Francia quedó a un solo paso de ser gobernada por la derecha radical por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Es la confirmación, ni más menos, de un virtual cambio de época que se extiende paso a paso por Europa.
El partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y sus aliados lograrían alrededor del 33% de votos, pero deberán esperar a la segunda vuelta del 7 de julio para saber si alcanzan la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (cámara baja).
Ni la participación récord del 65% del electorado, 20 puntos más que hace dos años, logró contener el esperado triunfo de Agrupación Nacional, de la histórica Marine Le Pen y el emergente Jordan Bardella, en el primer turno de las elecciones legislativas anticipadas celebradas este domingo en el país.
El RN y algunos aliados conservadores habrían logrado entre un 33 y un 34.5% de los votos este domingo, mientras que el Nuevo Frente Popular (NFP), de izquierda, se llevaría entre el 28.1 y el 28.5%.
Más lejos quedarían el bloque macronista, con entre un 20.3 y un 22.5%, mientras que el conservador Los Republicanos (LR) puede haber logrado un 10%.
Después del anuncio de las proyecciones, Marine Le Pen de Agrupación Nacional pidió a los electores votar por este partido en la segunda vuelta de las elecciones legislativas para otorgar a Agrupación Nacional la "mayoría absoluta" en la Asamblea Nacional, lo que le permitiría al partido de extrema derecha ocupar el cargo de primer ministro en el próximo Gobierno.
Macron y el primer ministro Gabriel Attal instaron a los votantes a unirse contra la extrema derecha en la segunda vuelta.
Las proyecciones indicaban que la arriesgada decisión de Macron de volver a convocar a los votantes a las urnas por segunda vez en tres semanas parecía haber sido contraproducente.
Las agencias de sondeos francesas dijeron que la agrupación de partidos centristas de Macron podría terminar en un distante tercer lugar en la votación de la primera ronda. Esas proyecciones sitúan al bando de Macron por detrás de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen y de una nueva coalición de partidos de izquierda, los cuales unieron fuerzas para evitar que el partido opuesto a la inmigración que encabeza Le Pen —el cual tiene vínculos históricos con el antisemitismo— pueda formar el primer gobierno de extrema derecha en Francia desde la Segunda Guerra Mundial.
Pero, a falta de otra tórrida semana de campaña antes de la decisiva votación final del próximo domingo, el resultado final de las elecciones sigue siendo incierto.
Macron y el primer ministro Gabriel Attal instaron a los votantes a unirse contra la extrema derecha en la segunda vuelta.
“Ni un solo voto debe ir a la Agrupación Nacional. Francia no se merece eso”, declaró Attal.
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