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Miércoles, 6 de Agosto de 2025
[Sábados de streaming – Documentales]

Gunther, el perro millonario: Simpatía por el demiurgo

Juan Pablo Vilches

Gunther’s Millions (2023)

Gunther’s Millions (2023).
Gunther’s Millions (2023).

Detrás de este perro y su estilo de vida hay una gran extravagancia, la que a la vez es mostrada como un pandemónium de las taras del mundo moderno, y también como una experiencia terapéutica para el individuo que lo orquesta todo. 

Antes que todo, no hay que dejarse engañar por el título en español del documental. Esto no se trata de una retahíla de las excentricidades de un perro, ni un registro minucioso de un estilo de vida insultante para el 99,9% de la población humana. 

Eso es solo el comienzo, o el anzuelo más bien, el que se nos presenta con la agilidad e hiperestimulación visual y sonora que se le celebra a Scorsese, y también con la ligereza y frivolidad propias del canal E! Solo que, en vez de ir acompañarla con la sincopada estridencia del pop contemporáneo, se le agrega el toque europeo de la música clásica. En especial, Mozart. Ya veremos por qué.

En efecto, el documental se presenta y nos presenta a un pastor alemán llamado Gunther, el perro más rico del mundo por ser el único heredero de una acaudalada condesa alemana. Como buen millonario, el can no está solo y raudamente aparecen los componentes de su entorno (entourage que le llaman): vocero, jefa de RRPP, abogados, asesores, varios –en su mayoría, sospechosamente apuestos– que, aparte de mencionar a Gunther, se refieren reverentemente a la inteligencia y excentricidad de un tal Maurizio Mian.

Mian es el custodio principal de Gunther y de los cerca de 500 millones de dólares y del entramado corporativo y accionario con que esta fortuna se custodia y se renueva. Se trata de un hombre ya mayor –y amigo del fallecido hijo de la condesa– y que lleva tres décadas manteniendo la estirpe del Gunther original. Pues sí, la condesa falleció en 1992 y el heredero original era el abuelo del actual Gunther. 

El desfile de excentricidades de Mian comienza con la compra de la casa de Madonna en Miami, a comienzos de los 90, para inmediatamente realizar un casting de gente joven y hermosa que compondrá un grupo llamado The Burgundians, obligados a vivir en la mansión.

El documental empieza realmente cuando aparece Mian, porque él es el protagonista de esta historia. Y ciertamente los realizadores lo tratan como tal, evidenciando a veces una confianza y una complicidad que hacen pensar que esta es una pieza propagandística y apologética de Mian. Pero a veces parece lo contrario, y este es uno de los sostenes del documental.

Su estructura por episodios responde a la necesidad de dar cuenta de los 30 años de la dinastía Gunther, así como de ir metiéndose en cada uno de los secretos sumergidos bajo su simpática fachada. Donde cada secreto es enunciado como un cliffhanger al final de cada episodio. Y funciona; de hecho funciona tan bien que es mejor no mencionarlos aquí.

El desfile de excentricidades de Mian comienza con la compra de la casa de Madonna en Miami, a comienzos de los 90, para inmediatamente realizar un casting de gente joven y hermosa que compondrá un grupo llamado The Burgundians, obligados a vivir en la mansión. No cantan, no bailan, no tienen ningún talento en especial, y el documental es muy transparente al mostrar las motivaciones de sus participantes: dinero, fama o lujuria; y lo pintoresco de la situación en general.

Esto sería un mero divertimento o un proyecto de reality show –pero sin show– si no fuera porque esta extraña experiencia era en realidad un experimento de Mian. El documental no puede fingir mucho rigor científico al respecto porque el experimento mismo no parece tenerlo, pero a grandes rasgos, el encierro de The Burgundians respondía al dudoso supuesto de que la gente joven y hermosa viviendo en un entorno de lujos y ocio debería ser feliz y retroalimentar mutuamente su felicidad.

Entre los entrevistados hay un lúcido director de casting, un lascivo supervisor y un psiquiatra no muy convencido de lo que explica, lo que da al asunto cierto aire de farsa movida por los dólares, lo que no esconde un trasfondo ligeramente siniestro que se concreta en un segundo experimento. En la Toscana, una década después.

Junto con comprar un equipo de fútbol y nombrar como sus presidentas a la Cicciolina y a otra actriz porno, Mian armó un segundo grupo llamado los 5 Fantásticos, con el fin de profundizar el experimento… pero con bebés. Nacidos en un entorno óptimo y condenados a un destino óptimo a la altura de sus genes óptimos. Como el Lebesborn de los nazis, el cual es mencionado explícitamente.

¿Es Mian un nazi? Aparentemente, no. Es más bien un heredero, como el perro Gunther y el homónimo hijo muerto de la condesa, que quiere descubrir una especie de fórmula para la felicidad –con la cual no parece llevarse particularmente bien– y probarla. Un capricho de millonario, a fin de cuentas, el que sin embargo pretende jugar con vidas y que en su delirio congrega una fauna de celebridades de reputación dudosa, pseudociencia, materialismo, culto a la belleza, todo financiado por una intrincada operación de evasión fiscal.

El documental logra niveles inusitados de extrañeza, sorpresa y –principalmente– claridad respecto de todo lo que está mal en el extraño mundo en que vive el 0,1% de nuestros congéneres.

Cuando se empieza a revelar la verdad del asunto –en el tercer episodio–, lo que tenemos es un amasijo informe y caótico de casi todas las taras del capitalismo tardío, el contraste absoluto y radical con el piadoso protestantismo de quienes certificaban su salvación con el trabajo y la generación de capital… para ser reinvertido de modo que generara más capital. No para que lo herede un perro ni para hacer experimentos eugenésicos como terapia autorecetada.

¿Por qué Mozart, entonces? Porque su música es la banda sonora más reconocible del rococó, con su absolutismo, su corte de parásitos empolvados y su desconexión absoluta con las urgencia del resto del mundo, el que después los barrió con una revolución.

Se podría colegir que, a pesar del tono ligero –mozartiano– de todo este entuerto, hay una crítica o al menos una constatación de decadencia terminal que envuelve este amasijo de vicios. Sin embargo, el documental decide despedirse revirtiendo al proceso privado de Mian y lo que aprendió o dejó de aprender envolviéndose en esta historia de Gunther. Es decir, a su terapia.

Este decepcionante final se explica en parte por la evidente simpatía que los realizadores parecen tenerle al demiurgo de esta historia, incluso cuando develaban sus mentiras. Eso no quita que el documental logra niveles inusitados de extrañeza, sorpresa y –principalmente– claridad respecto de todo lo que está mal en el extraño mundo en que vive el 0,1% de nuestros congéneres.

Acerca de…

Título original: Gunther’s Millions (2023)
Nacionalidad: EE. UU.
Dirigido por: Aurelien Leturgie
Duración: Cuatro episodios de 45 minutos aprox.
Se puede ver en: Netflix

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