Ayer viernes comenzó a emitirse la franja televisiva ad portas del plebiscito del 4 de septiembre donde se definirá si se aprueba o se rechaza la propuesta de nueva Constitución elaborada por la Convención Constitucional. Según lo establecido por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), la franja será emitida todos los días a las 12.45 horas y a las 20.45 de la tarde entre el 5 de agosto y el 1 de septiembre.
En un bloque de 15 minutos cada una de las opciones cuenta con 7 minutos y 45 segundos para levantar un relato con el cuál dirigirse al público elector que buscan apelar.
Rechazo
La campaña elaborada por el sector que defiende el Rechazo apela a lo negativo que sería para el país que la opción del Apruebo triunfe. En ese sentido, la franja sigue la línea que ha ido elaborando a lo largo del proceso constituyente al intentar instalar discursivamente desinformaciones y datos no ciertos respecto de la propuesta, como que la Plurinacionalidad dividirá al país, que la Constitución no permitirá tener una casa propia o que las pensiones no se podrán heredar.
Mediante un mosaico de opciones no convincentes, con mucho actor, poca verdad y escenas forzadas, la franja le devuelve la pelota a los convencionales, enfocándose en las discusiones del proceso y en la desconfianza contra la institución que fue la Convención Constitucional.
Particularmente sorprendente resulta el video que pareciera estar inspirado en la clásica escena de Los 80, donde Juan Herrera grita y hace callar a su familia para decir que en la mesa no se habla de política y que ellos no son ni de derecha ni de izquierda. No obstante, la aplaudida escena –y serie– retrata una realidad de hace cuatro décadas, donde los códigos familiares aceptables eran distintos a los de hoy en día. Hoy por hoy, está más que claro que es inaceptable que un hombre golpee la mesa para imponer su punto de vista, su posición política y darle “claridad” a su familia, que muestra tener ideas propias.
Apruebo
La franja del Apruebo muestra la variedad de quienes llaman a votar por esta opción. La campaña reivindica las diversidad de identidades que van desde los movimientos sociales, organizaciones indígenas, hasta los partidos que han defendido la idea de Aprobar para Reformar.
El relato de la producción rescata la vocación transformadora que supone aprobar la propuesta de nueva Constitución que reemplazará el texto elaborado en dictadura y que mantiene un modelo económico neoliberal.
En esa línea, la franja destaca el gran paquete de derechos sociales que reconoce el nuevo texto, pero no logra posicionar con mucha vehemencia la épica y el momento histórico que supone dejar atrás una Constitución elaborada por la dictadura.
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