Desde que el pasado lunes 16 de marzo el gobierno chileno anunciara el cierre de sus fronteras, cientos de compatriotas que se encontraban en viajes de placer, trabajo o negocios vieron con angustia cómo sus vuelos de regreso a suelo nacional eran cancelados o reprogramados con fecha incierta.
INTERFERENCIA conversó con pasajeros que se encuentran estacionados en Cuba y México, muchos de ellos sin recursos para sobrevivir, residiendo en aeropuertos o en el hospedaje que un tercero les gestionó, en condiciones habitacionales y sanitarias paupérrimas -especialmente en el contexto del coronavirus- considerando que entre ellos hay ancianos, niños, mujeres embarazadas y personas con enfermedades como diabetes, fibromialgia y problemas respiratorios.
“Partimos con 300 personas y hoy nos quedan 210. Antes de ayer [martes] logramos sacar la mayor cantidad de chilenos de México que fueron 39 y eso fue gracias a que Rodrigo “Chino” Millar y Jorge Valdivia, junto con la red de futbolistas chilenos que están en México, lo pagaron de su bolsillo. Ellos pusieron dinero en nuestra fundación y nosotros fuimos inmediatamente a comprar los pasajes”, describe Conzuelo Pi de la Fundación Gajuca, organización chileno-mexicana que se ha encargado de gran parte de las gestiones de los chilenos que se encuentran varados en territorio mexicano.
“Es sumamente inhumano, en especial si uno lo compara con cómo se ha comportado, por ejemplo, el gobierno argentino, quienes a través de sus consulados y embajadas no solamente han hecho el catastro de toda la gente, sino que pusieron dinero por parte del Estado para pagar los hospedajes, la alimentación y los pasajes. En el caso del estado chileno, no se ha hecho absolutamente nada. Y te lo digo porque hace dos noches se contactó conmigo la jefa de gabinete del ministro de Relaciones Exteriores y ni siquiera sabía cuántos chilenos habían en esta situación en México”, aseveró Pi.
Los chilenos se han mostrado bastante contrariados con el poco apoyo que han recibido por parte de consulados y embajadas, denunciando que la mayor parte de sus gestiones se limitan al papeleo de permisos, pasaportes y visas, pero no han intervenido directamente en soluciones concretas, ya sea para repatriar a las personas o darles una solución habitacional temporal. Lo más cercano a ello fue la gestión del consulado en México que logró congelar la tarifa de LATAM -la única aerolínea que sigue cruzando la frontera chilena desde ese aeropuerto- en 500 mil pesos, después de que alcanzó a estar a más de un millón de pesos durante los días anteriores.
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“Las señales indican que el Estado no está respondiendo ni va a responder, y cada uno está a su suerte. Por eso como fundación decidimos dejar de pedirle ayuda al Gobierno porque no la vamos a conseguir. Para ello, habilitamos una cuenta corriente en Chile y otra en México para que tanto empresas como personas naturales puedan entregarle su apoyo a estos compatriotas”, indicó Pi, quien también cuestionó el tweet del ministro de Relaciones Exteriores, Teodoro Ribera, quien el 24 de marzo escribió “Buenas noticias. Llegó a Santiago vuelo Latam con el primer grupo de chilenos, originalmente pasajeros de Aeroméxico, que estaban esperando en aeropuerto Benito Juárez. Esperamos que hoy puedan seguir viajando más chilenos que se encuentran en la misma condición”, cuando el grueso de esos esfuerzos vinieron de la iniciativa de particulares.
Por ahora, las preocupaciones de la Fundación Gajuca están en averiguar los datos que faltan para tener el panorama completo. “Todavía queda evaluar cuál es el número real de chilenos que se encuentran varados en México, ya que todavía hay gente que no ha podido llegar hasta CDMX. Algunos se encuentran en Cancún, Acapulco, Cabo San Lucas o Guadalajara, y siguen en esos lugares porque están cancelados los vuelos hacia la capital”.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de un comunicado, ha expresado que “en coordinación con las líneas aéreas Latam, Sky y Jetsmart, se encuentra realizando sus mayores esfuerzos para ir en ayuda de los chilenos que no han podido retornar al país, producto de las medidas adoptadas por otros Estados y que han implicado el cierre de fronteras y la prohibición de vuelos de pasajeros. Estamos apoyando a las líneas aéreas, gestionando ante otras cancillerías las autorizaciones para que puedan realizar vuelos de rescate a aquellos lugares en donde aún resulta factible, logísticamente, acceder”.
De acuerdo a las estimaciones de la Cancillería, entre 2 mil y 3 mil compatriotas aún permanecen en aeropuertos extranjeros sin poder retornar al país.
Un panorama incierto
INTERFERENCIA tomó contacto con José Burdiles, empresario que se encuentra en Ciudad de México y que, al igual que muchos otros coterráneos, su vuelo con Aeroméxico fue cancelado sin vislumbrar una reprogramación ni poder acceder a una devolución del dinero.
“Mi vuelo de regreso era para el 28 de marzo y me notificaron el 17 que se cancelaba. Enviaron un correo donde se indicaba que por el Covid-19 el vuelo sería reprogramado y para ello había que comunicarse con el call center o las oficinas de Aeroméxico. El call center estaba completamente colapsado, con una espera de más de tres horas. Por ello, di con una oficina de la empresa cerca del lugar donde estoy quedando en calle Insurgentes. Empecé a ir todos los días, ya que no me daban solución”, relató Burdiles.
Pero el problema estaba recién comenzando. “Cada vez que iba la información era distinta y muy ambigua. En primer lugar se me dijo que tenía la opción de cambiar una vez el boleto, después que cualquier cambio iba a estar sujeto a ajuste tarifario. Me dijeron que iba a ser para el 5 de abril pero eso no ocurrió. Luego me dijeron que podía ser para el 16 y tampoco. Y finalmente me programaron para mayo”.
Burdiles describe que incluso fue con la intención de comprar otro ticket para su regreso y postergar el que tenía para una fecha en diciembre, ya que tendría que regresar a la ciudad por negocios, pero le dijeron que aquel cambio significaba pagar 600 dólares.
“Yo les decía ‘ustedes no saben en qué situación estoy. Yo puedo mantenerme acá porque tengo familia en Ciudad de México, pero ¿y la gente que está en el aeropuerto?’. Cualquier política básica es reubicarte en otra aerolínea o al menos reembolsarte el dinero o una parte de él. Pero no sólo no te reembolsan, sino que te cobran 200 dólares por cada cambio de pasaje, si es que se cancela tu vuelo. Es una burla”, afirmó.
Aeroméxico, al igual que Copa y Avianca, son de las aerolíneas con las que los chilenos en el exterior han tenido más problemas durante esta crisis. El propio canciller escribió en su cuenta de Twitter el martes pasado para instar a esas empresas que adosen sus vuelos pendientes a otras firmas. “Exigimos a Aeroméxico, Copa y Avianca que den solución a los chilenos que les confiaron su viaje: los cielos de nuestro país están abiertos para sus aviones y, por lo tanto, si no quieren volar, por ética y por humanidad, deben devolver el dinero a nuestros connacionales”.
Estancados en la isla
Este miércoles, la empresa Aerolíneas Argentinas informó que desde el 13 de marzo habían logrado repatriar a más de 10.000 argentinos que se encontraban varados en zonas de riesgo. “Estamos realizando un esfuerzo operativo sin precedentes. Todo el personal de Aerolíneas y Austral se encuentra absolutamente enfocado en la operación con unos estándares muy altos de profesionalismo pero también con mucho amor por lo que hacen”, expresó Pablo Cerani, presidente de la aerolínea trasandina.
Situación que contrasta de forma dramática con la realidad de los casi 600 chilenos en Cuba, quienes vieron cómo turistas argentinos, españoles, italianos, ingleses y franceses eran devueltos a sus países de origen en vuelos comerciales especiales gestionados por esas embajadas.
“Ya no quedan turistas extranjeros más que los chilenos, que en su mayoría están reubicados en un hotel, donde están pagando 25 dólares diarios con comida”, dice el sociólogo Juan Luis Marré, quien se encontraba en Cuba realizándose un tratamiento médico al momento de la crisis.
“Yo venía por 10 días, que es el caso de la mayoría de los chilenos, donde gran parte viene por períodos breves. La mayoría de los que estamos aquí varados tenía vuelos esta semana o la próxima. En mi caso era para el 24 de marzo. Al producirse la emergencia y el aviso de que se cerraba la frontera chilena, nosotros rápidamente nos comunicamos con la embajada para solicitar orientación pero fueron muy inoperantes. Se nos dijo que estaban tratando de coordinarse con Aeroméxico y la empresa no les respondía. ¿Entonces que quedaba para nosotros, que éramos simples usuarios?”, cuestiona Marré.
El sociólogo está cauteloso por su estado de salud al ser diabético insulinodependiente y encontrarse en el grupo de riesgo frente a la pandemia del Covid-19, pero asegura que su situación, hospedándose en la casa de una chilena residente, es un poco más cómoda que la de los chilenos que se encuentran reubicados en el hostal, donde han existido denuncias de hacinamiento y falta de salubridad.
“No tenemos certeza de nada. Estamos en contacto con la embajada, quienes nos pidieron que nos empadronemos hasta nuevo aviso, pero ni siquiera han podido comunicarse con las aerolíneas por lo que nos encontramos en una incertidumbre total. Ellos han hecho lo que han podido pero no tienen los medios como para encargar una avión o algo por el estilo, eso depende de la Cancillería”, apuntó el sociólogo.
Según Marré, desde el 23 de marzo ningún chileno ha podido dejar la isla. INTERFERENCIA se comunicó con Noemi Abarca, chilena que alcanzó a viajar a suelo nacional antes de esa fecha y ahora se mantiene atenta lo que sucede con el resto del grupo a través de Whatsapp, a quienes ha intentado enviarles tarjetas de prepago para que puedan comunicarse con sus familias.
“Ni la cónsul ni el canciller, nadie respondió a los requerimientos de familiares que estaban haciendo gestiones desde Chile para sacarnos y acá sólo pudimos hablar con la tercera secretaria del consulado. En Cuba el país entró en cuarentena total, los hoteles estaban cerrando el 20 de marzo y expulsando a todos los extranjeros”, relató Abarca.
“Tengo más de 60 años y estuve tres días y dos noches durmiendo en aeropuertos. Estuve con analgésicos, sin poder hablar por los dolores corporales y lo traumático del momento. Nosotros compramos un viajecito en cuotas, somos gente de clase media que no tiene recursos para pagar algo extra como un pasaje en primera clase o un hotel carísimo de imprevisto. Nos quedaban cuatro días en Cuba y sólo porque vimos una noticia del cierre de fronteras por casualidad pudimos correr al aeropuerto y embarcar días después”, indicó.
Al igual que gran parte de los chilenos, acusa negligencia en las gestiones que pudieron realizar las autoridades nacionales: “La cónsul de Cuba se adjudica nuestra vuelta, y ellos no hicieron ninguna gestión por nosotros. Que demuestren con documentos que hicieron gestiones, porque yo puedo demostrar con mails que no hicieron nada”.
Comentarios
Porque tenemos que pagar la
Desde q comenzó este gobierno
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