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Lunes, 4 de Agosto de 2025
[Sábados de streaming – Series de TV]

Adolescencia: El lobo y el bosque

Juan Pablo Vilches

Por ser un prodigio técnico y un aporte al debate público, merecidamente es considerada como la serie del momento. ¿Es perfecta? Ciertamente que no, pero tiene el valor de decir más de lo que parece. HAY SPOILERS. 

Antes de convertirse en el director favorito de Hollywood, al que se le confía la revitalización de monumentos como Blade Runner o Dune, Denis Villeneuve filmó en su Canadá natal una de las primeras películas sobre la violencia incel. Polytecnique (2009) cuenta la matanza perpetrada en el Instituto Politécnico de Montreal por Marc Lépine, quien asesinó a 14 estudiantes mientras declamaba contra el efecto destructor del feminismo y del empoderamiento femenino en la vida de los sujetos como él.

Filmada en blanco y negro para que no se viera la sangre, y filmada en otro instituto –aun contando con autorización para hacerlo en el lugar de los hechos– por respeto a las víctimas y sus familias, la película se centra en mostrar con parsimonia esos largos minutos en que el infierno mental en el que vivía Lépine se convirtió en un infierno para todos los demás.

La miniserie británica Adolescencia supuestamente aborda el mismo fenómeno, pero a la inversa: no se centra en el hecho sino en sus consecuencias, y a través de estas explora sus causas. 

Jamie Miller (Owen Cooper) tiene cuerpo, cara y voz de niño, aunque tiene 13 años, por lo que es técnicamente un adolescente. Este adolescente es arrestado en su casa, ante la mirada sorprendida y aterrada de sus padres y hermana, acusado de asesinar a puñaladas a una compañera del colegio, en un largo plano secuencia que se prolonga mientras Jamie es llevado a la comisaría, registrado en su ingreso, examinado físicamente, puesto en contacto con un abogado y con su padre (Stephen Graham, quien además es cocreador de la serie) e interrogado con las pruebas de su culpabilidad.

Razonablemente se ha criticado que la construcción de todo este procedimiento en un solo plano secuencia no hace más que sacrificar la verosimilitud de este primer episodio en aras de un virtuosismo técnico y actoral innegables, mas no necesariamente funcionales a sus aspiraciones de relevancia cívica.

¿Es así? Veamos. El segundo episodio transcurre un par de días después en el colegio al que Jamie no volverá, donde el plano secuencia vuelve a eternizarse mientras seguimos a los policías a cargo del caso, recorriendo todo el recinto a la busca de testimonios, pistas incriminatorias y, sobre todo, razones. 

Y a estas alturas, entendemos que la fuente de esta serie no está en Polytechnique, sino en otro lugar. Otra serie, de hecho.

L'effondrement (Colectivo Les Parasites, 2019) es una producción francesa de ocho episodios, cada uno consistente en un plano secuencia y cada uno en un lugar distinto, diseñada para mostrar con pincelazos intensos la dinámica paulatina del colapso de la civilización: cómo se vería esta debacle y cómo se comportaría la gente en un supermercado, en una gasolinera o en un asilo de ancianos, cuando todo lo que sabemos y conocemos deje de tener sentido.

El segundo episodio de Adolescencia está ahí para trasmitir otra forma de colapso, o de debacle, donde los profesores sobrepasados y resignados y los alumnos rabiosos conviven en una pantomima incapaz de cumplir con su función: la de transmitir a la generación siguiente lo que más atesoramos como civilización. Y ese vacío lo llenan los Andrew Tate, los admiradores de Lépine y los demás vociferantes incels que infectaron la inquieta mente del pobre Jamie.

El fracaso del sistema educativo es también el fracaso de la “sociedad docente”, compuesta además por la familia, los medios de comunicación o el mismo sistema judicial, para quienes la mente del muchacho parece inalcanzable. Y de ello da cuenta el tercer episodio –otro plano secuencia único en otro lugar, la cárcel de menores, algunos meses después–, donde Jamie y la psicóloga que lo evalúa (Erin Doherty) se enzarzan en una batalla de intensidad teatral; magnífica en su ejecución y devastadora en cuanto a la incapacidad del mundo adulto para entender o intervenir en el mundo del joven.

Por sus consecuencias fatales y porque han ocurrido hechos semejantes, la serie se centra en la misoginia incel, pero ese secuestro mental puede provenir de otras fuentes y tener otros contenidos, como la anorexia, el terraplanismo, el fascismo o hasta una pareja particularmente tóxica y manipuladora. En otras palabras, el problema no está (solo) en el lobo de turno. El problema está en el bosque que circunda la anomia o la orfandad. 

El cuarto y último episodio existe para responder a esto y a muchas cosas más. Y tal vez ahí está el problema. Este plano secuencia no está tan centrado en un lugar como en un grupo humano: la (muy normal) familia de Jaime a la espera del juicio, mientras el joven sigue recluido en el centro que ya conocimos. El día de cumpleaños del padre parece una buena excusa para recuperar cierta normalidad en medio de lo que se podría caracterizar como una tierra arrasada.

En ese intento, el episodio da cuenta de la hostilidad del entorno, el influjo del asesinato en otros jóvenes “infectados” como Jamie, y el recuerdo de lo que era la vida antes del desastre. O mejor dicho, cuando el desastre ya había ocurrido, solo que no se habían dado cuenta.

Ante la pluralidad de propósitos, el guion se maneja relativamente bien hasta que se centra en las preguntas que se formulan los padres respecto de lo que pudieron o no pudieron hacer. Escena crucial desde el punto de vista de la temática, pero sobre-escrita; con más palabras de las necesarias, tal vez por causa del efecto Netflix. Es decir, el de ser un producto potencialmente visualizable en 190 países, con diversas formas de procesar la información que compone un relato. 

Más allá de esto, Adolescencia ha logrado algo muy inhabitual, algo que ya parecía imposible con el nivel de degradación al que ha llegado la industria del entretenimiento: impactar en la discusión pública. 

El primer ministro británico, Keir Starmer, vio la serie con sus hijos de 14 y 16 años y se pronunció al respecto, diciendo: “Esta violencia llevada a cabo por hombres jóvenes, influenciados por lo que ven en línea, es un problema real, es detestable, y debemos abordarlo”.

Y está muy bien que lo hagan, pero la misma serie dice con claridad que la raíz del problema no está necesariamente ahí.

Acerca de...

Título original: Adolescence

País: Reino Unido

Exhibición: Una temporada de cuatro episodios (2025) 

Creada por: Jack Thorne y Stephen Graham

Se puede ver en: Netflix

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