El Ministerio Público tiene una investigación vigente en contra de la empresa Avla –antes conocida como Aval Chile–, multinacional con presencia en otros países de Sudamérica que se dedica a entregar garantías para Pymes que necesitan pedir dinero en la banca o a fondos de inversión. La indagatoria, tal como pudo saber este medio, está todavía abierta y se está evaluando si es que se formaliza a los ejecutivos. No hay definiciones específicas por el momento.
La trama judicial en la que está involucrada Avla comenzó el 13 de febrero de 2022, cuando una sociedad, que mantiene una deuda con la empresa, se querelló en el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago, acusando a Avla de haber cometido los delitos de estafa, usura y apropiación indebida reiterada.
El hombre tras la sociedad querellante es Santiago Vidal Bastías –patrocinado por el abogado Carlo Barba Gonella–, quien en conversación con Interferencia, señala que solicitó en dos oportunidades créditos a entidades bancarias avalados por Avla. “Lo que yo admito que se debe son $200 millones, pero ellos a la fecha están cobrando más de $600 millones, como $680 o $700 millones”, asegura.
No tiene la cifra específica. No ha conversado con los ejecutivos de Avla desde que se interpuso la querella. Tampoco ha obtenido documentación que indique por qué su deuda aumentó en más del doble de lo que pidió. “(No han entregado) Nada. Por todos los medios que se le ha pedido liquidación no han querido entregar ningún tipo de información (...) ninguna cosa oficial. Incluso hemos pedido la liquidación a través del tribunal y no la han entregado”.
Al día de hoy, Avla le tiene hipotecadas dos propiedades de alto valor, según Vidal. Interferencia pudo corroborar que hay más clientes que se encuentran en la misma situación que él. De hecho, en tribunales se pueden contar un mínimo de cinco querellas en contra de la sociedad garantizadora, cuyo presidente del directorio es Francisco Ignacio Álamos Rojas.
Interferencia conversó con clientes que tienen querellas interpuestas en contra de Avla y tuvo acceso a las más de 1.700 páginas que contiene hasta ahora la investigación de la fiscalía. En éstas figuran declaraciones de los denunciantes, pero no hay declaraciones de los controladores de la garantizadora ni de sus ejecutivos, lo que indica que, por el momento, la Fiscalía no se ha entrevistado con trabajadores de Avla. Asimismo, Interferencia intentó comunicarse con Avla por medio de la agencia que ve sus comunicaciones, para exponer cada uno de los casos que se narran en este artículo y contrastarlos. Sin embargo, en la financiera indicaron que no estaban disponibles para entrevistas ni tampoco para contestar preguntas.
Por último, nuestro medio pudo conversar con un ex trabajador de Avla, quien aseguró que para un cliente con morosidad, que le haya tocado renegociar, “la posibilidad de que pagara su deuda o pudiera salir del endeudamiento era nula”.
Los relatos
Los dos testimonios que recopiló Interferencia representan a pequeñas y medianas empresas que se querellaron en contra de Avla por los delitos de estafa, usura y apropiación indebida reiterada. Pero dentro de la investigación que tiene el Ministerio Público hay al menos cinco declaraciones de cinco personas distintas, que acusan haber sufrido cuestiones irregulares con la financiera.
Tal es el caso de Santiago Vidal Bastias, quien en 2016 recibió el asesoramiento de un socio ingeniero, amigo suyo, quien le recomendó y lo acercó Avla, que ingresaría como una garantía anexa, para solicitar un crédito en el Banco Santander. Así lo declaró Vidal a Interferencia, vía videollamada desde el sur del país, donde reside.
Vidal Bastias debió entregar como hipoteca un local comercial que tenía en funcionamiento. “Una vez que empezamos a conversar con ellos nos pidieron una garantía general, que fue el local que tenemos ahí en La Vega Central en la comuna de Recoleta”, asegura.“Esto fue con el compromiso que una vez pagado el crédito, ellos (Avla) inmediatamente lo levantaban o hacían el alzamiento de la hipoteca. Quedé confiado en ello”, agregó el empresario, quien luego se daría cuenta de que ninguna de sus pretensiones se cumplirían, porque jamás se levantó el gravamen.
Tiempo después de este suceso, el empresario tuvo en mente comprar un campo en el sur, un fundo, pero no tenía los montos suficientes para financiarlos. “Fue ahí que me acordé de ellos (Avla) y los llamé”, comentó. Admite que fueron muy amables y acudieron inmediatamente a resolver su anhelo. “En este caso, tuve $400 millones de pesos financiados por ellos”. Supuestamente sería un banco el que le daría los recursos, y Avla el garante; sin embargo, por lo que cuenta, fue directamente Avla el que le pasó el monto directo a través de vales vistas.
Cumplió a cabalidad con las cuotas por un periodo de dos años, hasta alcanzar la mitad del monto, unos $250 millones. En ese instante decidió averiguar más sobre la acreencia total que tenía, y se encontró con que debía más dinero, y que nada de lo que había pagado figuraba como abonado en la deuda. Pero esto le fue comunicado por una ejecutiva de Avla: nunca le dieron un documento formal en donde apareciera un monto redondo. “Hasta el día de hoy no han querido dar el monto de lo que es la deuda”, dice.
Otro de sus problemas ocurrió cuando el local en La Vega Central recibió una oferta que para él era casi imposible de rechazar. Superaba los $1.000 millones. Sin embargo, se encontró, otra vez, con Avla en su camino, ya que el inmueble seguía en calidad de garantía. Se comunicó con ellos para realizar el alzamiento de la hipoteca, pero los ejecutivos “se pasaban la pelota de uno a otro”.
Un caso parecido, pero que esta vez viene de Antofagasta, es el de René Casanova, un hotelero reconocido de la zona. Al brindar su testimonio, el empresario confesó la “miseria” que vive hasta el día de hoy por culpa de las deudas acumuladas con Avla. Él también tiene una querella en contra de la financiera.
Su primer acercamiento a dicha compañía sucedió en las propias oficinas de su hotel ubicado en pleno centro de la ciudad, con un ejecutivo de Avla que sabía de la deuda que éste acumulaba con el Banco Estado y que el valor de la propiedad (el hotel) era prometedor. Fue así como le ofrecieron ser ellos los que se encargaran, en primer lugar, de pagar los dividendos que aún debía del hotel:
“Teníamos una deuda pendiente de unos $350 millones y me ofrecieron (Avla) pagar esa deuda y darme algo de capital de trabajo, lo que para mí fue interesante. Al final pedimos $650 millones de pesos”, cuenta Casanova.
Casanova dice que Avla, por todo este procedimiento, cobró una comisión de $138 millones. Un archivo del Banco Internacional –con el que Avla hizo este negocio– que obtuvo Interferencia respalda esta afirmación del empresario (ver documento). Le consultamos a Casanova por qué no se había retractado de pedir el préstamo, al ver que la comisión de la financiera era tan alta. Pero indica que ya tenía todo conversado con el Banco Estado para saldar la deuda pendiente de los $350 millones. Igualmente, señala que “cometimos un error al no retractarnos que creo que es el error que han cometido todos los empresarios que ustedes han tratado de contactar”.
Al pasar el tiempo, las cuotas iban aumentando en montos “estratosféricos”, asegura. Si no hubiese sido por la querella que lleva a cabo todo estaría perdido.
“Hay mucha gente que hoy día la está pasando muy mal por esta gente sinvergüenza, que se queda con las propiedades, después las rematan, las venden y al final solamente ganan ellos”, le confió Casanova a Interferencia.
Actualmente, Casanova, por resultado de la querella y a la espera del remate de su propiedad (el hotel), dejó de pagar los intereses que la compañía garante le exigía, y al día de hoy acumula una deuda que, calcula, supera los $1.200 millones, a la espera de un resultado judicial favorable para él.
“La posibilidad que el cliente pudiera salir del endeudamiento era nula”
Un ex empleado de Avla que le tocó lidiar con clientes morosos, no se puede sacar de la cabeza a una persona que estaba endeudada con la financiera. “Pagaba y pagaba intereses. Al final del periodo iba a deber más de $400 millones, y había partido –creo– que con $200 millones”, dice. En el caso de este cliente, lo adeudado aumentaba porque refinanció varias veces con Avla el crédito que había solicitado, asegura.
“Había usura en las comisiones o las pólizas de seguros que ellos (Avla) pasaban como pólizas, que en definitiva eran comisiones de Avla”, recuerda. “Prestaban, por ejemplo, $100 millones y podían cobrar como comisión $20 o $30 millones”. Dice que a los clientes siempre se les transparentaba la comisión que iba a recibir Avla por la operación.
Al ser consultado por el modus operandi que tenía Avla para aumentar las deudas, el ex trabajador dice que “el cliente necesitaba salir de la situación de morosidad que tenía, porque eso significaba inmediatamente la cobranza judicial. Entonces nosotros teníamos que buscar con los distintos fondos que alguien nos tomara ese crédito y nos pudiera pagar esa deuda”.
“Claramente los fondos de inversión pasaban las platas por una tasa de interés con su ganancia adicional, y Avla también tenía que poner su parte, que era la comisión y lo que yo te decía de antes que eran las pólizas de seguro que ellos involucraban en los créditos”, señala.
Dentro de los fondos con los que Avla refinanciaba a sus clientes, se encuentra al menos uno perteneciente a Volcom, gestora en la que participó en el pasado Sebastián Piñera Morel, hijo del difunto expresidente. Había oportunidades, según el ex trabajador, en que se cerraban las puertas de inversionistas. Lo que había que hacer en ese caso era seguir buscando.
“Llegaba un punto en que había que pedir los fondos donde sea, en el fondo que sea que tuviésemos disponible. Cuando nos iba mal en un fondo, íbamos a otro, y a otro, hasta poder conseguir los recursos para poder financiar ese cliente. Con tasas leoninas, te digo, tasas leoninas”, enfatiza.
El caso de clientes que pedían créditos por sobre otros créditos no era poco común. Había gente que reestructuraba su deuda y que solo le daba para pagar los intereses. Este ex trabajador dice que “hay que poner especial atención en los clientes renegociados más de una vez, ahí está la pelota de nieve”.
Y agrega: “la posibilidad de que ese cliente realmente pagara su deuda o pudiera salir del endeudamiento que tenía era nula. ¿Qué pretendían con esto? Llegar a que el cliente les entregara la propiedad en pago porque era insostenible seguir pagando”.
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