El coronavirus en Chile entró ayer lunes en fase 4, lo que significa que existe mayor circulación del virus y dispersión comunitaria de la enfermedad. En este sentido, el gobierno –a través del Ministerio de Salud– estableció medidas como prohibir eventos de más de 200 personas como también ceremonias en que haya más de 50 asistentes.
Ante esto, el sentido común obliga a preguntarse por qué todavía no existe una medida que restrinja la asistencia a los malls en todo el país, considerando el alto flujo de personas que ocurre ahí. Por ejemplo, según un estudio de la empresa Georesearch publicado en La Tercera, el flujo mensual en el Costanera Center –el mall más grande de Chile– era de entre 3,15 y 3,9 millones de personas, esto antes del estallido social del 18 de octubre.
Ayer lunes el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, en un punto de prensa informó las medidas de su cartera para disminuir los impactos del coronavirus en la economía local. En este contexto, tras ser consultado sobre el cierre de malls y supermercados, afirmó que ninguno de estos dejaría de operar.
Pero tal como en todo el manejo de esta pandemia, el gobierno de Sebastián Piñera no parece ser la autoridad que dirige la contención del virus. Muestra de esto es que las principales empresas a cargo de los malls no se han cerrado a esta posibilidad.
Falabella se desacopla
Durante la tarde de ayer lunes la empresa de las familias Solario y Del Río, Falabella S.A (propietaria de Falabella Retail, Falabella Financiero, Sodimac, Tottus, Mallplaza, Open Plaza y Linio) emitió un comunicado en el que además de presentar una serie de medidas de higiene para todas sus dependencias y otras de teletrabajo para algunos de sus trabajadores, entregaron un antecedente que va más allá de las medidas que ha anunciado el gobierno.
Esta compañía contrató la asesoría de un infectólogo –el cual no fue identificado– “para los protocolos en caso de contagio y actualización de acciones, conforme a cómo evolucione la propagación del virus”, según afirma el comunicado.
La empresa de la familia Solari parece tomar un camino propio y su medida suena más restrictiva que las acciones impulsadas por el ministro de Salud, Jaime Mañalich, como también respecto de las palabras de Briones.
Incluso fuentes de la compañía que hablaron con INTERFERENCIA fuera de micrófono, señalaron que la posibilidad de cerrar el comercio es una decisión que se evalúa a diario dependiendo de cómo avance el virus. Además, respecto de la coordinación con el gobierno, son claros: “La contingencia la ha manejado la empresa y las medidas adoptadas son decisión de la empresa”.
El comité de expertos... de Cencosud
Por otro lado, Cencosud -consorcio de Horst Paulmann que además del Costanera Center agrupa a París, Easy, Santa Isabel, Jumbo y Johnson- también estableció medidas de contingencia que apuntan a la higiene y sanitización de sus espacios, tanto para trabajadores como para clientes, según informó a través de un comunicado.
En esta línea, el documento también explica que la empresa tiene un “comité que monitorea la evolución de la enfermedad”, sin entregar detalles de quiénes lo integran. Además agrega Cencosud que siguen todas las instrucciones del Ministerio de Salud, pero sin especificar cuál es el nivel de coordinación que existe con la parte estatal.
Por su parte, al cierre de esta edición, Ripley todavía no emitía un comunicado sobre cuáles son las medidas de sus locales.
De esta forma, ninguna de las compañías ha descartado el cierre de sus tiendas, tal como afirmó el ministro de Hacienda.
Uno de los hechos que marcó la jornada del lunes en este sentido fue el ultimátum del alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, al retail. El jefe comunal dio plazo a más tardar hoy martes para que estas empresas aumenten sus medidas de seguridad, de lo contrario serán clausuradas.
Experiencia fuera de Chile
Llama la atención la reticencia del gobierno a restringir el desarrollo del comercio cuando en el resto del mundo han podido observarse numerosos casos en que los centros comerciales han debido cerrar sus puertas para así proteger el bien mayor, que consiste en detener la velocidad con que el virus se propaga.
En Estados Unidos, en el Estado de California, las autoridades decretaron en seis condados una orden que obliga a los habitantes a permanecer en sus casas a menos que sea estrictamente necesario salir. Esta medida incluye el cierre de numerosos centros comerciales y restaurantes, los cuales podrán funcionar solo en la modalidad de delivery.
Otro caso relevante es el de España, en el cual cerca de 340 personas han muerto debido al Covid-19. Esto lo transforma en uno de los países más golpeados por esta emergencia sanitaria. El pasado sábado 14 de marzo, Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, declaró el estado de alarma. En este contexto, la mayoría de los comercios minoristas están restringidos de funcionar, incluídos los shoppings o centros comerciales.
En Panamá, el presidente Laurentino Cortizo declaró estado de emergencia el viernes 13 de marzo para controlar la propagación del virus. En este país, los casos aumentaron a 69 contagiados durante este lunes. A través del estado de emergencia decretado, Cortizo dispuso el cierre temporal de todo tipo de locales comerciales a excepción de farmacias, servicios médicos, supermercados y estaciones de abastecimiento de combustible.
En Sudamérica llama la atención el caso de Venezuela, que presenta una cantidad de contagiados confirmados de los más bajos en todo el cono sur. Durante la tarde de este lunes 16 de marzo, Nicolás Maduro confirmó que los infectados en Venezuela que dieron positivo ascienden a 17. A pesar de lo escueta de esta cifra, el gobierno de Maduro decretó cuarentena para siete estados de ese país, entre los que se incluye el distrito capital, Caracas.
La cuarentena en estos estados involucra también el cierre de centros comerciales y otros establecimientos que propicien la aglomeración de personas.
En este sentido, el panorama mundial apunta al cierre de locales de gran aglomeración como los malls, pero manteniendo el funcionamiento de supermercados, siempre con medidas especiales para controlar el flujo de personas.
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