Movimiento de Izquierda Revolucionaria

Tras cumplirse cinco décadas de su muerte en combate, Interferencia republica diez piezas periodísticas que dan cuenta de la biografía de Miguel Enríquez y el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), comenzando con su infancia y adolescencia en Concepción, su paso por la emblemática casa de estudios de la ciudad y su ambivalente relación con Allende y el gobierno de la Unidad Popular.

Este artículo fue publicado en la revista Ercilla, en su edición del 18 de abril de 1973.

Este artículo corresponde al Capítulo 3 del primer tomo del Libro “El MIR de Miguel”. Aquí, el autor cuenta el paso por Medicina de la Universidad de Concepción del futuro líder del MIR y las diversas alternativas ideológicas que barajó en la intensa década de los años 60’.

Desde el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 hasta mediados de 1976, la DINA había golpeado duramente al MIR. Prácticamente toda su dirección había caído en manos de los hombres de Manuel Contreras. Se contaban por decenas los muertos, los desaparecidos y los detenidos en los cuarteles secretos de la poderosa policía secreta del régimen militar.

El sueño del PS de dirigir la organización que tenía como misión garantizar la seguridad de su Presidente, y que poseía también la mayor cantidad de armas y recursos logísticos, se cumplió hacia 1972.

El ex integrante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Max Marambio, relata la relación de éste colectivo con el presidente, como también detalles de la interna del "Grupo de Amigos Personales", el cual tenía la misión de brindar protección al mandatario.

En abril de 1970 el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, a través de su Secretariado Nacional, entregó su pronunciamiento sobre las elecciones presidenciales previstas para el 4 de septiembre de ese año. Esa declaración fue publicada por la revista Punto Final el 12 de mayo de 1970, texto que a continuación INTERFERENCIA reproduce en toda su extensión.

Después del atentado contra Augusto Pinochet y de terminar con el cautiverio del coronel Carlos Carreño, Mauricio Hernández Norambuena y el FPMR continuaron con los secuestros en Brasil como forma de financiar al grupo, método que los juntó con la ETA que hacía lo mismo en dicho país.