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Viernes, 19 de Abril de 2024
Pese a informes que anticiparon irregularidades

Las butacas del Estadio de Concepción que no cumplen normas FIFA

Isabel Reyes B.

A solo tres años de la entrega del remodelado Estadio Ester Roa, cuyos trabajos tuvieron un costo de $33.000 millones, sus butacas, además de estar perdiendo el color antes de lo previsto, tampoco pasaron las pruebas contra el fuego realizadas por el IDIEM, de la Universidad de Chile. Y, por si fuera poco, hay antecedentes de sobreprecio en el pago de los 31.000 asientos.

Admision UDEC

Ya no son tan azul ni tan amarillo. Los colores característicos de las butacas del Estadio Regional de Concepción se están destiñendo. Pese a tener menos de cinco años de funcionamiento, están perdiendo intensidad. ¿La razón? Una serie de desinformaciones que hoy mantienen al municipio penquista enfrentado con la empresa a cargo de las obras, Claro Vicuña Valenzuela. 

El 25 de junio de 2015, Michelle Bachelet inauguró las obras de remodelación del Estadio Ester Roa Rebolledo en Concepción que, después de dos polémicos años de remodelación, se entregaba como sede para la Copa América. Se jugaron tres partidos del campeonato. El más importante, el tercer lugar que enfrentó a las selecciones de Perú y Paraguay. Una vez terminado el campeonato, comenzó otro partido: el de las butacas. 

Un comienzo con irregularidades

Fue en julio de 2012 cuando Sebastián Piñera, en su primer mandato, anunció la aprobación de fondos para la remodelación del Estadio Ester Roa Rebolledo. Después de dos intentos fallidos de licitación, por un presupuesto muy acotado, se decidió dividir la obra en cuatro partes: una empresa que se encargara de la obra gruesa, otra del césped, de las butacas y la techumbre. 

De las cuatro, la única que se declaró desierta fue el de las butacas, cuyos valores promediaban 500 millones de pesos. En 2014, a un año de la Copa América, la empresa COPASA, quien estaba encargada de la obra gruesa, declaró evidentes retrasos lo que terminó en un cese anticipado del contrato. Por lo tanto, se volvió a licitar. Encabezada por la Municipalidad de Concepción, la licitación se la adjudicó la constructora Claro Vicuña. 

Es ahí cuando los concejales de aquel entonces, Alejandra Smith, Joaquín Eguiluz y el ex concejal Jorge Condeza presentaron sus reparos. Con los pocos antecedentes que tenían, revisaron la propuesta de la constructora y encontraron un notable sobreprecio y manifestaron su descontento. Así quedó estipulado en el acta del Concejo Regional realizado el 14 de septiembre de 2014, donde asistió la ministra de Deportes de ese periodo, Natalia Riffo. “Me llama la atención y me gustaría también que el director de construcciones nos explique por qué se acepta en esta licitación el precio de 31.000 butacas a un valor de $1.900.000.000, en circunstancias que la licitación anterior que también voy a dejar en acta y que participaron 6 empresas, el costo más barato era de $405 millones y el más caro $618 millones, o sea tenemos un sobre precio de $1.000 millones”, dijo Alejandra Smith.

Lo que más llama la atención en toda esta historia es que, la misma empresa advirtió al municipio del tiempo que tardaban las butacas en comenzar a perder el color.

Durante dos años, presentaron todos los antecedentes del caso en Contraloría, hasta que el 22 de septiembre de 2015, el ente estatal entregó un informe donde confirmó las irregularidades en la instalación de las butacas en el Estadio. “Se detectaron situaciones en las cuales la Municipalidad de Concepción no veló por dar cabal cumplimiento a la conclusión de la obra (…) Sobre las butacas que no se instalaron en la contrahuella de las graderías del sector tribuna del estadio, 2º nivel, del público general”, se lee.

Joaquín Eguiluz, actual concejal que denunció el caso, dice que eso implicó una rebaja en el precio de la construcción. “Se ahorraron estructura en todo el estadio que no fueron instaladas. La instalación en contrahuella reducía el espacio entre el suelo y la butaca, lo que lo hacía más comodo. Ahora, la mitad de la gente queda con los pies colgando o los pies puestos en el respaldo del de abajo”, dice.

Informes que lo anticiparon

Las bases que presentó la Municipalidad para el proyecto, específicamente en el ítem butacas, indicaba lo siguiente: “No deberá sufrir decoloración, al menos durante los primeros cinco años desde su instalación”. Hoy a menos de cinco años de existencia, lo anterior no se cumple, hecho que la Municipalidad reconoció. Frente a esto, hizo cobro de la boleta de garantía, lo que llevó a Claro Vicuña a demandar a la casa edil. Esta a su vez, le contestó por irregularidades técnicas en el producto entregado. 

Lo que más llama la atención en toda esta historia es que, la misma empresa advirtió al municipio del tiempo que tardaban las butacas en comenzar a perder el color. A través de un informe emitido por el Centro de Estudios de Medición y Certificación de Calidad (Cesmec), se demuestra que el desgaste comenzaría a ser moderado desde los 3,15 años. Estos resultados estuvieron en 2015, mismo año que se inauguró el estadio y se jugó la Copa América. 

El estudio se hizo en base a muestras de butacas amarillas que se expusieron en un laboratorio a un total de 1300 horas de exposición, lo que equivale aproximadamente a 38 meses. El informe cierra: “Habría una decoloración moderada en las condiciones a la que las butacas estarán expuestas en esta zona (condiciones normales) aproximadamente después de los 5 años”. 

Por otra parte, y no menos importante, el Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructura y Materiales (IDIEM) de la Universidad de Chile, se encargó de las pruebas de fuego. Según las mismas bases del municipio se debía indicar “que el producto no se debe encender o si se enciende no debe continuar ardiendo cuando se retire la fuente de ignición”.

Las muestras son alarmantes. “La muestra de asiento de polopropileno color azul no es autoextinguible, con una tasa de combustión promedio de 1,58 (cm/min)”, se lee en el informe.

Ninguno de los dos aspectos cumple con la Normativa FIFA. En su libro “Recomendaciones técnicas y requisitos para la construcción o la modernización de estadios de fútbol” lo definen de manera clara: “Se deberá dedicar suma atención a la elección del tipo de asientos que se quiere instalar. Deberán ser irrompibles, a prueba de fuego y capaces de resistir las adversidades climáticas, sin deterioro indebido y pérdida de color”. 

Ambos informes están en manos del Municipio desde hace tres años.

INTERFERENCIA se contactó con la Directora Jurídica de la Municipalidad de Concepción, Ximena Torrejón y Marcelo Droguett, abogado representante en el caso. 

-¿Por qué si tenían los estudios en 2015 que anticipaban la realidad de hoy, no tomaron medidas antes?

-Ximena Torrejón: Al momento que se instalan, las butacas cumplían las normas técnicas. Por eso que se hace la recepción conforme. Ese proceso que sufren las butacas se produce en el tiempo. 

-Pero ustedes tenían los antecedentes de cuánto tiempo pasaría…

-Marcelo Droguett: De acuerdo a la naturaleza del contrato, el responsable de todos y cada uno de los ensayos es la empresa constructora. Ella es responsable, aun cuando los ensayos los hayamos generado nosotros. Si hay inconsistencia, es de responsabilidad de la empresa. 

Sin respuestas

Jorge Condeza, ex concejal penquista y uno de los que ha seguido la denuncia, fue a Contraloría hace un mes para saber en qué iba el caso. “La contraloría está haciendo sumarios debido a que existían responsabilidades administrativas. Pero hasta el día de hoy, dicen estar en etapa de confección. Aún no hay ningún resultado”, dice. 

“La municipalidad al verse demandada, hizo una contrademanda presentando antecedentes para decir que las butacas no cumplen con las especificaciones y que se decoloraron antes de los cinco años. ¡Pero si los certificados de calidad lo decían! El agravante es que nos cobraron un sobreprecio y además nos instalaron unas butacas que no sirven”, dice Condeza, quien además presentó este año una querella en la Fiscalía local este año solicitando investigar el tema. “Aquí hay un daño patrimonial”. 

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Sería interesante saber quienes son los dueños de la empresa Claro Vicuña Valenzuela y qué otras obras se han adjudicado

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