Este artículo es parte de la edición del pasado viernes 1 de marzo de 2024 de nuestro newsletter exclusivo La Semana, el cual disponemos ahora para todo público.
Durante esta semana la cifra de muertos por los operativos militares de Israel en la Franja de Gaza alcanzó la cifra de 30.000, dentro de la cual 25.000 son mujeres o niños, es decir, no combatientes. Esto, según fuentes sanitarias palestinas e internacionales, las cuales no han sido seriamente discutidas.
Se trata de una cifra tres veces superior al de los muertos civiles de la guerra en Ucrania, la que ya inició su tercer año, la que compromete a Israel frente a las acusaciones por genocidio que varios países han respaldado, partiendo por Sudáfrica, país que a fines de 2023 acusó ante la Corte Penal Internacional, que en la Franja de Gaza se estaba perpetrando un 'genocidio', conforme lo establece la Convención la para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En concreto, Sudáfrica -el país por ell cual existe el delito de lesa humanidad del apartheid- acusa a Israel de perpetrar actos de “carácter genocida, porque están destinados a provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino”.
Entre los argumentos de la acusación están los desplazamientos a los que los palestinos son sometidos, dada la estrategia militar israelí para combatir Hamás en las ciudades palestinas por medio de la infantería, la privación de alimentos, agua y asistencia médica, la destrucción de la "vida palestina" al realizar ataques a lugares tales como escuelas, viviendas, lugares de culto, hospitales y otra infraestructura civil, y, por supuesto, el asesinato de palestinos, los que cerca de la fecha de la acusasacion rondaban los 24.000 (al menos esa es la cifra que se manejó cuando se conmemoró los 100 días de iniciado el conflicto, el 14 de enero de 2024).
Cabe mencionar que Sudáfrica funda su acusación contra Israel en el Artículo II de la Convención contra el Genocidio, de la cual ambos países son firmantes. En dicho artículo se dice, textualmente; "En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.
Acá el libelo en español completo, traducido por la CGT de España.
También Sudáfrica solicitó medidas cautelares para detener los actos considerados criminales, algo que, a la luz de la ominosa cifra de 30.000 -6.000 más que en enero- indica que no se ha detenido la masacre, aunque en este periodo la tasa de muertos es inferior que al principio del conflicto.
Y peor, nada indica que no haya una aceleración de las muertes en el futuro, si es que se considera el ataque reciente de un campo de refugiados palestino al sur de la ciudad de Gaza, en el que al menos fueron asesinados 112 refugiados, y la intención del premier israelí, Benjamin Netanyahu de extender las operaciones militares a la ciudad de Rafah, al sur de la Franja de Gaza, en la frontera con Egipto, y donde se concentra la mayor cantidad de desplazados, los que se calculan en un millón. Cabe mencionar que incluso Estados Unidos ha objetado dicha iniciativa militar por los altos costos humanitarios que supone invadir una zona densamente poblada, llena de refugiados y fronteriza. Pero Netanyahu insiste, pues dice que sin ese objetivo militar Israel no podrá vencer a Hamás.
Frente a las acusaciones de genocidio, las que recientemente fueron alimentadas por Lula da Silva, el presidente de Brasil, Israel las ha negado con indignación, pues dice que el país ha establecido corredores humanitarios y permitido la asistencia humanitaria. Además afirma que ha intentado minimizar las bajas palestinas, las que considera colaterales a las incursiones que buscan cumplir objetivos militares en su legítima autodefensa ante el ataque y la amenaza que significa Hamás para el país, sin que sean producto de operaciones de castigo a la población palestina. Israel, además -dicen sus defensores- ha aceptado acudir al Tribunal Penal Internacional para defenderse de la acusación de Sudáfrica, país al que acusa de alinearse con Hamás.
Es decir, Israel niega que el daño que causa sea 'deliberado' para destruir parcialmente a los civiles palestinos, lo cual es un punto clave del Artículo II de la Convención.
El punto sobre el 'genocidio' es crítico por las connotaciones políticas e históricas que tiene. En especial porque no solo remite al apartheid sudafricano, el cual configuró su estatuto legal bajo esa experiencia, sino porque el concepto jurídico de 'genocidio' nació para incluir procesos 'intermedios' de exterminio, que consideran eliminaciones parciales, desplazamientos y otras formas de castigo colectivo, con el propósito de erradicar grupos humanos de algún lugar. Lo anterior, aunque la concepción popular del término más bien refiere a actos superlativos de eliminación física de pueblos completos, cuyo máximo ejemplo son los judíos durante la Segunda Guerra Mundial bajo la Europa nazi.
Es decir, si es que avanza la atribución de un genocidio a Israel, el país terminará homologado al 3° Reich alemán, el régimen que mayor mal ha realizado contra los judíos, y el perpetrador del peor genocidio de la historia, mediante el cual fueron eliminados 6 millones de miembros de ese pueblo.
El punto, a mi juicio, es de extrema complejidad, pues dicha homologación podría desatar una nueva ola antijudía, como periódicamente ha sucedido en la historia, y porque la comparación no es exacta. Tecno-jurídicamente el concepto de 'genocidio' admite varios grados respecto del 'superlativo nazi', si se me permite el concepto, y si bien los crímenes no son cosa primordial de números, a veces los órdenes de magnitud expresan cambios cualitativos muy relevantes. Además, la misma Convención distingue la intención de exterminio "parcial" (que es el caso de Israel, según Sudáfrica) y "total" (que es el caso de la Alemania nazi).
Así, si bien es engañoso -desde la perspectiva penal- afirmar que los israelíes han causado la muerte de 'solo' un 0,5% del total de víctimas judías de los nazis, hay algo en esa comparación que expresa diferencias respecto de la sistematicidad, el odio y la crueldad empleados, algo que también debe ser analizado si se busca comparar -por ejemplo- a Hitler y Netanyahu.
De todos modos, en dicha comparación -la de los números- habría que considerar no solo los eventos desde el 7 de octubre de 2023 que dio inicio a este conflicto, sino que la larga historia del conflicto palestino-israelí, y también las bajas israelíes, las que -pese a ser minúsculas frente a las bajas palestinas- al menos son relevantes, lo que no pasa con los nazis caídos en manos de organizaciones judías clandestinas durante la Segunda Guerra Mundial, las que fueron raras y excepcionales.
Es así como en Israel el asunto de las acusaciones por 'genocidio' los ofende, hiere y preocupa, por lo que han llevado la discusión acerca de cómo esto favorece a Hamás en el campo internacional. Sin embargo, me quedo con lo que dice Gideon Levy -el afamado y también criticado periodista israelí- quien en Haaretz publicó una columna cuyo título expresa -a mi juicio- el centro del dilema ético y político de israelíes y judíos: Si esto no es un genocidio en Gaza ¿entonces qué es?
Ahí Levy plantea: "Supongamos que la posición de Israel en La Haya es correcta y justa y que Israel no cometió genocidio ni nada parecido ¿Entonces qué es esto? ¿Cómo se llama la matanza en masa, que continúa incluso mientras se escriben estas líneas, sin discriminación, sin restricciones, en una escala que es difícil de imaginar?"
En mi caso, muy personal, me resisto todavía a usar la palabra "genocidio" para esta matanza -la que considero gravísima, terrible y criminal en términos de lesa humanidad-, como tampoco uso para cada evento violento la palabra "terrorista". Esto, pues más allá de las definiciones legales -y los fallos pendientes-, están las connotaciones culturales e históricas, y pienso que hay que guardar conceptos para expresar lo superlativo. Algo que, por desgracia, no implica anclarlo a lo nazi, pues todavía queda mucha historia por transcurrir en un mundo lleno de armas de destrucción masiva. Y si no es así, entonces habrá que inventar otras palabras y otros conceptos para llamar lo que Winston Churchill lamaba "un crimen sin nombre".
Artículos interesantes que rondan el tema
- ¿Se está produciendo un genocidio en Gaza? 10 puntos sobre la acusación de Sudáfrica contra Israel, de El GrandContinent.
- 11 preguntas para entender la acusación de genocidio de Sudáfrica contra Israel (y qué papel juega la Corte Internacional de Justicia), de Aine Gallagher en la BBC.
- Cómo es Rafah, la ciudad que alberga a la mayor cantidad de refugiados de Gaza y el último objetivo de la ofensiva israelí, de la BBC.
- Acusados de genocidio, los israelies ven un cambio en la realidad, mientras los palestinos ven justicia, de Patrick Kingsley en The New York Times.
- Israel trata de refutar sus cargos por genocidio desclasificando las decisiones de su Gabinete, de Patrick Kingsley en The New York Times.
- Acusar a los judíos de genocidio es culparlos de lo que precisamente les hicieron a ellos, la columna de Howard Jakobson en The Guardian.
- No solo está Israel en el banquillo de acusados, sino también todos los que miran para el lado, la columna de Nimer Sultany en The Guardian.
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