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Sábado, 2 de Agosto de 2025
[Interferencia América Latina]

Petroleros y lobistas de EEUU: "Maduro se queda"

Carel Fleming (desde Washington D.C.)

Lo más irónico es que tanto Marco Rubio como Mauricio Claver Carone, ambos cubanos americanos, están activos en sus discursos en redes sociales en contra de Maduro, mientras que en La Casa Blanca el negocio de la política en Venezuela lo llevan los lobistas.

Días antes que el presidente Donald Trump tomara posesión, el futuro de Venezuela estaba decidido. El secreto se guardó en un cerrado círculo. Tanto así que ni el secretario de estado Marco Rubio sabía y tampoco el enviado especial para Latinoamérica, Mauricio Claver Carone.  Ambos se enteraron de las negociaciones entre Trump y Nicolás Maduro, cuando el negociador de confianza de Trump, Richard Grenell estaba en territorio venezolano. Desde ese día comenzó la división entre los cercanos a Trump (MAGA) y los “otros”. 

Como Trump no confía en las habilidades negociadoras de sus funcionarios, las comunicaciones no oficiales las están realizando sus socios y amigos de golf. Uno de ellos es el lobista Brian Ballard que aparece en múltiples negociaciones en Venezuela y otros países desde la primera administración de Trump. Ballard tiene una ventaja ante sus colegas. La jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, trabajó para Ballard durante ocho años y era la encargada de lidiar con el gobierno de Maduro. De la misma manera Pam Bondi, la fiscal nacional de EEUU, también estuvo en la oficina de Ballard desde el 2019.

¿Cuál es el plan para Venezuela? Ninguno. Por ahora todo sigue en las manos del lobista Brian Ballard, que entre sus clientes figura la petrolera Chevron, una de las dos empresas americanas autorizadas para operar en Venezuela.

¿Cuál es el plan para Venezuela? Ninguno. Por ahora todo sigue en las manos del lobista Brian Ballard, que entre sus clientes figura la petrolera Chevron, una de las dos empresas americanas autorizadas para operar en Venezuela. La otra pertenece a Harry Sargeant, un magnate de la florida y amigo de golf de Trump que fue parte de las negociaciones entre Grenell y Maduro. Ambos van por el negocio y no la política y menos les interesa el regreso de la democracia a Venezuela, ya que así sólo sus empresas pueden operar en el país de Maduro sin tener sanciones de EEUU.

Lo más irónico es que tanto Marco Rubio como Mauricio Claver Carone, ambos cubanos americanos, están activos en sus discursos en redes sociales en contra de Maduro, mientras que en La Casa Blanca el negocio de la política en Venezuela lo llevan los lobistas. Tanto Rubio como Claver han comentado sus molestias y les preocupa que con Cuba podría ocurrir algo similar, ya que saben que Venezuela se dirige desde La Habana. 

Mientras la estrategia de los lobistas es conseguir más contratos petroleros en Venezuela, y firmar a empresarios venezolanos sancionados en EEUU, y borrarles sus juicios ante la fiscalía norteamericana, el secretario Marco Rubio y el enviado especial Mauricio Claver Carone continuarán con el discurso de un pronto retorno de la democracia a Venezuela. Es decir, el mismo negocio de la primera administración de Trump. ¿Los ganadores? Chevron, Harry Sargeant, Brian Ballard y Nicolas Maduro. 



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