Los coletazos tras el asesinato del ciudadano estadounidense George Floyd a manos de Derek Chauvin, un policía de la ciudad de Minneapolis (Minessota), continúan con fuerza en Estados Unidos y están teniendo eco en los departamentos de policía local de otros estados del país.
Así, este martes legisladores de Nueva York aprobaron proyectos de ley para sancionar la mala conducta de la policía. En concreto, se trata de derogar la Ley 50-A de Derechos Civiles del estado neoyorkino, la cual no permite que se divulguen los registros disciplinarios de policías individuales, bomberos o correccionales sin su consentimiento por escrito.
Lo anterior se suma al compromiso del municipio de Minneapolis de “desmantelar la policía”, para dar paso a un nuevo modelo de seguridad pública que será construido en conjunto con la comunidad, como se resolvió durante la última sesión del concejo municipal de la ciudad, una medida que ha comenzado a ser debatida en otros estados y que ya se materializó en una propuesta de una gran reforma a la policía estadounidense por parte de legisladores demócratas.
Junto a ello, otras formas de presión han incluido el exigir la desviación o reducción de fondos de los departamentos de policía locales por parte de manifestantes, para quienes destinar estos presupuestos a la policía es avalar su actuar violento y su impunidad ante tribunales, propuesta que ya ha sido recogida por los alcaldes de Nueva York y Los Ángeles quienes aseguraron que redestinarán dineros de sus policías para financiar programas sociales.
Todo en medio de continuas protestas que se han extendido por más de dos semanas, donde la represión policial, el abuso de la fuerza en las detenciones y el uso de armamento no letales por parte de los policías en contra de los manifestantes también ha sido objeto de cuestionamiento.
Distintos estándares
INTERFERENCIA se contactó con un chileno que vive en Minneapolis y una chilena residente en Nueva York para conocer sus impresiones respecto al debate que se ha dado a nivel ciudadano y político en torno a la violencia policial. Además, dieron sus impresiones tras asistir a las protestas por el asesinato de George Floyd y las medidas represivas que ha implementado las policías de sus estados, en comparación con las imágenes que se vivieron en Chile tras el estallido social de octubre del año pasado.
Ambos coinciden en que si bien el comportamiento violento de la policía estadounidense está institucionalizado y tiene un alto componente racista -lo cual ha estado en el centro del debate-, la represión que se ha vivido tras las protestas todavía no alcanza ni la fuerza ni los heridos de las primeras semanas de revueltas en Chile, pese a que en Estados Unidos también se han registrado saqueos, disturbios y ataques incendiarios a patrullas y comisarías.
El periodista Felipe Herrera Aguirre, quien ha asistido a las manifestaciones de Minneapolis desde el día en que se desataron, expresó que “me parece que el debate ha sido intenso y sano. La discusión está en torno al actuar de la policía, que está muy ligado al racismo. Se entiende que mientras más sesgo racial hay, más violenta es la reacción policial”.
Asimismo, el periodista cree que “la policía no ha sido tan brutal para reprimir como lo ha hecho en Chile. Creo que esto ha variado en cada Estado de acuerdo a la tendencia política de los gobernadores de turno. En el caso de Minneapolis, después del asesinato de Floyd, creo que se intentó que hubiese la menor cantidad de heridos y fallecidos posible, y con lo duras que fueron las protestas al comienzo en la ciudad no han existido muertos producto de ellas. A mí no me tocó vivir las protestas del estallido social en Chile, pero me pareció que la violencia era mucho más sistemática por parte de Carabineros”.
Una opinión que comparte Ángeles Donoso, académica de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), quien afirma que “para ponerlo en comparación, creo que en Chile lamentablemente estamos demasiado habituados a la represión policial. He estado en protestas en ambos países y es evidente que en suelo chileno la policía va a disparar bombas lacrimógenas y/o te va a atacar con elementos disuasivos como carros lanza aguas, y tu derecho a reunión muchas veces va a ser vulnerado. El nivel de armamento que utiliza la policía en Chile en contra de los ciudadanos para reprimir me parece que es mucho mayor que lo que ocurre acá”.
En esa línea, Donoso apunta a que “la represión a manifestaciones ha generado mucho revuelo. La semana pasada se impuso un toque de queda en Nueva York a propósito de las revueltas, y fue algo histórico y controversial. En la historia de la ciudad jamás se había decretado algo de esta magnitud, el último antecedente era en los años 40 y circunscrito a Harlem, barrio históricamente ligado a la población afroamericana. Lo que estamos viviendo es sin precedentes”.
Aún así, la académica logra identificar algunos puntos en común entre la situación que se vive en ambos países, principalmente relacionado con cómo ha afectado la crisis sanitaria y económica a los sectores más empobrecidos. “Al igual que en Chile, la pandemia también vino a evidenciar problemas estructurales en salud y economía, que en el caso de Nueva York ha pegado con fuerza en la población latina y afroamericana”, describe.
Donoso hizo hincapié en que pese a la violencia que han mostrado las imágenes que han dado la vuelta al globo de violencia y vandalismo, la convocatoria de las manifestaciones ha ido en aumento y la presión popular a medidas de desfinanciar o reestructurar a la policía suman apoyo.
“En toda protesta habrá saqueos, vandalismo y revueltas, y por ello se tiende a criminalizar a la masa de manifestantes, pero las personas que están en la calle tienen muy claro que la exposición mediática que da la quema de automóviles policiales o el saqueo de tiendas de lujo no es toda la realidad, y tras el comienzo de la represión ha salido más gente a manifestarse”, explicó.
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