Esta columna de opinión fue publicada originalmente en el diario israelí Haaretz el 2 de noviembre del 2023.

Incluso si Israel gana la guerra existencial que se le ha impuesto, seguirá enfrentando una amenaza interna que no debe tomarse a la ligera: el sionismo nacionalista ultraortodoxo. Quienes han hablado con seguidores de este movimiento desde la calamidad y destrucción del 7 de octubre se topan con un fenómeno extraño.

Sus ojos brillan. Están extasiados. Desde su perspectiva, estos son los días del Mesías. La gran oportunidad. Es una parte integral de los entendimientos fundamentalistas, en todas las religiones. La creencia en un apocalipsis, Armagedón, Gog y Magog, como único medio de redención.

En el caso de los sionistas haredíes, se trata de una doble fantasía: un dominio judío pleno sobre toda la zona, desde el mar Mediterráneo hasta el río Jordán, junto con la eliminación de la existencia árabe y el surgimiento de un Estado halájico de las cenizas del actual Israel liberal-democrático.

Muchos sionistas haredíes, algunos de ellos funcionarios públicos, ven la terrible crisis como una oportunidad e incluso un plan divino. El alcalde de Harish, Yizhak Keshet, explicó: “Aquí hay un movimiento divino. Está perfectamente claro. No sucede por casualidad”.

Esto explica los rumores de una “segunda Nakba ” y el reasentamiento de Gush Katif, en el sur de la Franja de Gaza, así como la rapidez con la que se organizaron grupos de asentamientos que pusieron sus miras en las ruinas de los kibutzim fronterizos con Gaza.

Pero el foco principal, por supuesto, es la guerra actual. Existe un amplio consenso sobre la necesidad de atacar a Hamás y poner fin a su gobierno en la Franja de Gaza. El debate gira en torno a los matices. Por ejemplo, la cuestión de la invasión terrestre, su necesidad y su momento. La cuestión de los secuestrados y su prioridad. La actitud hacia las víctimas civiles, las leyes de la guerra y la ayuda humanitaria. Para los sionistas ultraortodoxos, esos debates son una perjudicial pérdida de tiempo. Gaza es Amalek, que debe ser borrado de la faz de la tierra.

Esto también se filtra hasta las Fuerzas de Defensa de Israel, porque hay una corriente sionista haredí bien establecida dentro del ejército. El comandante de la 36.ª División Blindada, el general David Bar Khalifa emitió esta semana una conmovedora directiva de batalla escrita a mano para sus tropas, en papel membretado con una cita de los Salmos en la parte superior (“Como flechas en la mano de un valiente”): “Lo que ha sido ya no será”. ¡más! Saldremos a ella en guerra, pulverizaremos cada pedazo de tierra maldito de donde vino, la destruiremos y su memoria... y no regresaremos hasta que sea aniquilada, y [Dios] se vengue de ella. sus adversarios, y hará expiación por la tierra de su pueblo… El Señor dará fortaleza a su pueblo, y guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre. Esta es nuestra guerra, hoy es nuestro turno. ¡Aquí estamos!"

Este es un texto religioso extático, adecuado para un estudiante de Or Etzion Yeshiva, donde estudió, no para un comandante de división cuerdo y racional en un ejército moderno.

Los ex comandantes de la 36.ª División Blindada incluyen a Zvi Zamir, Uzi Narkiss, Rafael Eitan, Uri Sagi, Amram Mitzna, Avigdor Kahalani, Matan Vilnai, Amiram Levin e Yitzhak Brik. Es difícil imaginar que alguno de ellos emitiera algo como este documento militar.

Muchos sionistas haredíes, algunos de ellos funcionarios públicos, ven la terrible crisis como una oportunidad e incluso un plan divino. El alcalde de Harish, Yizhak Keshet, explicó el giro de los acontecimientos en una “conferencia de seguridad” que convocó esta semana (Tali Heruti-Sover, The Marker Hebrew, 30 de octubre). “Aquí hay un movimiento divino. Está perfectamente claro. No sucede por casualidad”, declaró mientras llevaba un chaleco antibalas de cerámica.

La yihad judía está decidida a incendiar toda Tierra Santa. Los israelíes que quieran vivir no deben quitarle los ojos de encima ni darle la espalda.

“Hay que fijarse en las cosas: el pueblo de Israel, tras este difícil y terrible acontecimiento, sobrevivió. Había un plan mucho, mucho más grande y más malicioso para destruir el Estado de Israel... desde cuatro frentes diferentes, de los cuales Hamás es el más pequeño. Y la misericordia de Dios hacia nosotros hizo que desbarataran sus planes. El detonante que provocó esto es el mismo partido, vieron tal tentación, de 3.000, cerca de la valla, y no pudieron resistir la tentación y entraron. Esto nos salvó”.

No hace falta decir que los mártires del festival de música trance Nova y las víctimas de las masacres en las comunidades fronterizas son sólo peones en el plan divino para completar la misión en Cisjordania.

Es por eso que el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, continúa incluso ahora canalizando frenéticamente hacia ellos fondos gubernamentales. Es por eso que los colonos y, a veces, también los soldados sionistas haredíes se amotinan allí sin obstáculos, matando, arrasando y expulsando a los palestinos. La yihad judía está decidida a incendiar toda Tierra Santa. Los israelíes que quieran vivir no deben quitarle los ojos de encima ni darle la espalda.