“Río Damas no es más que una alcantarilla” señalaba el diario La Prensa de Osorno el 14 de febrero del año 1974, basado en un estudio de la época efectuado por la Universidad Austral. Lo llamativo es que un informe presentado en marzo de 2021 por La Universidad de Los Lagos, reveló información idéntica, sin que a la fecha haya solución a esta emergencia ambiental.
Según Catalina Ríos, bióloga marina y asistente del Laboratorio de Limnología de la misma casa de estudios, quienes se bañen o interactúen con el Damas en estos tiempos se exponen a afecciones cutáneas, gastrointestinales y respiratorias.
“Hay puntos del río Damas que están biológicamente muertos”, sostiene Ricardo Becerra Inostroza, profesor de Historia y Geografía y presidente de la Red Ambiental Ciudadana de Osorno, organización que realizó 16 denuncias por contaminación del río entre los años 2020 y 2021.
El activista medioambiental asegura que este río es uno de los pocos en Chile que se alimenta de aguas lluvias, por ende, en verano baja mucho su caudal. A pesar de ello, registros ciudadanos han detectado que empresas como Essal y Watt's emanan grandes cantidades de desechos (químicos y de alcantarillado), tanto en verano como en invierno, lo que provoca que el río Damas esté cargado de coliformes fecales que superan en 81 veces la norma, manchas lechosas que emiten malos olores y una masiva mortandad de peces.
La labor de fiscalización y sanción de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) y la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) sobre los vertimientos de aguas servidas y riles (residuos industriales líquidos) al río Damas realizados por Essal y Watt 's no ha dado respuesta satisfactoria. Esto, en un contexto en el que el Estado otorga sólo un 0,1% del PIB anual en gasto público a la protección ambiental.
Esta situación ha afectado principalmente a los vecinos de la Villa Los Notros, cuyas 360 familias han tenido que convivir por casi 50 años con la pestilencia y mosquitos que emanan del río. Registros visuales de la década del 50 demuestran que el río era navegable, y alojaba en su costanera un centro recreativo y un punto de reunión social.
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Violeta Alum, residente desde hace 40 años e histórica dirigente del sector, y presidenta de la Junta de Vecinos de los Notros, comenta: “nosotros sabemos quienes son los causantes de esto que estamos pasando en estos momentos, que se forman unas tremendas costras, es decir es caca, solamente caca que no deja avanzar al río, aves que mueren, liebres muertas”.
Al ser una 'vena' del río Rahue, el Damas está siendo fuertemente impactado por la agricultura, la ganadería y las empresas que están a su alrededor: Watt’s y Essal. Para la bióloga marina, Catalina Ríos, “cuando hay una intervención antropogénica [humana] de los nutrientes, la eutrofización empieza a ser más rápida”. Según el sitio iAgua, la eutrofización es el proceso de contaminación más importante de las aguas en lagos, balsas, ríos, embalses, entre otros, provocado por el exceso de nutrientes en el agua, principalmente nitrógeno y fósforo, procedentes mayoritariamente de la actividad del hombre.
Existen áreas del río donde el oxígeno llega a cero, por lo tanto, no existe vida animal ni vegetal. Como consecuencia abundan las bacterias, lo que ocasiona malos olores.
La pérdida de diversidad es lo que traería más complicaciones al ecosistema: “mortandad de aves y peces es lo que uno ve. Inclusive hay algunos insectos que son más sensibles a la contaminación, que mueren y no logran colonizar el lugar. Allí hay una pérdida de diversidad”, añade Ríos.
Mientras que José Nuñez, académico de La Universidad de Los Lagos (ULA) e investigador científico por más de 40 años del Río Damas, explica que existen áreas del río donde el oxígeno llega a cero, por lo tanto, no existe vida animal ni vegetal. Como consecuencia abundan las bacterias, lo que ocasiona malos olores.
Para darle solución a esta situación, organizaciones medioambientales como Modatima y la Red Ambiental Ciudadana buscan que se establezca una norma secundaria a la ley 19.300 que se ajuste a las características del río como plan de descontaminación permanente y constante. Esto pues actualmente solo existe el decreto 143 que protege la salud de las personas, y no uno que preserve y conserve estos ecosistemas hídricos.
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La norma secundaria de calidad ambiental, permite establecer los valores de las concentraciones y períodos mínimos y máximos permitidos de las sustancias, elementos, energía o combinación de ellos “cuya presencia, o carencia en el ambiente pueda constituir un riesgo para la protección o conservación del medio ambiente, o la preservación de la naturaleza” (Ley 19.300, Artículo 2°, letra ñ). Ricardo Becerra Inostroza, presidente de la Red Ambiental Ciudadana de Osorno, considera que esto sería posible gracias al “monitoreo durante todo el año al río” y no solo protegería el entramado de la ciudad de Osorno, sino “toda la cuenca o subcuenca del río Damas”.
Sin embargo, en más de 20 años únicamente han sido promulgadas seis normas de agua a nivel nacional. Según Julio Cariqueo, abogado experto en derecho medioambiental, la Superintendencia del Medio Ambiente tiene un presupuesto muy acotado en comparación a otros servicios. “Además, el trasfondo para crear este tipo de normativa es más político que técnico, lo que hace que todo dependa netamente de la voluntad del gobierno de turno. Esto demuestra un déficit en la aplicación del instrumento”, explica.
Las empresas contaminantes
“Siete investigaciones científicas convierten al río Damas en uno de los afluentes más estudiados del país”, asegura el activista Becerra. La primera de ellas, en 1972, acusó a la extinta empresa de cecinas Osorno (ECO) y a la planta Calo (actualmente Watt's) de ser responsables de la contaminación al verter sus desechos directamente al río.
Actualmente, la misma empresa Watt’s enfrenta cuatro cargos por contaminación al Damas: “descargar riles con superación de parámetros, en reiteradas oportunidades entre los años 2019 y 2020″; “operar deficientemente la planta de tratamiento”; “no efectuar la cloración ni el control de hipoclorito de los riles de forma previa a la descarga”; y “no informar la inactividad del equipo medidor de caudal ultrasónico de las aguas de condensado”. Este último acto fue calificado por la SMA como una falta gravísima, porque se habría impedido “deliberadamente la fiscalización, encubierto una infracción o evitado el ejercicio de las atribuciones de la Superintendencia”.
“Hemos encargado además un estudio con una prestigiosa universidad para analizar el lecho del río aguas arriba y abajo, y en base a ese estudio se analizarán las eventuales medidas mitigatorias, que podrían consistir en limpiezas”, indicaron desde Watt’s.
Al consultar con la empresa respecto a los daños causados, señalaron que el proceso sancionatorio está actualmente suspendido por la presentación de un plan de cumplimiento, instrumento legal que tiene por objeto la ejecución de una serie de acciones y metas para cumplir respecto de la normativa señalada como infringida: “hemos encargado además un estudio con una prestigiosa universidad para analizar el lecho del río aguas arriba y abajo, y en base a ese estudio se analizarán las eventuales medidas mitigatorias, que podrían consistir en limpiezas”, indicaron desde Watt’s.
Otra de las empresas responsables en la actualidad es Essal, la cual en el año 2019 mantuvo cinco sumarios por parte de la SISS. Varias veces la estación aguas abajo del Aliviadero de Tormenta Los Notros ha aparecido en la prensa por eliminación de residuos domiciliarios al río. Según la ley estos sistemas de recolección se usan solo en caso de emergencias. Sin embargo, Becerra asegura que hay días que no llueve y Essal igual los utiliza.
“En países europeos, como Noruega y Suiza, se ha logrado eliminar estas infraestructuras, pero para ello las empresas tienen que invertir en tecnología verde de alta calidad. En vez de ello Essal da prioridad a las ganancias y abaratar costos, a pesar de los cobros que todos los ciudadanos pagamos por el tratamiento de las aguas servidas”, denuncia Becerra. Esto -según él- se vio reflejado el año 2019 donde por una falla humana se derramó petróleo al agua potable, dejando al 97,9% de la población osornina sin el suministro durante 10 días, lo que según Julio Cariqueo se podría haber evitado con una mejor tecnología.
El caso de vertimiento de petróleo marcó un precedente en Osorno, pues además de contaminar el río Rahue y el Damas, la comunidad salió a las calles con masivas marchas a pedir el fin de la concesión en la distribución del agua potable a la empresa Essal. A pesar de que se les aplicó la máxima multa permitida por la ley, el ente regulador decidió no caducar la concesión argumentando que su nueva propietaria, la empresa canadiense Algonquin Power & Utilities Corp., ha logrado mantener un estándar de continuidad y regularidad. Sin embargo, la Autoridad Sanitaria de la Provincia de Osorno ya ha abierto nuevos sumarios en contra de la empresa por vertimiento de aguas servidas a los ríos Rahue y Damas y por ser foco de insalubridad.
Una tercera empresa mencionada en el diagnóstico ambiental realizado por la ULA sobre los ríos Damas y Rahue en 2021, es Skretting, de la cual se señala textualmente que “las concentraciones de coliformes fecales sobrepasan los valores establecidos en el DS 143/2008 en las estaciones ubicadas en el núcleo urbano aguas abajo empresa Skretting”.
La respuesta vía correo electrónico por parte de la empresa ante las consultas por dichas acusaciones fue que ellos no descargan ningún tipo de vertimiento al río Damas, pues cuentan con dotación de alcantarillado y contrato vigente con la empresa sanitaria Essal, la cual es la que colecta la totalidad de sus residuos líquidos industriales y aguas servidas para su posterior tratamiento.
Críticas a los fiscalizadores
La SMA y la SISS son las responsables de fiscalizar y sancionar a los agentes contaminadores. Cuatro inspectores en el caso de la SMA, y cinco en el caso de la SISS son los que se distribuyen para toda la región de Los Lagos, concentrando sus oficinas en Puerto Montt. Aparte de ellos, solo una fiscalizadora de la Unidad de Aguas de la Seremi de Salud tiene a su cargo las siete comunas de la provincia de Osorno.
Para Ricardo Becerra de la Red Ambiental Ciudadana de Osorno, “a esto se le suma el horario de oficina en el que se realizan las fiscalizaciones, considerando que la mayor contaminación de industrias se produce durante la noche”.
“En forma intencional se ha querido que los organismos fiscalizadores en nuestro país sean débiles” sostiene Becerra.
Por su parte, María Barrera, Coordinadora Regional del Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima) relata por su parte que la SMA dilata mucho las respuestas a las denuncias, entregándolas hasta tres años después. Ante estas deficiencias, los organismos públicos se justifican siempre igual: “el Estado no les da el financiamiento, por ende, no hay recursos”, asegura Barrera.
La SMA y la SISS son las responsables de fiscalizar y sancionar a los agentes contaminadores. Cuatro inspectores en el caso de la SMA, y cinco en el caso de la SISS son los que se distribuyen para toda la región de Los Lagos, concentrando sus oficinas en Puerto Montt. Aparte de ellos, solo una fiscalizadora de la Unidad de Aguas de la Seremi de Salud tiene a su cargo las siete comunas de la provincia de Osorno.
Un informe del año 2015 de Cepal junto al Ministerio del Medio Ambiente lo confirma: el Estado apenas invierte el 0,1% del PIB anual en gasto público destinado a la protección ambiental. La situación sólo ha empeorado desde ese año: este 2021 el financiamiento bajó en un 8.8% respecto al anterior.
Respecto a las denuncias recibidas, Alejandra Navarrete, encargada del Departamento de Medio Ambiente de la Municipalidad de Osorno señala que este organismo “lamentablemente no tiene ninguna facultad o poder de fiscalización, de sancionar o normar; ya que toda esta materia es regulada por la autoridad sanitaria o la Superintendencia de Medioambiente de la Región de Los lagos”.
Según la ley 19.300, las municipalidades son las encargadas de recibir las denuncias que formulen los ciudadanos por incumplimiento de normas ambientales y las pondrán en conocimiento de la SMA para que ésta les dé curso. La falta de pronunciamiento en el término indicado la hará solidariamente responsable de los perjuicios que el hecho denunciado ocasionare al afectado.
La Municipalidad de Osorno y la posibilidad de recuperar el río
La ley N° 19.300 de Bases Generales del Medio Ambiente entró en vigencia el año 1994. En Chile, esta gran ley regula los principales instrumentos de gestión ambiental. Sin embargo, de acuerdo a una investigación del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica, a casi 30 años de su promulgación no ha existido un real diagnóstico del desempeño de estas herramientas legales y del beneficio que ellas eventualmente han traído.
Julio Cariqueo sostiene que hay muchas normas pequeñas y parcializadas que permiten que generalmente las empresas privadas ganen las disputas legales, debido a que en la mayoría de los casos cuentan con abogados más preparados que los del Estado. La ONU confirma esto, pues el año 2019 evaluó estas leyes, regulaciones y políticas ambientales en todo el mundo, dando como resultado un notorio aumento en la cantidad de normas, pero no en el impacto de ellas en los desafíos actuales.
El recientemente electo alcalde de Osorno, representante de la Democracia Cristiana, Emeterio Carrillo, habló en su campaña electoral sobre la contaminación, demostrando interés por un cambio. Hoy implementa el Plan de Desarrollo Comunal -Pladeco- donde se plantea el deseo ciudadano y del organismo comunal de convivir armoniosamente con los afluentes. A la fecha, la Municipalidad tiene iniciativas para plantar árboles y recuperar el bosque nativo, sin embargo, no se ha manifestado sobre un proyecto permanente y quirúrgico de limpieza. Sólo aprobó recientemente el presupuesto para un estudio de 234 millones de pesos sobre su condición actual, aún cuando los existentes ya son concluyentes.
A la fecha, la Municipalidad tiene iniciativas para plantar árboles y recuperar el bosque nativo, sin embargo, no se ha manifestado sobre un proyecto permanente y quirúrgico de limpieza. Sólo aprobó recientemente el presupuesto para un estudio de 234 millones de pesos sobre su condición actual, aún cuando los existentes ya son concluyentes.
La organización Acción por el río Damas criticó en una entrevista otorgada en junio a Radio Biobío a la Municipalidad por su negativa a respaldar un recurso por daño ambiental. Por su parte desde el Municipio se defendieron argumentando que los “antecedentes con los que se cuenta no permiten inferir eventuales responsabilidades en torno a la contaminación del Damas”. Violeta Alum por su parte comenta que “nosotros hemos hecho protesta, velatones, nos han mandado a los carabineros, nos han perseguido por todos lados”.
La investigadora Catalina Ríos sostiene que el río aún se puede recuperar, pues estos cursos de agua se limpian solos, a diferencia de los lagos: “Propuestas como la recuperación del bosque de la ribera con especies nativas son importantes pues los árboles son los primeros en absorber el exceso de nutrientes”.
Según Ríos, con un bosque de ribera más o menos crecido, el proceso de descontaminación tardaría entre tres a cinco años, lo cual es positivo considerando que en países como Francia con el río Sena y el río Rin en Alemnaia que cruza varias ciudades demoraron hasta tres décadas en recuperar sus afluentes naturales. Becerra, Ríos y el diagnóstico de la Universidad de Los Lagos son categóricos y coinciden en una misma solución: para reparar el río las grandes industrias deben dejar de contaminar, y para ello, se requiere tecnología verde, reformar la legislación existente y entregar mayor presupuesto a la fiscalización.
Para este artículo se contactó con Essal vía correo electrónico y telefónica para conocer su versión de los hechos. Sin embargo, al cierre de esta investigación no hubo respuesta por parte de dicha empresa.
*Estudiantes del Laboratorio de Periodismo de Investigación, Universidad de La Frontera (UFRO). Profesoras Tanya Hirsch y Paula Huenchumil.
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