selección chilena

El fútbol juvenil chileno carga con problemas estructurales: campeonatos mal organizados, clubes que priorizan los negocios sobre la formación, técnicos que rotan con la misma frecuencia que los hinchas cambian de cábalas, y un scouting que muchas veces no sale de la Región Metropolitana. En contraste, los jóvenes que compiten en otros deportes suelen formarse en procesos largos, con entrenadores estables y con un compromiso familiar que muchas veces reemplaza el apoyo institucional que no llega.

El jogo bonito brasileño, el catenaccio italiano, el fútbol total holandés, el tiquitaca español, el juego directo de los alemanes; son filosofías sobre cómo entender el balompié que, además, expresan la idiosincrasia de los habitantes de una nación. En algunos casos, la mera disposición mental a enfrentar el juego, identifica a ciertos cuadros, como es el caso de la “garra charrúa” o la “casta guaraní”. Sin embargo, existen también equipos veleta que no han logrado consolidar su personalidad y se conforman con alinear once jugadores que busquen el triunfo o evitar la derrota. Lamentablemente, ese es el caso de la Roja.

Entre las más de 150 fotografías, hay un capítulo especial dedicado a la barra de Los de Abajo y al partido entre la U. de Chile y River Plate en 1996, que terminó con violentos enfrentamientos entre las barras y con la policía trasandina.