La reciente cuenta pública 2022 incluyó el anuncio de una expansión del gasto del PIB para ciencia para irlo acercando a un 1%. Se trata de un anhelo largamente levantado por las y los actores en el campo de la Ciencia, la Tecnología, así como las Ciencias Sociales y las Artes y las Humanidades que responde a necesidades crecientes en dicha órbita y que plantean una serie de desafíos y de requerimientos tanto logísticos como de ideario.
The Peer Review entrevistó a Carolina Gainza, subsecretaria de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación sobre este y otros asuntos relacionados.
TPR: En la Cuenta Pública 2022, el presidente Boric ha anunciado "avanzar hasta lograr que el 1% del PIB sea destinado a la investigación y desarrollo". Ese porcentaje acercaría a Chile a los valores PIB que ostentan los países de la OCDE, aunque seguiría lejos de algunas naciones como Corea del Sur o Israel. Se entiende que este avance se realizará gradualmente al largo del cuatrienio 2022-2026. Más allá del cómo se arribará a dicha cifra, una consulta importante es acerca de en qué se enfocarán estos recursos: ¿desarrollo de investigaciones?, ¿promoción de capital humano?
Carolina Gaínza: “Lo más relevante es subrayar que el Presidente Boric ha dado una señal inequívoca de que cumplirá su compromiso programático en materia de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación: eso es lo que significa avanzar hacia el 1% expresado en la Cuenta Pública. En ese sentido, se trata de un mejoramiento global dirigido hacia todo el sistema CTCI, hacia la investigación, con un fuerte énfasis en mejorar y fortalecer las capacidades del sistema, velando por el desarrollo de las ciencias, Ciencias Sociales, Artes y Humanidades”.
“El anuncio de dirigirnos hacia el 1% lleva implícita la necesidad de transversalizar el conocimiento para que no sólo sirva a los propósitos académicos investigativos -que son muy importantes, por cierto-, pero que, además, esté en la base del nuevo modelo de desarrollo y ayude a la toma de decisiones en políticas públicas, para contribuir a una mejora en la vida de las personas. Por ejemplo, si miramos al litio desde el punto de vista del conocimiento, veremos que no es sólo una cuestión de cuántos recursos se pueden inyectar al país, sino también que se trata de cuánta capacidad especializada podemos desarrollar para Chile, cómo podemos innovar en tecnologías que no dañen el medioambiente o cómo trabajar con las comunidades donde está el litio y que sean partícipes de estos procesos. Todas estas preguntas son materias que involucran a todas las áreas del conocimiento y nuestra tarea es que la investigación tenga un rol central en la elaboración de las políticas públicas”.
TPR: En Chile la ciencia se realiza básicamente en el ámbito público, en particular desde las universidades, y no hay mucha iniciativa privada, como señalan diversos estudios que han llevado a cabo especialistas como Andrés Zahler. En alguna entrevista usted ha indicado que ese balance hay que propender a modificarlo, para que lo privado participe más de la ciencia. ¿Qué planes se están diseñando para apoyar desde el Estado una reconfiguración de esta situación entre ciencia desarrollada de manera pública y privada?
Carolina Gaínza: “Actualmente un 45,3% del gasto en I+D proviene del Estado, un 31% de la empresa y un 16,3% de las instituciones de educación superior, mientras lo restante está referido a organizaciones internacionales, observatorios e instituciones privadas sin fines de lucro. Este panorama muestra que de cada 10 pesos, sólo 3 son aportados por las empresas y eso es lo que debemos balancear”.
“Y aquí quiero explicar qué significa el aporte privado desde la perspectiva del Ministerio CTCI. La I+D debe conectarse mejor con las universidades, también otras formas es mejorar las transferencias tecnológicas, por ejemplo, a través de los hubs o que fortalezcamos la inserción de más investigadores en las empresas; por otro, es generar nuevas empresas de base científico-tecnológica (EBCT). El Estado debe ser un actor importante en esta tarea, definiendo las misiones y generando condiciones para que las empresas se atrevan a invertir. Aquí, la reforma tributaria será fundamental, tanto para crecer en investigación como para incentivar la inversión en I+D. En este plan buscamos promover la asociatividad y que el conocimiento quede instalado en el territorio para que así llegue de verdad a las personas. En esta tarea, ningún actor sobra”.
TPR: En los últimos meses se ha especulado mucho acerca de la influencia para el bloque de gobierno, de la pensadora en economía Mariana Mazzucato que sostiene la idea de un "Estado Emprendedor". Se puede interpretar que este 1% del que estamos conversando dialoga con las ideas de aquella pensadora, en particular la noción de que el despliegue de la Investigación y el Desarrollo resulta clave para el progreso de los países y en particular en Chile y, como se señalaba antes, en esta esfera el aporte privado ha solido ser menos intenso en el país. ¿Qué se puede decir de ello?
Carolina Gaínza: “Tiene bastante que ver, sobre todo si hablamos del rol que consideramos debe tener el Estado y como Ministerio CTCI para mejorar la vida de las personas, ya sea desde la investigación o desde la innovación como expliqué antes. Para nosotros, el Estado no es una fuerza inercial, sino muy por el contrario, es un motor que alimenta y promueve el conocimiento para que el país avance”.
“En ese sentido, otra línea con la que hay plena concordancia con Mazzucato es que los gobiernos en sí mismos -o en este caso, un ministerio- tienen que transformarse en “organizaciones” innovadoras y colaborativas, no en competidoras que evolucionan según el mercado. La colaboración, al pensarse como una misión conjunta o un grupo de misiones, pasa de ser una idea a ser un compromiso para y con la sociedad. Y por eso, aunque estamos conscientes de que avanzar hacia 1% es un propósito elevado y complejo, nos motiva fuertemente en la búsqueda de soluciones audaces a aquellos problemas que no se pudieron resolver en el pasado a través de medidas más pequeñas”.
TPR: Bien en específico, los fondos para proyectos concursables como Fondecyt permanecen estancados desde hace un par de lustros, y las áreas concursables se han vuelto no sólo hipercompetitivas -sobre recursos escasos-, sino que también un cuello de botella. ¿Qué se puede esperar como efecto del 1% sobre dichos fondos?
Carolina Gaínza: “La concursabilidad ha tenido un aspecto positivo al atraer una serie de actores que de otra manera habrían permanecido dispersos, cada uno en su área específica de acción. El problema, como usted señala, es la hipercompetitividad del sistema de concursos. Al promover la competitividad, centrándose, el sistema, en los individuos, los objetivos se distorsionan desincentivando la asociatividad y perdiendo de vista los desafíos del país. Por eso, nuestro diagnóstico inicial es que debemos iniciar una transformación progresiva que permita que ingrese más aire a todo el sistema”.
"Estamos analizando cuáles son las mejores herramientas o qué combinación de instrumentos es la más adecuada para lograr ese cambio"
“Dentro del marco del crecimiento presupuestario anunciado en la Cuenta Pública estamos analizando cuáles son las mejores herramientas o qué combinación de instrumentos es la más adecuada para lograr ese cambio, sin producir un efecto regresivo en aquellos procesos investigativos que ya instalaron capacidades”.
“Diría que el principal efecto que tendrá este crecimiento es que promoveremos con más fuerza la capacidad asociativa de los actores, ya sea entre centros o universidades, o también en el ámbito público y privado”.
TPR: Es imposible pensar en un espaldarazo desde el Estado a la investigación sin atender a la noción de "nuevo trato" que vienen levantando las universidades estatales desde hace años. ¿Cómo se plantea abordar este nuevo trato en el contexto del 1%, máxime cuando los recursos que se ofrezcan entrarán en un pool competitivo tanto para universidades estatales como privadas?
Carolina Gaínza: “Ciertamente que nos interesa fortalecer las universidades públicas y su rol, en el sentido misional del que hablaba antes, es decir, desde aquellas tareas de promoción del bien común al que están llamadas ese tipo de entidades. Dicho esto, también existe otro aspecto a considerar como es el desarrollo de las universidades regionales, entendidas como polo vivo de conocimiento, que atiende a las necesidades más específicas de cada zona”.
“Entre las líneas estratégicas que definimos como Ministerio CTCI están la transdisciplinariedad, descentralización, transversalización de la igualdad de género y democratización del conocimiento, y para avanzar en ellas requerimos que converjan los esfuerzos de todas las instituciones, sin distinción. Así, privilegiaremos la capacidad asociativa por sobre la competencia también en el ámbito de los recursos, porque aquí nadie sobra”.
TPR: Finalmente, el ecosistema del Capital Humano Avanzado en Chile ha sido descrito como precario, con sistemas de contratación de personas con doctorado desde, por ejemplo, las universidades, en condiciones frágiles. Da la impresión de que hay mucha demanda de puestos de investigación, pero las universidades no disponen de recursos para solventarlo. ¿Hay planes integrales desde el Gobierno y en este contexto para abordar este tipo de desafíos?
Carolina Gaínza: “No me gusta el concepto de capital humano, prefiero hablar de investigadores, porque no son un capital sino que son fuerza de trabajo. Y como trabajadores del conocimiento, deben ser atendidas sus demandas como tales. Le puedo contar que estamos trabajando fuertemente en buscar soluciones conjuntas a la precarización laboral que se ha producido en nuestro ecosistema. Digo conjuntas porque hemos encontrado similitudes con otras áreas, por ejemplo, en Cultura, donde se producen situaciones parecidas con las nuestras: contratos con plazos acotados, informalidad, jornadas laborales desiguales, inaccesibilidad a protección social o de salud, etcétera”.
"Mejorar los programas de inserción, tanto en el sector público como el privado, más allá de las universidades"
“Nuestra estrategia estará dirigida a mejorar los programas de inserción, tanto en el sector público como el privado, más allá de las universidades. Pero este plan debe ser paralelo a un mejoramiento de las condiciones laborales de las y los investigadores. En esta línea abordaremos este tema con el Ministerio del Trabajo, de tal manera que las soluciones sean integrales y atendidas con la prontitud que merecen. Por otro lado, prontamente iniciaremos diálogos con investigadores y organizaciones para hacer un levantamiento de temas desde las propias personas afectadas, así como la priorización de los requerimientos”.
Algunos textos de Interferencia sobre estos temas:
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