Donald Trump se convirtió en el 47° Presidente de Estados Unidos, luego de juramentar el cargo en el Capitolio. El mismo que cuatro años atrás fue asaltado por hordas leales al mandatario, que buscaban impedir que asumiera Joe Biden, en medio de infundadas acusaciones de fraude electoral con las que Trump buscó deslegitimar el triunfo de su rival. Una de sus primeras medidas del ahora presidente Trump fue prometer un pronto indulto para las 1.600 personas que fueron condenadas por este acto sedicioso.
Por las malas, Trump no pudo impedir la asunción de Biden y los demócratas, pero sí logró vencerlo por las buenas en la reciente elección de noviembre, donde obtuvo un categórico triunfo que le otorgó además el control del Senado y la Cámara de Representantes a los republicanos. Trump ganó el voto popular y prácticamente todos los estados donde se define la competencia, como Pennsilvania, Wisconsin, Michigan, Nevada, Carolina del Norte o Georgia, a través de una agresiva campaña -al principio- contra Biden y luego -cuando este se derrumbó en un debate televisivo- contra la vicepresidenta Kamala Harris.
Trump -quien sobrevivió a un atentado contra su vida julio de 2024- levantó las banderas de la anti-inmigración y criticó duramente la política exterior de Biden así como la consecuente inflación, lo que implicó debilitar la posición de Ucrania en su conflicto con Rusia, aunque mantuvo una férrea defensa de Israel en su actuar en Gaza, donde las fuerzas israelíes perpetran un genocidio.
"A partir de hoy, los Estados Unidos de América serán una nación libre, soberana e independiente. Nos levantaremos con valentía. Viviremos con orgullo. Soñaremos con audacia y nada se interpondrá en nuestro camino porque somos estadounidenses. El futuro es nuestro y nuestra edad de oro acaba de empezar".
Pero, la base de su campaña fue MAGA: Make America Great Again, una propuestas calificada de populista y proteccionista, que promete volver a Estados Unidos a una "edad dorada".
"En los últimos años, nuestra nación ha sufrido mucho. Pero vamos a traerla de vuelta y hacerla grande de nuevo, más grande que nunca. Seremos una nación como ninguna otra, llena de compasión, coraje y excepcionalismo. Nuestro poder detendrá todas las guerras y traerá un nuevo espíritu de unidad a un mundo enfadado, violento y totalmente impredecible. América [Estados Unidos] volverá a ser respetada y admirada, incluso por las personas de religión, fe y buena voluntad. Seremos prósperos. Estaremos orgullosos. Seremos fuertes y ganaremos como nunca antes. No nos conquistarán. No nos intimidarán. No nos doblegarán y no fracasaremos. A partir de hoy, los Estados Unidos de América serán una nación libre, soberana e independiente. Nos levantaremos con valentía. Viviremos con orgullo. Soñaremos con audacia y nada se interpondrá en nuestro camino porque somos estadounidenses. El futuro es nuestro y nuestra edad de oro acaba de empezar. Gracias. Dios bendiga a América. Gracias a todos", dijo en su discurso de asunción del mando.
Una vez triunfador, el síndrome del pato cojo se apoderó de la Casa Blanca, y las acciones de Trump en Mar-a-Lago -su residencia en Florida- fueron más relevantes que las que pudo realizar Biden. Desde ahí, Trump dio señales de dureza en materia de inmigración y de proteccionismo económico, con el propósito de mostrar una ruta de recuperación del liderazgo estadounidense.
En cuanto a los conflictos internacionales, promovió la idea de una "paz basada en la fuerza" buscando negociar así con Rusia e Israel los términos de los conflictos. Si bien con el Kremlin todavía no hay nada concreto, Trump sí logró -en conjunto con la administración de Biden- un cese al fuego en Gaza que permitirá el intercambio de rehenes israelíes por presos palestinos.
En la nueva retórica trumpiana, emergió una especie de Doctrina Monroe con esteroides, pues el entonces Presidente electo estadounidense sugirió la anexión de Canadá como el 51° estado de la Unión, propuso la compra de Groenlandia a los daneses, ofendió a los mexicanos, nombrando el Golfo de México como el Golfo de América, además de asegurar que no tendrá problemas para atropellar la frontera mexicana persiguiendo migrantes ilegales y mafias de narcotraficantes ni para cambiar las reglas del acuerdo de libre comercio que tiene con México y Canadá. A esto se suma sus declaraciones en torno a la búsqueda por recuperar el control del Canal de Panamá, dado que supuestamente su administración panameña beneficia a China.
En la nueva retórica trumpiana, emergió una especie de Doctrina Monroe con esteroides,
"El Presidente McKinley hizo a nuestro país muy rico a través de los aranceles y a través del talento. Era un hombre de negocios y le dio a Teddy Roosevelt el dinero para muchas de las grandes cosas que hizo, incluyendo el canal de Panamá, que ha sido tontamente dado al país de Panamá después de que Estados Unidos... Estados Unidos, quiero decir, piensen que en esto gastaron más dinero que nunca antes en un proyecto y perdieron 38.000 vidas en la construcción del Canal de Panamá. Se nos ha tratado muy mal con este tonto regalo que nunca debió hacerse, y se ha roto la promesa que Panamá nos hizo. El propósito de nuestro trato y el espíritu de nuestro tratado han sido totalmente violados. A los barcos estadounidenses se les está cobrando gravemente de más y no se les está tratando justamente de ninguna manera, forma o manera, y eso incluye a la Marina de Estados Unidos. Y sobre todo, China está operando el Canal de Panamá. Y nosotros no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá y vamos a recuperarlo", dijo Trump.
En el orden interno, Trump también buscará promover las industrias claves para competir con China, pasando por sobre las medidas ambientales que hasta entonces han contenido proyectos tales como Twin Metals, de la familia Luksic en Minnesota. De hecho, una de las primeras medidas de Trump fue sacar al país de los Acuerdos de París para combatir el cambio climático y declarar una emergencia energética. Con esto, Estados Unidos se suma a Irán, Libia y Yemen, que no son parte del acuerdo, con la salvedad de que Estados Unidos es el segundo mayor emisor de CO2 -el principa gas de efecto invernadero- después de China.
Una de sus más controvertidas promesas es la de eliminar la ciudadanía por nacimiento de hijos de inmigrantes ilegales, lo que tiene rango constitucional, por lo que difícilmente logrará en efecto. El caso es emblemático, pues buena parte de las promesas de Trump chocan con el ordenamiento legal e institucional de Estados Unidos, y aunque los conservadores sean mayoría en la Corte Suprema, y los republicanos tengan el control del Poder Legislativo, existen muchos controles que pueden impedir varias de las más resonantes propuestas de este líder que busca reposicionar a Estados Unidos en el nuevo orden mundial.
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