Este miércoles 26 de julio se dio a conocer, a través de The Irish Times, la muerte de la cantante irlandesa, Sinead O’Connor, artista que se hizo conocida en la década de los ochenta en el mundo con su éxito Nothing compares 2U.
Aunque aún no se conocen las causas de su muerte, se sabe que la artista llevaba años afectada por una fuerte depresión, la que se habría agravado tras la muerte a los 17 años de su hijo Shane Macgowan, en enero del año pasado.
A pesar de que su tema más conocido es una canción de desamor, O’Connor se definió siempre como “una cantante de protesta”, involucrada siempre en causas sociales y en temas como la guerra y los derechos humanos.
Ese ímpetu la trajo incluso a Chile, al concierto organizado por Amnistía Internacional llamado Desde Chile… un abrazo a la esperanza, realizado en octubre de 1990 en el Estadio Nacional. La noche que se presentó cantó sus grandes éxitos, prendió una vela por el fotógrafo quemado vivo por una patrulla militar, Rodrigo Rojas De Negri, y pidió un minuto de silencio por quienes murieron en ese estadio.
“Recuerdo que era un momento muy triste para mí, yo en ese momento era muy joven, tenía 23 años, y vivía también en un país donde había mucho conflicto, entonces estar ahí reflejaba la misma tristeza que yo sentía en casa”, aseguró la artista en 2015, cuando volvió a Chile al festival Womad.
Tras la decisión de O’Connor de criticar al papa había un movimiento emergente de víctimas que comenzaba a alzar la voz sobre los abusos sufridos por sacerdotes, la mayoría acallados y encubiertos por la Iglesia, la que en ese momento era 'todopoderosa' en la católica Irlanda.
Su interés por estos temas no sorprendió a los organizadores del programa de TV de Estados Unidos Saturday Night Live, quienes invitaron a la cantante a presentarse en octubre de 1992 a un programa en vivo, donde ella anunció que cantaría la canción War de Bob Marley y que mostraría la fotografía de un niño desnutrido al final del tema. Sin embargo, en su presentación, a capela, cambió parte de la letra, reemplazando las referencias al racismo por el abuso sexual a niños. Al finalizar su canción, mostró una foto del papa Juan Pablo II, mientras cantaba “el bien triunfará sobre el mal”. Finalizó con la frase “lucha contra el verdadero enemigo”.
El silencio del set fue total. La presentación tuvo miles de denuncias, mientras que creyentes católicos le tiraron huevos a la salida del canal. Días después, en un concierto en Nueva York en tributo a Bob Dylan, la cantante fue abucheada. Los siguientes programas Saturday Night Live tuvieron a invitados que criticaron a O’Connor, incluyendo a Madonna y Joe Pesci. Tras este episodio, su carrera se fue cuesta abajo.
Pero, la decisión de O’Connor de criticar al papa había un movimiento emergente de víctimas que comenzaba a alzar la voz sobre los abusos sufridos por sacerdotes, la mayoría acallados y encubiertos por la Iglesia, la que en ese momento era 'todopoderosa' en la católica Irlanda.
Los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes y religiosos hacia niños y niñas estaban comenzando a hacerse públicos en Irlanda, tierra natal de la cantante, y poco después explotarían en otros países de Europa, en Estados Unidos -en particular en Boston, donde hay una fuerte presencia del clero católico irlandés- y, años después, en América Latina.
El informe de la Comisión emitido el año 2009, conocido como Informe Ryan, reclutó más de mil testimonios de víctimas, pero calculaba en mucho más el número real de niños y niñas afectados por abusos sexuales, tortura y maltrato físico y psicológico.
Abusos en Irlanda
A principios de los 90, algunas pocas víctimas comenzaron a contar sus historias de maltratos físicos y abusos sexuales a la prensa en Irlanda, la que tímidamente fue tomando en cuenta estas historias, en uno de los países más católicos del mundo. Según el Censo de 2010 de ese país, 88 % de su población se declaraba católica, cifra que ante todos estos escándalos, ha ido bajando a 78 % en 2016.
Uno de los casos más conocidos, que llegó a la televisión estatal, fue el de Christine Buckley, quien cuando niña en la década de los 50 y 60 vivió en un orfanato a cargo de un grupo de religiosas, quienes las golpeaban, las mantenían trabajando casi todo el día y les aplicaban horribles castigos. De a poco, su caso fue llamando la atención del público y comenzaron a conformarse las primeras agrupaciones de víctimas de religiosos católicos en Irlanda, justo a principios de los 90.
Agrupaciones como One in Four, Irish Survivors of Child Abuse y el Centro Aislinn (fundado por Buckley), presionaron a las autoridades para conformar una comisión de verdad que investigara los cientos de casos que aparecían año tras año. Fue así como en el año 1999 se formó la comisión de verdad, bajo la ley de la Comisión para la Investigación de Abuso a Niños. La Comisión fue la primera de este tipo en el mundo y escuchó a víctimas de 216 instituciones católicas (entre colegios, fundaciones, orfanatos, etc.). Una de las congregaciones con más víctimas era Los Hermanos Cristianos, quienes asumieron ante la Comisión el juicio canónico de una treintena de clérigos acusados de abusos sexuales a niños, todo con una red de protección detrás.
Los “donativos” de la Iglesia para el fondo de reparación se realizaron, en muchos casos, con la condición de procesar judicialmente a los victimarios, sacerdotes y religiosas que han quedado impunes o, en muchos casos, solamente fueron traslados a otras diócesis.
Finalmente, el informe de la Comisión emitido el año 2009, conocido como Informe Ryan, reclutó más de mil testimonios de víctimas, pero calculaba en mucho más el número real de niños y niñas afectados por abusos sexuales, tortura y maltrato físico y psicológico.
En paralelo, en 2002, comenzó un plan de reparación estatal para las víctimas de todo tipo de abusos, que incluía atención médica, psicológica y montos en dinero. Ya para el año 2014, se había indemnizado a más de 15 irlandeses. De esos montos, 105 millones de euros provienen de ventas de propiedades de la Iglesia católica, que distintas órdenes religiosas se comprometieron a donar para el fondo de reparación. Sin embargo, ese monto aún no es ni la mitad del compromiso que adquirió la Iglesia cuando se inició el plan de reparación.
Además de estos avances en la búsqueda y publicación de la verdad y la reparación de la víctimas, se suma las disculpas públicas que ha realizado oficialmente el Estado irlandés a quienes sufrieron estos abusos. Pero los “donativos” de la Iglesia para el fondo de reparación se realizaron, en muchos casos, con la condición de procesar judicialmente a los victimarios, sacerdotes y religiosas que han quedado impunes o, en muchos casos, solamente fueron traslados a otras diócesis cuando la Iglesia investigó sus casos.
Comentarios
"Pero, <TRAS> la decisión de
Valiente. Se adelantó décadas
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