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Viernes, 8 de Agosto de 2025
Clase política 'off side'

Piñera llama a la unidad y luego a la guerra en medio del desconcierto opositor

Lissette Fossa

En medio de la crisis por el estallido social, el presidente Sebastián Piñera ha invocado en varias ocasiones a la unidad de la clase política. Lo hizo convocando a los jefes del Senado y la Cámara, para dar gala republicana a la medida de congelar el alza del pasaje del Metro; una medida que ya se había tomado, que llegó tarde y que es insuficiente. Y lo hizo después de anunciar su guerra contra el vandalismo, en la que aseguró que no hay espacio para la disidencia.

Mientras el descontento era el protagonistas en las calles este domingo, la clase política vivió su propia crisis, al verse desconcertada respecto de lo que está pasando a nivel social, y sin poder dar perspectiva ni respuesta respecto de lo que está pasando. 

Ya no solo se trata de las desafortunadas declaraciones del viernes pasado de José Miguel Insulza (PS), quien dijo que era "favorable a reprimir con energía" o de Felipe Harboe (PPD), quien calificó como "una expresión millennial inaceptable" el llamado a evadir el pasaje del Metro. Es toda la clase política, la que ha quedado off side en el debate, pues ninguna declaración ha movido la dirección de la protesta, en un sentido o en otro.

Durante el tercer día de protestas, el domingo 20 de octubre a eso de las 15:00 horas, cuando estas no amainaban, el presidente Sebastián Piñera recibió al presidente del Senador, Jaime Quintana (PPD) y el presidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores (DC).

Tras el encuentro, Piñera afirmó "comprender" las razones de las manifestaciones y anunció que las tres autoridades priorizarán el avance rápido del proyecto de ley que detiene el alza del pasaje de Metro, con lo que esperaba que el anuncio -a esa altura tardío e insuficiente- atenuara la animosidad de los manifestantes.

"Estamos dispuestos a trabajar en un acuerdo nacional de gobernabilidad para reducir las inequidades en Chile. Aquí hay una crisis que no solo detona por la alzas en el Metro. Aquí hay un conjunto de hechos que se han acumulado en el tiempo. Y por ello, todo el mundo político debe asumir la responsabilidad respecto de cómo hemos llegado a esta situación”, afirmó Quintana, tras el encuentro.

“Llegó el momento del diálogo y la búsqueda de acuerdos por el interés nacional”, concordó el diputado Flores. 

Sin embargo, estas palabras no fueron ni siquiera consideradas por la ciudadanía, la que continuó con las protestas en distintos puntos del país, como si nunca las autoridades se hubiesen reunido. Después de todo, en rigor, no había nada nuevo en el encuentro, pues el congelamiento de las tarifas ya había sido anunciado por Piñera el día anterior.

Así y todo, el operativo comunicacional para dar la impresión de unidad y de esfuerzos de estado, estuvo cerca de fracasar en el Congreso.

La bancada del Partido Comunista se negó a votarlo y salió de la sala, apelando a que no legislará bajo estado de emergencia, con los militares en las calles. Los diputados del Frente Amplio salieron de la sala por los mismos motivos. Sin embargo, luego de unos minutos de debate interno, volvieron a votar el proyecto. La estrategia fue encabezada por el diputado Pablo Vidal, quien expresó que supeditarían su voto en favor de congelar el alza a -en paralelo- alzar la pensión básica solidaria y aprobar el proyecto de ley de jornada semanal de 40 horas laborales, la cual fracasó pues era políticamente inviable abrir negociaciones respecto de algo que todo el mundo entendía como urgente. La vocera de gobierno, Cecilia Pérez, afirmó que el Frente Amplio se "salió con los tarros" con sus peticiones, entre otra lluvia de críticas.

Tras otras declaraciones cruzadas, y entradas y salidas de diputados, el proyecto se aprobó a eso de las 20.15 hrs. con 103 votos a favor, el único voto de rechazo del diputado René Alinco y la abstención de Marisela Santibáñez. El proyecto de ley que impide el alza del transporte público en la capital pasará a debatirse en el Senado, a las 16.00 hrs de este lunes.

Una discusión ineludible para la clase política, pero que a esta altura es menor dado el espiral de acontecimientos. Algo que estaba claro desde la noche del sábado, con el anuncio de Piñera, que no cambió un ápice los ánimos, cuando ya todo el mundo -de fuera de la política- tenía claro que el asunto del pasaje, a esta altura, era solo un gatillante.

Horas después, por la noche y bajo toque de queda, Sebastián Piñera dijo que el país vive una guerra contra el vandalismo, y que no hay espacio para las medias tintas. “Hay algunos que no lo han hecho [condenar la violencia social], o que cuando lo hacen siempre dejan espacio a la ambigüedad (...) En cierta forma, están facilitando el camino de quienes quieren destruir nuestra democracia”, declaró dejando tras de sí un reguero de críticas opositoras por considerar el estallido social como una guerra, ante la cual solo se puede estar con la autoridad.



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