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Jueves, 1 de Mayo de 2025
[Interferencia América Latina]

El backstage de Bukele en Washington

Carel Fleming (desde Washington D.C.)

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Donald Trump y Nayib Bukele.
Donald Trump y Nayib Bukele.

Bukele llegó acompañado de miembros de su gabinete que al entrar llamaron la atención en el equipo de Trump. Les molestaba la presencia de Alexandra Hill, ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, que es pareja de la hermana de la esposa de Bukele. Los comentarios homofóbicos y miradas de desprecio de los Maga eran notorios. 

“Todos los países me llaman para venir a besarme el culo”, afirmó Donald Trump hace poco más de una semana. Días después Nayib Bukele fue el primero en llegar.

El pasado lunes, el dictador cool —como se autodenomina Bukele— se levantó temprano en Washington para ser maquillado y lucir su pelo y barba pintada como actor de novela árabe. El encargado es un famoso esteticista transexual salvadoreño, quien es la única persona autorizada para hacerlo. Había que estar con el mejor look para visitar la Casa Blanca. 

Bukele llegó acompañado de miembros de su gabinete que al entrar llamaron mucho la atención en el equipo de Trump. Los ultraconservadores estaban incómodos con los visitantes. Les molestaba la presencia de Alexandra Hill, ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, que es pareja de la hermana de la esposa de Bukele. Los comentarios homofóbicos y miradas de desprecio de los Maga eran notorios. 

Luego las descalificaciones iban hacia la asesora venezolana de Bukele, Sara Hanna, que tiene un hijo con Karim Bukele, hermano de Nayib. La desconfianza se debe a que Hanna tiene vínculos con el gobierno de Nicolás Maduro, como Raúl Gorrín, dueño de Globovisión y acusado por Estados Unidos de ser testaferro del dictador venezolano. Las conversaciones de pasillo en la Casa Blanca durante la visita eran la preocupación de la doble militancia política que tendría Sara Hanna.

Las miradas después se concentraban en Damián Merlo, un lobista argentino nacionalizado norteamericano, que nadie entendía qué hacía ahí si es seguido e investigado en varios países por sus oscuras agendas.

Merlo, que un día se fotografía con líderes de izquierda y luego de derecha, es más que un lobista; es el encargado de hacer el trabajo sucio de sus clientes. El que incluye desde sacar visas a narcos mexicanos hasta dirigir operaciones especiales para secuestrar opositores políticos y periodistas, o simplemente mandar a asesinarlos. Además, es socio de reconocidos abogados de narcotraficantes mexicanos y colombianos.

Todos estos antecedentes están registrados desde el año 2018 en diversas agencias estadounidenses. y latinoamericanas. Por todo esto, su presencia en el despacho oval causó alertas ya que era primera vez que un presidente extranjero llegaba con un lobista norteamericano a la Casa Blanca.

Otro de los cuestionados visitantes fue el ministro de Justicia y Seguridad de El Salvador, Gustavo Villatoro. Este abogado es conocido por pontificar en Latinoamérica sobre sus cárceles y el control de la delincuencia. Lo irónico es que en varios países de la región lo visitan y hasta lo premian, pero ignoran quién es realmente este paladín de la justicia. De la misma manera ocurrió con el exjefe de la policía de México, Genaro García Luna, que por años recibió premios y actualmente cumple una condena de 38 años por narcotráfico en una prisión de Virginia, Estados Unidos.

Villatoro, anteriormente fue director de aduanas bajo el mando del expresidente Antonio Saca, época cuando el narcotráfico tuvo su auge. Además, se le relaciona con tener estrechos lazos con el cartel de Los Perrones, un poderoso grupo de narcotraficantes y de haber representado a carteles en su país. 

Nadie explica aún qué ocurrió con los chequeos e información de inteligencia de los invitados de Bukele. Otros responden que, si bien manejan esa información, nada podían hacer si son invitados de Trump. 

Uno de los presentes en la oficina oval durante la cumbre, miraba desde la otra esquina a la delegación salvadoreña. Se trataba del enviado especial para Latinoamérica de Trump, Mauricio Clável Carone, quien ubica muy bien a los invitados desde que estaba en el Consejo de Seguridad Nacional. Él sabe muy bien y en detalle quienes realmente son. Pero tampoco podía hacer algo. 

La cita ante las cámaras para la que tanto se maquilló Bukele duró 48 minutos, en los que el dictador salvadoreño sólo habló seis y fueron para someterse a Trump y decir que encarcelaría a los deportados que les envíen.

Mientras despedían a la prensa, un funcionario norteamericano presente en la oficina oval que ha investigado a la comitiva diplomática le comentó a un colega: “Todos estos salvadoreños algún día, incluido Bukele, estarán presos en la misma mega cárcel que construyeron. Tal como ocurrió con el director de inteligencia de Perú, Vladimiro Montecinos. Karma is a bitch”.



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