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Viernes, 19 de Abril de 2024
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Series de TV - Derry Girls: riéndose de 'los problemas' en la Irlanda del Norte de los 90

Juan Pablo Vilches

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Derry Girls, una comedia en el Ulster de los 90
Derry Girls, una comedia en el Ulster de los 90

Con los Troubles del Ulster como telón de fondo, esta comedia sigue a un grupo de adolescentes chambonas y –pese a todo– alegres.

Admision UDEC

Mientras se realizaba la campaña a favor y en contra del Brexit, uno de los temas ignorados fue el impacto que tendría una eventual salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) en el delicado equilibrio que mantiene la paz en Irlanda del Norte (o Ulster).

Efectivamente, cuando se produjo la salida, la frontera que separa al Ulster con la República de Irlanda se convirtió también en una frontera terrestre entre Europa y el Reino Unido, dos unidades económicas distintas que le recuerdan día a día a los irlandeses la diferencia entre mantenerse súbditos de la reina y ser ciudadanos de una república que luce orgullosamente su estrella dorada en la bandera azul de la UE.

En ese contexto, la dramaturga y guionista británica Lisa McGee estrenó Derry Girls, una sitcom ambientada en su ciudad natal –Derry o Londonderry (si se es anglicano)–, durante el período que los británicos llaman tan flemáticamente The Troubles (los problemas). Se refiere a los 30 años, violencia cruzada entre católicos y protestantes, que cobró la vida de cerca de tres mil personas, dejando heridas profundas en los habitantes del Ulster, incluyendo, por cierto, a la adolescente Lisa McGee.

Ante la pregunta a la creador de por qué hizo una serie cómica, ella explicó que el humor estaba muy presente en sus vidas en aquel entonces, pues era una forma de hacer soportable una cotidianeidad terrible.

Ante la pregunta de por qué hizo una serie cómica sobre adolescentes durante ese periodo, ella explicó que el humor estaba muy presente en sus vidas en aquel entonces, pues era una forma de hacer soportable una cotidianeidad terrible. Era un mecanismo de supervivencia, a fin de cuentas; y por ende, muy necesario.

Efectivamente, el humor está por todas partes en Derry Girls, con un porcentaje muy alto de logro.

Para empezar está la pandilla protagonista, las muchachas de Derry, encabezadas por Erin (Saoirse-Monica Jackson), una quinceañera de pomposas pretensiones literarias –de seguro un torcido alter-ego de McGee– y con una alta propensión a cometer chambonadas. De esas personas que en Chile llamamos pastel, lo que por cierto convierte a su grupo de amigas en una surtida pastelería.

Una de las amigas es en realidad una prima que vive con ella, Orla (Louisa Harland), distraída y etérea al borde de la idiotez; le siguen Clare (Nicola Coughlan), histérica, moralizante y temerosa de la autoridad; Michelle (Jamie-Lee O’Donnell), el exacto opuesto de la anterior; y la pandilla se cierra con alguien que no es una chica ni tampoco es de Derry: James (Dylan Llewellyn), el primo inglés de Michelle que debe ir con ellas al colegio de monjas, por la sencilla razón de que en un colegio católico de hombres al pobre lo matarían por, bueno, ser inglés y hablar como tal.

Y ahora es buen momento para decirlo: Erin, sus amigas y sus respectivas familias (más buñuelos para la pastelería, por lo demás) son todos católicos.  

¿Y qué es vivir? A esa edad, tal vez más que en ninguna otra, vivir es desear cosas nimias pero que parecen lo suficientemente importantes como para meterse en problemas: puede ser un viaje de estudios a París, por el cual casi causan un incendio.

No es un detalle. Más allá de la implicancia religiosa del conflicto, ser católico en el Ulster significaba ser pobre, o más pobre que los protestantes. También significaba ser sospechoso y por lo tanto vivir cruzándose con soldados británicos con uniforme de combate, o que efectivos militares revisen el bus escolar en busca de armas o explosivos. Estas escenas están en la serie, pero no son parte de la trama sino del decorado, una violencia que se naturaliza y se convierte en el telón de fondo de los disparates de un grupo de chiquillos que solo quiere vivir.

¿Y qué es vivir? A esa edad, tal vez más que en ninguna otra, vivir es desear cosas nimias pero que parecen lo suficientemente importantes como para meterse en problemas: puede ser un viaje de estudios a París, por el cual casi causan un incendio; puede ser un recital de Take That en Belfast, por el cual salen sin permiso de la ciudad; o puede ser el saltarse un examen para el cual no estudiaron, por lo que le inventan un milagro a una estatua de la virgen. 

La combinación de caracteres y las disparatadas pero verosímiles situaciones diseñadas por su creadora, logran una comicidad de intensidades diversas, pero que se ven magnificadas por guiones sumamente apretados en capítulos de no más de 25 minutos. En suma, es una comedia efectiva con un ritmo agilísimo, y con la imprevisibilidad que dan las múltiples razones por las que los protagonistas (y sus parientes) pueden provocar algún estropicio. 

Es llamativo que, tratándose de una serie con trasfondo histórico, sea tan episódica como Friends –de la cual Lisa McGee se declara admiradora–, donde no hay continuidad de trama sino una sucesión de estropicios que muy de cuando en cuando son acentuados por hitos relacionados con el recrudecimiento de “los problemas” en la primera temporada, y el inicio de las conversaciones de paz que culminarían en los Acuerdos de Viernes Santo (1998), en la segunda.

Tampoco parece haber interés en contar un proceso de crecimiento personal por parte de Erin, quien de principio a fin está dispuesta a cometer pequeñas ruindades para lograr lo que quiere y cimentar así una sólida convivencia con la sensación de vergüenza. En proporción directa con la vergüenza ajena del espectador, claro está.

Si bien no hay una progresión edificante, sí hay momentos de claridad, en que Erin y sus amigas hacen lo que tienen que hacer, a veces sin que nadie lo sepa; a veces ante la mirada de aprobación de la hermana Michael (Siobhán McSweeney).

La monja directora del colegio, cínica y sarcástica, se roba el espectáculo cada vez que aparece por el hecho de ir siempre por delante de sus alumnas y sus dislates, y por el hecho de ser una persona inteligente que por lo mismo se siente víctima de la idiotez ajena. Y con razón. Su talante, a veces comprensivo y a veces implacable, podría asimilarse a la McGee adulta mirando su propia adolescencia y su intento de evadir la monumental estupidez de una guerra entre dos variantes de una religión que exige “amarse los unos a los otros”. 

Por debajo de la sucesión de chambonadas de Erin y sus amigas, hay otros arcos dramáticos soterrados aun en construcción, pues este año se grabará una tercera temporada que probablemente será estrenada en 2022. Nada de raro, la serie no solo es exitosa sino importante en las islas británicas. Vendría bien ponerse al día.

 

Acerca de...

Título: Derry Girls

Exhibición: Dos temporadas de seis capítulos cada una (2018-2019)

Creada por: Lisa McGee

Exhibida originalmente por: Channel 4 

Se puede ver en: Netflix

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Que buena serie, son tan distintos y tan parecidos a nosotros, esa contradicción que se mantienen en países ocupados

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