En junio del año pasado se anunció públicamente que Caitan Spa, firma producto de la alianza entre la empresa japonesa Mitsui y Tedagua, perteneciente al grupo español Cobra, había conseguido 620 millones de dólares para la construcción de una planta desalinizadora en Mejillones. La planta alimentará con agua de uso industrial a la mina Spence, de la australiana BHP Billiton, moviendo cerca de mil litros de agua por segundo hacia la cuprífera.
El Grupo Cobra es un actor conocido en la construcción de grandes proyectos en el continente. En su mayoría pertenece a uno de los hombres más ricos del mundo, Florentino Pérez, quien posee el 13% de ACS (Actividades de Construcción y Servicios S.A.), empresa madre del Grupo Cobra. ACS, según la Revista Forbes, está valorada en 14.100 millones de dólares, siendo la segunda constructora más grande del planeta. Pérez, además, es conocido por ser dueño de gran parte de las acciones del club de fútbol Real Madrid, el cual preside.
El grupo Cobra también se ha hecho conocido por bullados conflictos comerciales, laborales y medioambientales. En Chile, en 2012, la empresa contratistas Salfa Corp, informó a la Superintendencia de Valores y Seguros en dos hechos esenciales una “incobrabilidad de 1.688 millones de pesos” por facturas no pagadas por Cobra, luego de la construcción de la Central Termoeléctrica Andina. En julio de ese año la empresa nacional anunció que había llegado a un acuerdo con Cobra, tras un pago de 15 millones de dólares.
Para abril de 2019, Cobra era la empresa con más sanciones por “formar carteles empresariales” en España, con más de 89 millones de euros de multas, en tres años, según el periódico eldiario.es. Entre las irregularidades se nombraba el reparto de dinero con otras empresas en procesos de licitaciones. La empresa tuvo una denuncia en Uruguay por supuestos contratos ilegales con la empresa Parque Eólico Kiyú. La transnacional fue acusada, en 2016, por la ONG Alianza por la Solidaridad, de intervenir el caudal del río Cahabón, en Guatemala, afectando a más de 29.000 indígenas de la zona.
Al igual que otros casos en América Latina, el proceso en Mejillones no ha estado exento de polémicas. Desde agosto de este año, el conflicto entre Cobra, empresa que está presente en la obra y construcción de la planta, y uno de sus proveedores de materiales, ha escalado hasta ser un problema comentado entre los empresarios de la zona.
Según antecedentes a los que accedió INTERFERENCIA, la empresa proveedora SSFull debía construir grandes vigas de metal y material de soporte para la planta que está levantando Cobra. Para ello se firmaron dos órdenes de compra, en enero y febrero de 2019, que sumaban cerca de 1.500 millones de pesos para la empresa SSFull. El compromiso inicial, según los proveedores, era un pago por adelantado del 15% de ese costo.
Este fue el primer punto de conflicto, ya que Cobra pagó un 10% en el adelanto, y no un 15%. SSFull afirma, en uno de los informes a los que tuvimos acceso, que la decisión habría sido unilateral y habría afectado su funcionamiento.
En junio, la relación comercial entre ambas empresas se quebró. La empresa proveedora tuvo un atraso en la entrega de materiales. Tras la entrega, con días de retraso, Cobra envió una carta con fecha 17 de julio de 2019, donde le indica a SSfull una serie de incumplimientos en la entrega del material.
Ese mismo mes, Cobra envió al proveedor un informe, realizado por una empresa externa, que indicaba las fallas en el material entregado, hecho que la transnacional considera grave, por lo que se ha negado a pagar la orden de compra. El 28 de junio, la empresa aludida contesta con un informe, en el que se indica con qué medidas y condiciones se realizó el trabajo de vigas y metales, todas entregadas previamente por Cobra, según ellos. SSFull agrega, además, el incumplimiento del pago de adelanto del 15% y manifiesta que la empresa española agregó anexos a la orden de compra en inglés, idioma que ellos desconocían.
La empresa española se negó a pagar por materiales que consideró que no cumplían con el estándar de calidad requerido. SSFull, sin embargo, insiste, en sus informes, en que los materiales se hicieron siguiendo las peticiones de la empresa Cobra y que luego, estos requisitos habrían cambiado unilateralmente, dejando su trabajo sin efecto. Más de 150 trabajadores que dependen de este proveedor han visto peligrar sus puestos de trabajo, mientras la firma ha accedido a factoring y a otros inversionistas para financiar las pérdidas.
Cobra, en tanto, avanzó en la construcción de la planta, contratando otro proveedor para el trabajo en vigas.
Los siguientes días son claves. Esta semana ambas firmas se reunirán para llegar a un acuerdo sobre el pago del material construido por SSFull. Este martes es el primer encuentro. Fuentes que comentaron la reunión con INTERFERENCIA afirman que esperan llegar a un acuerdo estos días, sin embargo piensan que esta es una lucha “contra un Goliat muy grande”, donde la empresa chilena tiene mucho que perder frente a la transnacional española.
Cobra S.A., que actualmente es dueña del puerto de Mejillones, tiene un largo historial de incumplimiento con sus proveedores. “Su modo de operar es el siguiente”, comenta una fuente que ha tenido negocios con esa empresa. “Te debemos 800 millones, te dicen, y ofrecen 200 millones en efectivo; si no aceptas, te amenazan con ir a juicio, un juicio que puede demorar años de años”.
INTERFERENCIA contactó a ambas empresas involucradas, pero ninguna de ellas se quiso referir a este tema.
Comentarios
Me parece que Cobra es una
Me podrian dar su correo
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