Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Lunes, 4 de Agosto de 2025
[Voces Lectoras]

Lecciones para la convivencia desde los resultados en Francia

Marco Enríquez-Ominami

"Lo sucedido en Francia y España debe servirnos como faro de advertencia y como mecanismos de contención ante esa derecha destructiva. La primera lección es no creerle tanto a las encuestas, porque no dieron pie con bola. La segunda, es que la gente optó por aquellos proyectos que, frente a economías y ecologismos globalizantes, promovían una soberanía económica y democrática"

La apuesta por vivir en una democracia es la apuesta por vivir juntos, en paz y libertad; y para que eso sea posible, un Estado fuerte y sano es indispensable, porque serán sus instituciones las que le proporcionarán, a esa paz y a esa libertad, la estructura necesaria y la soberanía para existir y realizarse: leyes y derechos, participación y representación, defensa y seguridad, planificación y distribución, por nombrar algunos. Hasta el mercado, si quiere funcionar en este mundo multipolar, necesita de un Estado fuerte y respetado que sirva de aval para los acuerdos comerciales y de garantía para los inversionistas. Soberanía, orden, mercado, paz y libertad dependen de la democracia y del Estado.

La ultraderecha libertaria y neoliberal ha ganado terreno en el mundo, pregonando lo contrario: que el Estado es un enemigo, que la convivencia es una amenaza, que los impuestos, para que exista ese Estado son un robo, que los grandes empresarios son benefactores de la caridad, que los poderosos son víctimas, que los pobres son los victimarios porque son flojos, que los trabajadores son parásitos de la riqueza que construyen otros, que la soberanía un estorbo para los negocios, y que la mejor ley es la ley natural, la del más fuerte, la de que cada uno se defienda y defienda lo que tenga.

Entonces, ¿por qué avanzan sus ideas en el mundo? ¿Realmente avanzan? Lo sucedido en Francia y España debe servirnos como faro de advertencia y como mecanismos de contención ante esa derecha destructiva. La primera lección es no creerle tanto a las encuestas, porque no dieron pie con bola. La segunda, es que la gente optó por aquellos proyectos que, frente a economías y ecologismos globalizantes, promovían una soberanía económica y democrática; y que, Ante el belicismo de la socialdemocracia y Los Verdes, partidos tradicionalmente de izquierda que apostaron todo por escalar la guerra en Ucrania, enviando armas, dinero y hasta tropas, la gente eligió a aquellos que abogaban por la paz y la convivencia. Por eso Macron, que se había comprometido con enviar tropas a la guerra, perdió más de la mitad de su fuerza en la asamblea nacional, y la gente terminó votando por Le Pen o Mélenchon. En España pasó otra cosa pero por las mismas razones, porque ahí, con gran astucia, el Gobierno de Sánchez supo reducir a tiempo la intensidad de su posición bélica y realizó un fuerte gesto comunicacional hacia el reconocimiento de Palestina y la necesidad de terminar con esa invasión.

Pero no es la paz y la guerra simplemente, lo que está partiendo aguas en Europa, así como tampoco es que la ultra derecha esté avanzando porque sus ideas parezcan a la gente atractivas o sensatas. A mi me parece que es la izquierda, sus líderes, en todo el mundo, los que están haciendo las cosas mal porque están, por un lado, subiéndose a la misma demagogia de esa derecha ultra, para ver si logran cosechar un poco de likes, de puntos en alguna encuesta trucha o de seguidores en Tiktok, y por otro, cuando les toca gobernar, haciéndolo desde el sin sentido.

Dicho de otro modo, no es que la ultraderecha avance, lo que pasa es que nosotros estamos dando pasos hacia atrás en aquellos elementos que nos diferenciaban y que dotaban de sentido a nuestro proyecto, que son, en resumen, los que están escritos en el primer párrafo de este artículo: Sobernía, convivencia, paz, libertad y bienestar, a través del Estado, la democracia y el Mercado.

Un gobierno ecologista y verde tiene que explicar muy bien a sus votantes cuando, con una mano, están enviando mucho dinero y armas para hacer escalar una guerra, en un territorio extranjero cercano, que degrada el aire y los suelos y los contamina con químicos horrorosos, y con la otra va a poner trabas a los productores de alimentos porque su industria genera metano y óxido nitroso. Digo, lo tienen que explicar bien si quieren que la gente entienda el sentido de esas decisiones contradictorias entre sí, y contradictorias con el bienestar y la ecología. Porque, de otro modo, esos votantes, frustrados, van a querer, primero, no buscar otra opción, sino que castigarlos y pegarles con lo que más duele. Fue lo que pasó en Francia donde castigaron a Macron votando por el partido de Le Pen, el de Ultra derecha, pero en la segunda vuelta votaron por el Frente Popular, que es la izquierda soberana y tradicional. 

Existe otro problema en la izquierda, que se hace evidente cuando se intenta explicar el avance de la ultra derecha en encuestas y elecciones: muchos asumen que quienes votan por la ultraderecha lo hacen por ignorancia o falta de inteligencia. Este desdén clasista es alarmantemente común. Incluso he escuchado a militantes de izquierda afirmar abiertamente que se saben más inteligentes que los de derecha; "porque si poh, porque es obvio". Esta arrogancia intelectual es un grave error que lleva a la izquierda a abandonar la tarea de conquistar ideológicamente a posibles simpatizantes de enfrente, y a renunciar a la necesidad de explicar claramente sus políticas, presuponiendo que la gente no las va a entender, aunque se las expliquen.

La ultra derecha convirtió retóricamente al Estado en una empresa corrupta llena de parásitos y narcotraficantes, entonces, si la izquierda no es capaz de explicar qué es ese Estado y esa democracia que defienden tanto, pareciera que están defendiendo una empresa inmoral, y hacen quedar a ellos como audaces y rebeldes, y a nosotros como reaccionarios. La ultra derecha, que en Chile tiene la mayoría en las encuestas, quiere ganar para llegar al Estado y dinamitarlo, lo han dicho abiertamente y lo hicieron históricamente -no con dinamita, pero las bombas que tiraron sobre la oficina de Allende tenían TNT, seguramente. Nosotros, la izquierda, al revés, queremos llegar al poder para hacer cumplir la misión del Estado y la democracia, y tenemos que repetirla hasta el cansancio: Soberanía, paz, convivencia, bienestar y libertad.  

En este artículo



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.

En este artículo



Los Más

Comentarios

Comentarios

Es verdad, comparto plenamente lo analizado por MEO, sin la izquierda no se une y comienza a mostrar que no son de derecha, creo que puede tener más opciones y los votantes les creerán

Que la misión del Estado es "Soberanía, paz, convivencia, bienestar y libertad" es una visión socialdemócrata de este. Desde mi punto de vista, el Estado es un instrumento de dominación de clase, que aspira a resguardar y asegurar la desigual repartición entre las clases sociales, por lo que sus tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) defienden esa posición y condición.

Añadir nuevo comentario