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Jueves, 18 de Abril de 2024
Fallece a los 93 años

Semblanza: Ángela Jeria, más allá de Bachelet

Manuel Salazar Salvo

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Alberto Bachelet y Ángela Jeria con sus hijos Michelle y Beto, en Cahuil, en 1955.
Alberto Bachelet y Ángela Jeria con sus hijos Michelle y Beto, en Cahuil, en 1955.

Durante la jornada de ayer jueves se conoció el deceso de la madre de la ex presidenta y actual alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet y viuda del general Fach, Alberto Bachelet. Durante su exilio, Jeria jugó un rol importante denunciando los delitos de lesa humanidad que cometía la dictadura de Augusto Pinochet.

Admision UDEC

Sus amigos y conocidos cuentan que pese a ser de pocas palabras y reservada, Ángela Jeria, la madre de la ex presidenta Michelle Bachelet, siempre fue una mujer valiente, “jugada” por sus principios e incansable en sus afanes.

Nació en agosto de 1926 en Talca, siendo la cuarta hija del matrimonio entre Máximo Jeria Johnson y Ángela Gómez Zamora. El padre era agente de la empresa de máquinas de coser Singer y se trasladaba con su familia  por diversas ciudades de Argentina, Perú e incluso Honduras.

Ángela vivió en Arequipa y en Lima, donde hizo su primera comunión y nació su gusto por la arqueología. A los nueve años de edad, de regreso a Chile, mientra viajaban en barco, murió su madre. Se radicaron en Temuco y su padre se volvió a casar.

Una década más tarde llegó a la ciudad un teniente de Aviación al que Ángela conoció en una kermesse y que no fue bien recibido en su familia, donde abundaban los radicales y masones. La resistencia de los Jeria se mantuvo imperturbable hasta que el aviador decidió ingresar a la masonería. Sólo entonces, en 1945, recibieron la autorización para casarse.

Los Bachelet Jeria tuvieron una vida familiar tranquila. Beto, como ella siempre le dijo, ayudaba en todas las tareas hogareñas y organizaba salidas a acampar, a tomar fotografías o cazar, sus grandes pasatiempos. En las horas libres participaban juntos en todo tipo de trabajos comunitarios, desde tareas de alfabetización a campaña para incentivar el consumo de pescado o ayudar a los vecinos a crear clubes deportivos y grupos culturales.

Vivieron en casi todas las bases de la FACh en el país. En su paso por la base de Cerro Moreno, en Antofagasta, su hija Michelle jugaba con una rubiecita un año menor, hija del capitán que vivía al frente de ellos, llamada Evelyn. 

En Puerto Montt, en 1960, enfrentados al dantesco terremoto que sacudió a la zona sur, los Bachelet Jeria conocieron al doctor Salvador Allende, en esos tiempos senador por aquellas provincias.

En 1962 viajaron a Washington donde el marido cumplió destinación como agregado militar aéreo. Regresaron cuando la ola demócrata cristiana llevaba a Eduardo Frei Montalva a La Moneda.

La vida siguió fluyendo quieta. Él ascendió en el escalafón de Finanzas de la FACh; ella, primero en la Editorial Universitaria y luego en la Dirección de Finanzas de la Universidad de Chile, donde trabajó desde 1948 y conoció a gran parte de la mejor intelectualidad criolla.

Ángela Jeria interactuó cotidianamente con Mario Góngora, Hernán Valdés, González Vera, Jorge Tellier, Manuel Rojas, Ernesto Schiebelbein, Juan Gómez Millas, Eugenio González, Ruy Barbosa, Guillermo Feliú Cruz, Álvaro Bunster Briceño, Enrique d’Etigny, Eugenio Velasco, Hernán Alessandri, Amador Neghme, Ramón Rodríguez, Ventura Galván, Luis Oyarzún, Sergio Molina, Domingo Santa Cruz, Luis Cerutti, Enrique París, Pedro de la Barra, Marés González y Hernán Ramírez Necochea, entre tantas otras luminarias de a ciencia, las artes y las letras.

Los días más amargos

Irrumpe la década de los 70’. Michelle ingresa a Medicina influida por un infarto que su padre había sufrido dos años antes. Ángela es la primera en percibir que la muchacha viste ocasionalmente la camisa verde oliva de las Juventudes Socialistas. Beto, ya general, pone una campanilla en la puerta del departamento para saber a qué hora llega su hija Michi. La madre ha dejado su alto puesto en la Casa Central de la U. de Chile y ha ingresado a estudiar Arqueología en el Instituto Pedagógico. Visita con frecuencia la casa del senador Hugo Miranda, muy cercano al presidente Allende.

A fines de 1972, Allende le pide a la FACh que destine al general Bachelet al Ministerio de Economía para que asuma en enero de 1973 como director de la Secretaría Nacional de Abastecimiento y Distribución, cargo desde el cual dirige las controvertidas JAP (Juntas de Abastecimiento y Precios).

El 26 de julio de 1973, Allende cena en el departamento de los Bachelet Jeria. Ha insistido durante meses que desea probar las tórtolas y codornices que caza el general y que tan bien prepara la dueña de casa. Esa noche es asesinado el edecán naval del presidente, el capitán Arturo Araya, por miembros de Patria y Libertad.

Llega el día del golpe militar. El general Bachelet es detenido en su despacho, pero luego es liberado. En la tarde redacta su renuncia a la FACh. Tres días después, el 14 de septiembre de 1973, se lo llevan a la Escuela Militar para interrogarlo. De allí a los subterráneos de la Academia de Guerra Aérea y luego a la Cárcel Pública. Ha sido vejado, torturado, traicionado. Ángela lo visita los martes. Él le entrega cartas escritas en sus horas de encierro. El 22 de febrero de 1974 anota:

"La nostalgia cede el paso al recuerdo constante de la mujer que siempre ha sido la compañera en la entrega total y tus letras, mami, que son maravillosas, las que he leído mil veces, borran todo lo amargo de esto y mirando un futuro cercano creo que será junto a ti todo un mundo de realizaciones; en cualquier sentido y medida. Y tus letras me dan más fuerza para seguir adelante, pues sé, más que nunca, que me extrañas, que me quieres con fuerza y vigor, que estás al lado, que me acompañaras siempre, porque sabes que te necesitaré siempre y ahora más que nunca vendrán días difíciles, amarguras y sinsabores que no sé si los podré soportar y paliar, teniéndote al lado mío, férreamente unidos hasta el final". 

Tres semanas después, el 12 de marzo, Bachelet muere víctima de un paro cardíaco en manos de sus compañeros de celda.

Ángela y Michelle canalizan su dolor hacia la ayuda solidaria. Colaboran con las familias de los más de 60 condenados por los tribunales militares de la FACh, apoyan los esfuerzos para liberar a los presos de Dawson y de otros campos de concentración, se vinculan a las redes internacionales de asistencia, golpean puertas que no se abren.

En enero de 1975 las dos mujeres son detenidas por la Dina y llevadas a Villa Grimaldi donde permanecen casi dos semanas, episodio que en las décadas siguientes no querrán recordar. Luego el exilio en Australia, en la RDA, en Estados Unidos y los viajes de Ángela por el mundo para denunciar las violaciones a los derechos humanos en Chile.

Más tarde el retorno en 1979, junto a Michelle otra vez, comprometidas a fondo en las pequeñas y grandes vicisitudes de las tareas para recuperar la democracia. Casi una década después, un nuevo gran dolor, la muerte de su hijo Alberto en mayo de 2001 en Estados Unidos, a los 55 años de edad, víctima de un paro cardíaco.

Pero la vida sigue y el mundo gira. Michelle, primero desde el Ministerio de Salud y luego desde Defensa, se transforma en una figura pública nacional en pocos años y rompiendo todos los cálculos políticos arrasa con las encuestas de popularidad y se convierte en la primera mujer que llega a la Presidencia de Chile. Ángela, en un discreto segundo plano, observa, calla y disfruta la sorpresa que le deparaba el destino.

Guarda sí, como un tesoro, las cartas que Beto le envió desde la cárcel. Muy ocasionalmente las lee, en particular una que les gusta en especial:

Gelucha mía, y más mía que nunca, quiero enviarte en estas pocas letras, todo mi amor, mi recuerdo, mis deseos de verte y estar junto a ti mirando el horizonte infinito; libres absolutamente libres para poder dirigir juntos nuestros pasos, buscando la forma y luchando porque el hombre deje de ser el lobo del hombre y la libertad, la igualdad y la justicia social se traduzcan en hechos concretos, aunque en ello se nos vaya la vida.

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Comentarios

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Me gustan los temas que se tratan

Muy interesantes los temas que tratan

Interesante reportaje sobre la vida sobria,honrada, disciplinada y dedicada al estudio de un verdadero General de la República de Chile perteneciente a la FACH., traicionado por truhanes que fueron sus colegas, subordinados y amigos.

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