Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Sábado, 19 de Julio de 2025
[Sábados de Streaming - Series de TV]

Severance: Un thriller algo adormilado (y así debe ser)

Juan Pablo Vilches

severance.jpeg

Severance.
Severance.

En enero de 2025 se lanzará la segunda temporada de esta serie, y es una buena idea tener vista la primera cuando esto ocurra. Acá explicamos por qué.

El 17 de enero de 2025 será estrenada la segunda temporada de Severance, serie lanzada en 2022 y que obtuvo 14 nominaciones a los Primetime Emmy, aunque ganó solo dos: por la partitura original y por su secuencia de apertura. Se podrá pensar que no es la gran cosa, pero la cantidad de nominaciones y las críticas casi unánimemente favorables dan cuenta de un producto de excelencia… y que, además, no se parece a nada.

Bueno, podríamos decir que hay diversos tipos de deuda con Playtime (Jacques Tati, 1967), con distopias como 1984 o con los laberintos mentales escritos y/o dirigidos por Charlie Kaufman. E incluso podríamos seguir rastreando historias de individuos escindidos, pero la premisa que tenemos acá, y sus ramificaciones hacia diversos campos de la actividad humana, son derechamente inéditas.

En principio, esta serie trata sobre Mark Scout (Adam Scott), un burócrata aparentemente anodino que trabaja en una empresa llamada Lumon, pero no sabe exactamente en qué. Mark y su equipo de colaboradores del departamento de “Refinamiento de Macrodatos”, son empleados “cercenados”. Es decir, que en algún momento de sus vidas decidieron separar su vida laboral y su vida personal en dos consciencias distintas, de modo que a las 9 de la mañana entran a trabajar y olvidan quiénes son. Y a las 17, salen de la oficina y olvidan lo que hicieron en ella.

Así, la premisa radical de esta serie es una hidra de muchas cabezas: una con la cara de la dominación burocrática; otra con los rasgos la dominación carismática rutinizada; y otra con la máscara del equilibro entre vida y trabajo impuesto mediante un hachazo.

El entorno escogido para esta distopia es un edificio que evoca directamente al Apple Park –la serie es producida por Apple TV+, ojo ahí–, con el mismo diseño minimalista propio de esta empresa, pero fotografiado con tonos opacos, heredados de la infraestructura burocrática del siglo XX. La ausencia de colores cálidos, el nevado invierno que nunca parece irse y una música tenue y más bien lúgubre, sugieren que estamos en algo parecido a un páramo de vida mustia y menguante, y que todo conspira para mantenerse así.

El “cercenamiento” genera empleados sin identidad, sin experiencias fuera del trabajo, es decir tabulas rasas a las que se pueden aplicar con éxito todas aquellas “buenas prácticas” de RRHH que hacen de la oficina algo parecido a un infierno amable. Estas son lideradas por un factótum llamado Milchick (Tramell Tillman, soberbio), servicial y amenazante a la vez, que funciona como rostro mutable de una forma de opresión silente y dirigida a aplacar toda inquietud que no sea la fidelidad por Lumon y su dinastía de propietarios.

Porque si bien la empresa tiene la piel de un gigante de Silicon Valley, sus huesos y su carne se remontan al gloriosa “era dorada”, donde un magnate ladrón (robber baron) llamado Kier Eagan fundó Lumon, la que devino a la vez en una empresa que supuestamente fabrica de todo (pero nunca se nos dice qué) y en una secta de tintes religiosos. Y la más fanática de estos sectarios es Harmony Cobel (Patricia Arquette), la jefa de Mark en la oficina, y su vecina, fuera de ella.

Así, la premisa radical de esta serie es una hidra de muchas cabezas: una con la cara de la dominación burocrática; otra con los rasgos la dominación carismática rutinizada; y otra con la máscara del equilibro entre vida y trabajo impuesto mediante un hachazo.

Los rostros de esta hidra dan un paso al frente y retroceden a medida que Mark debe lidiar con Helly R. (Britt Lower), la empleada nueva y rebelde que reemplazó a su amigo y mentor, sospechosamente desaparecido.

Y en ese ir y venir, los rostros de la hidra se abren en torno a Helly R., para revelar de manera elegante y muy elocuente que también está presente la radical enemistad entre el yo laboral y el yo personal de un mismo individuo. Una versión de nuestra época –y mediada por la tecnología– de la epopeya cotidiana que hace más de un siglo fue bautizada como psicoanálisis.

Esta trama, tan cargada de ideas, referencias y posibilidades, luce bien en un entorno minimalista –como ya se dijo–, pero también provisto de dispositivos tecnológicos de diversas décadas del siglo XX para no anclar la historia en ningún periodo histórico definido, sino en un futuro sospechosamente parecido a nuestro presente y a nuestro pasado inmediato.

Y esta bien que así sea, porque si bien la premisa es inédita, el encauzamiento de su trama se acomoda presteza y eficacia a un género bastante conocido. Además de ser muy propio del siglo XX: el thriller.

Se trata, eso sí, de un thriller algo adormilado o aletargado al ritmo del trabajo de oficina y moldeado por un espacio laberíntico y pesadillesco donde los protagonistas –Mark, Helly y sus otros dos compañeros de equipo– siempre parecen estar al filo de extraviarse.

¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Soy yo mismo cuando estoy aquí? ¿En qué consiste mi trabajo y para qué lo hago? ¿Qué hace realmente la empresa donde trabajo? El hecho de que todos los días millones de personas se hagan estas mismas preguntas cuando entran o salen de sus lugares de trabajo, de seguro es mera casualidad.

En efecto, tras los largos travellings y paneos por los blancos pasillos de Lumon; tras las ridículas recompensas entregadas por RRHH; tras la tragedia mal asumida por Mark en su vida no laboral; detrás de todo eso hay una búsqueda, más espasmódica que frenética, de la verdad.

Ahora bien, la serie da señales bastante tempranas de que la verdad se encuentra en aquel momento en que el yo laboral y el yo no-laboral se encuentren, o se “reintegren”, y el guionista y creador de la serie –un cuasi novato llamado Dan Erickson– se anota un gol importante al conceder el liderazgo de este proceso al yo laboral de sus personajes y sus razonables preguntas.

¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Soy yo mismo cuando estoy aquí? ¿En qué consiste mi trabajo y para qué lo hago? ¿Qué hace realmente la empresa donde trabajo? El hecho de que todos los días millones de personas se hagan estas mismas preguntas cuando entran o salen de sus lugares de trabajo, de seguro es mera casualidad.

En su intento de responder estas preguntas, los protagonistas llevan a la serie a un último episodio virtuosamente ejecutado y sorprendente en muchos aspectos y con aún más preguntas por responder.

Se espera que la segunda temporada responda a muchas de esas preguntas, pero la serie está construida de manera tal que no se sabe si la cosa quedará ahí. Tras nueve episodios, Severance sigue teniendo la cancha abierta para sorprender.

 

Acerca de
Título original: Severance
País: EE. UU.
Exhibición: Una temporada de nueve episodios (2022-  )
Creada por: Dan Erickson
Se puede ver en: Apple TV+



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.



Los Más

Comentarios

Comentarios

Añadir nuevo comentario