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Jueves, 18 de Abril de 2024
[Sábados de streaming]

Documentales – Time: La espera y la tortura

Juan Pablo Vilches

El movimiento Black Lives Matter existe porque la realidad los desmiente todos los días. Lo mismo aplica para la libertad de los afroamericanos.

Admision UDEC

Las tragedias suelen tener una sombra que se alarga, y suelen ser a la vez prolongaciones de tragedias más antiguas. La tragedia de George Floyd cerró otro capítulo con la declaración de culpabilidad del policía que lo asesinó, mientras que cada cierto tiempo otra persona de piel oscura (de ascendencia latina o africana) pierde la vida por acción de la policía uniformada estadounidense, como viene ocurriendo desde hace siglos pero con otras vestimentas y bajo el amparo de otras leyes. 

Las tragedias también suelen entrelazarse como un árbol, donde muchas tragedias paralelas pueden verse como la prolongación de una misma tragedia que con los años se ramificó y tomó dos o tres o cuatro formas distintas que comparten su infame raíz. La muerte de Floyd y de los demás como él son brotes de una misma rama, pero hay otras ramas igual de tristes y con ramificaciones mucho más numerosas, que pueden ser vistas en cada una de las cárceles donde la población afroamericana es sobrecriminalizada para sacarla de las calles y alejarla para siempre de los locales de votación. Sobre uno de esos brotes trata Time.

Los primeros minutos son el diario de una familia. Un videodiario, más bien, el resultado de la masificación de las cámaras caseras que han registrado las alegrías y las miserias de los hogares estadounidenses, dando material para documentales tan sorprendentes y chocantes como Capturing the Friedmans (Andrew Jarecki, 2003). En Time, se trata de una familia afroamericana, liderada por una joven madre llamada Fox Rich, quien filma el crecimiento de sus hijos y su propia maduración, a través de saltos temporales por hitos no necesariamente significativos pero sí elocuentes respecto de su situación: estas filmaciones en mini DV son un videodiario para que Robert, su marido en prisión, pueda ver el desarrollo de sus hijos en común.

Tanto las filmaciones caseras como el material registrado en el presente por la cineasta afroamericana Garrett Bradley están en un blanco y negro de contraste bajo. Por una parte, la ausencia de color le quita particularidad al entorno y su luz, por lo que se necesitan diálogos para saber que este drama familiar transcurre en Louisiana; por otra parte, la ausencia de contraste trasmite cierto equilibrio, basado en la entereza de la heroína de esta historia en el proceso de sacar a su marido de la cárcel, pese a estar cumpliendo una condena de 60 años sin posibilidad de salir bajo palabra, por un robo a mano armada.

El título de la película empieza a cobrar sentido cuando llegamos a este punto. Time, el tiempo que pasa para Fox y sus hijos moviendo cielo y tierra para sacar a su padre de la cárcel, sufriendo todo tipo de dilaciones, estafas y la cruel indiferencia de un sistema que parece diseñado para usar el paso del tiempo como una forma de tortura. Time es también sinónimo del periodo de una condena, y efectivamente eso es lo que vemos en este documental, tanto dentro como fuera de la prisión.

En Alone, un documental anterior y en buena medida hermanado con este, la realizadora puso a Fox Rich como un personaje secundario de un drama semejante para explicitar la intencionalidad del sistema penal de quebrantar a las personas y de forzarlas a rendirse. En Time, en cambio, esas palabras no aparecen explícitamente sino en fragmentos y como un subtexto, pues el ánimo denunciante del film no desaparece pero sí se retrae para dejar en primera línea la historia de amor de Robert y Fox, y la extraordinaria historia de superación de esta mujer. Una que vemos en cámara: de una joven insegura a una mujer madura, dueña de su propio negocio y educando hijos con perspectivas prometedoras, gracias a la disciplina, al modelo de su madre y también a la esperanza de que Robert, algún día, vuelva a estar con ellos.

Con este tipo de historias de superación siempre se corre el riesgo de convertir al personaje extraordinario en un estándar de conducta para todos los demás, minimizando así las dificultades padecidas y la injusticia estructural que las sostiene. También lo vemos comúnmente en nuestro país. En ese sentido, el documental realiza magistralmente el acto de equilibrismo de rendirse a una mujer extraordinaria y exhibir su singularidad –su tesón, sus escasos momentos de flaqueza, sus proyectos tras un éxito que se ve lejano– no para relativizar la injusticia sino para denunciarla, no poniéndole nombre –eso lo hizo en Alone– sino mostrando sus cicatrices y también las de sus hijos.

Pese a que este documental es producido por The New York Times, no están los rasgos típicos con que el reportaje se puede difuminar con el documental: no hay cartones que identifiquen a las personas, no hay narrador que nos exponga los hechos, no hay cifras que enmarquen el drama de Fox y de Robert como parte de un drama mayor. Aquí manda la intimidad, la que desmiente la famosa frase de Tolstoi al comienzo de Ana Karenina sobre lo idénticas que son las familias felices, pues la felicidad que se registra en Time es vívida, es única y es públicamente significativa aunque se dé un auto y en una casa.

Las películas suelen ser como esas personas simpáticas que recomiendan buena música. En este caso, la vida de Fox y sus hijos –marcada por el ritmo de la espera– es acentuada por un piano que revolotea libre e impredecible, ejecutado por una intérprete y compositora etíope llamada Emahoy Tsegué-Maryam Guèbrou. Ella es una monja de 96 años que fue prisionera de guerra de los italianos y que grabó un solo disco para ayudar económicamente a un orfanato. Su existencia y su obra son ellas mismas un milagro, una flor que creció en el desierto y, en último término, un espejo sonoro del esfuerzo titánico que deben hacer algunos simplemente por vivir.

Acerca de

Título: Time (2020)

Nacionalidad: EE. UU.

Dirigida por: Garrett Bradley

Duración: 81 minutos

Se puede ver en: Prime Video

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