antes bacheletista y hoy independiente

Rodrigo Díaz es el claro favorito de la jornada. Intendente del Bío Bío durante el segundo mandato de Michelle Bachelet, fue uno de los pocos jefes regionales que se mantuvo en ejercicio durante toda la administración de la Nueva Mayoría.

Pero no solo se consagró de bacheletista. Su cercanía con los gremios profesionales y empresariales le llevó a ganar respaldo en el mundo privado, de donde proviene, tras su paso por el área comunitaria de la sanitaria Essbio entre 2007 y 2011. En efecto, hasta antes de su incursión como candidato a gobernador regional, ocupó el puesto de Gerente de Asuntos Corporativos de Buses Hualpén, espacio que le permitió estrechar vínculos con el empresario allegado a Evópoli Javier Álvarez, uno de los capitales económicos más importantes de la Región del Biobío. 

Ese perfil transversal, sumado a su renuncia a la DC en 2019 acusando desavenencias con el manejo de los partidos, lo convirtió en la candidatura bisagra en el arco de los postulantes de oposición y oficialismo al Gobierno Regional.

Hoy cuenta con el apoyo del PPD, el PS y la DC, aunque con el falangismo aún hay heridas por sanar. Durante su gestión como intendente, Díaz fue constantemente criticado en círculos demócrata cristianos por gobernar preferentemente junto a cuadros socialistas y no así con correligionarios. Más reciente es el impasse de octubre del año pasado, cuando diez alcaldes de oposición hicieron pública una misiva en la que respaldaban la candidatura de Rodrigo Díaz, descolgándose del pacto Unidad Constituyente.

¿Virar a la izquierda?

La apuesta de Rodrigo Díaz se encuentra en tensión cuando se le intenta clasificar en el espectro político. Su comando ha insistido en que se trata de una candidatura de centro izquierda, mientras que desde la UDI han intentado etiquetarlo como izquierda dura. Desde el mundo social en cambio, sostienen que el balotaje de hoy en el Bío Bío se define entre “dos derechas”.

Bastián Labbé, constituyente electo por el Distrito 20 (Concepción y alrededores) en representación de la lista Asamblea Popular Constituyente —que alberga una serie de movimientos sociales—, indica que “a la segunda vuelta pasaron dos derechas, Flor Weisse, que representa una derecha más dura y conservadora, y Rodrigo Díaz, que es un liberal que tiene un historial como promotor de proyectos extractivistas”.

Labbé, quien ha sido sindicado como una de las nuevas voces políticas del Bío Bío, dice esperar que el eventual Díaz gobernador sea distinto al Díaz intendente. 

“Ojalá la revuelta de octubre haya impactado en su visión política y su apertura hacia una región verde se refleje en la práctica y se ponga a disposición de la ciudadanía”, opina.

Independiente de una probable victoria de Díaz y lo que serán sus futuras definiciones, un posible giro a la izquierda del Gobierno Regional del Bío Bío quedará sellado solo en noviembre, cuando se renueve el Consejo Regional (Core), que administra el Fondo Nacional de Desarrollo Regional. 

Según pudo conocer INTERFERENCIA, la Lista del Pueblo, que también logró instalar una constituyente por el Distrito 20, estaría avanzando en su idea de competir en esta elección, mientras que desde el polo de izquierda partidario se busca afianzar la relación con los territorios para replicar en el Core una composición similar a la de la Convención Constitucional.

Así lo reconoce Javier Sandoval, consejero por Igualdad y candidato a la reelección, quien asegura que es central que “los candidatos del modelo pierdan la sobre representación” en el Core. Para eso, plantea, “estamos invitando a organizaciones y comunidades a levantar candidaturas conjuntas en todos las circunscripciones”.