Un particular hecho se vivió la noche de este domingo en uno de los programas de contingencia política de la TV chilena. Un hecho que, en la metáfora, simboliza dos Chile, y dos formas que parecen antagónicas en el quehacer periodístico. Por un lado, una mayoría del país que exige transformaciones profundas hastiado de elite que, en su privilegio, exhibe una desconexión brutal. Y por el otro, una minoría privilegiada que ha conducido el país a su ritmo y sin mayores contrapesos, que si bien muestra logros y números exitosos en el papel (y para sí mismos), pero que la realidad reveló como profundamente desigual y con poco espacio de participación real, lo que detonó en un “estallido social” rabioso, que solo pudo encauzarse –al menos momentáneamente- en una promesa de transformación profunda, vehiculizada en un proceso constituyente que, en la teoría, convoca a todo el país (y no los mismos de siempre) para redactar un nuevo contrato social, una nueva constitución.
Por otro lado, un debate muy presente el último tiempo –y de lo que se ha escrito en abundancia en pasadas columnas- tuvo que ver sobre el rol de los y las periodistas y los programas de contingencia política. Por un lado, la condescendencia en base a “lo pactado” con el entrevistado de turno, y por otro, la no condescendencia (que se espera del periodismo) ante personajes públicos del poder, que son quienes rigen y determinan las normas sociales en las que vivimos todos y todas, y que por tanto, tienen deber de transparencia y ejemplo.
Y las redes sociales así lo hicieron saber durante y tras el término del programa "Pauta Libre". También el rating, llevando a La Red a ganar por primera vez el “prime”, superando incluso este domingo a Canal 13 y Mega.
La trayectoria de un Patrón de Fundo:
Carlos Larraín Peña (78), aterrizó en la política contingente recién a mediado de los 90’ como concejal de la comuna de Las Condes. Estando en ese puesto, le tocó reemplazar al alcalde de dicha comuna, Joaquín Lavín, cuando éste se aventuró en su primera campaña presidencial. Allí pasó a tomar notoriedad en los medios por su particular estilo campechano y de “patrón de fundo” que le caracteriza y no tiene problemas en hacer gala. En los años posteriores tomó las riendas de Renovación Nacional (RN) ganando su presidencia, y desde ahí, ayudado por su fortuna familiar (la de su herencia paterna y la que junto a su mujer Victoria Hurtado, suman una de las más grandes fortunas del país). Así pasó a ser un actor relevante y poderoso de la política nacional. En ese cargo se mantuvo por largos 8 años. El 2011 asumió como senador designado, cuando ocupó el cupo dejado por Andrés Allamand, luego que éste asumiera la cartera de Defensa en el primer gobierno de Sebastián Piñera. De este modo Larraín se convirtió en uno de los actores más relevantes de la derecha chilena, y un prolifero generador de “cuñas” para los medios. Eso hasta lo ocurrido con su hijo Martín Larraín Hurtado, quien el 18 de septiembre de 2013 en Curanipe, atropelló en estado de ebriedad con su camioneta a Hernán Canales, un residente de la zona, huyendo luego y no prestando auxilio. Luego los peritajes señalarían que Canales agonizó largo rato, muriendo en el lugar producto de las graves lesiones que le dejó el fuerte impacto. El caso terminó en tribunales, y tras una serie de irregularidades, el hijo del entonces Senador terminó absuelto. Eso, a pesar de comprobarse la adulteración de la autopsia, y que dos de los acompañantes de Larraín Hurtado fueron hallados culpables de obstrucción a la justicia. El bullado caso se convertiría en un símbolo y paradigma de la injusticia y el privilegio en el país, golpeando fuertemente la imagen del poderoso Senador y timonel RN, quien optó por retirarse de la política contingente y refugiarse en una de sus haciendas ubicada en Magallanes. Sin embargo, nunca ha dejado de opinar y de mover sus “hilos”, como lo acreditan una serie de militantes del partido, y otros políticos que han recibido sus llamadas.
Ese Larraín, ya de regreso en la política contingente, y que ha venido participado de varios paneles televisivos el último tiempo (como “Estado Nacional” de TVN, entre otros), era el entrevistado de la noche, precisamente por sus declaraciones los últimos días en contra del presidente de su actual partido (Mario Desbordes), y por dar su apoyo público al pacto unitario hecho por su colación con el ultraderechista Partido Republicano que lidera José Antonio Kast.
Durante el inicio de la entrevistal, el expresidente de RN respondió a las preguntas que le formulaban sin problemas, pero todo cambiaría cuando fue consultado por sus hijos. En ese momento, el vetusto político se descontroló y terminaría abandonando intempestivamente y de mala forma la entrevista.
La entrevista:
Al inicio de la entrevista, Larraín fue consultado por la decisión de RN (y resto de partidos de gobierno que conforman “Chile Vamos”) de pactar con el ultraderechista Partido “Republicano”, a lo que éste respondió sin mayores problemas, señalando que “estaba muy cómodo con Republicanos”, agregando además que no solo lo veía para la elección de constituyentes –como señaló el actual presidente del partido Mario Desbordes-, sino que para otros desafíos hacia el futuro, hablando de una “gran familia de la derecha chilena”. Sobre Desbordes, Larraín dijo que tenía diferencias, señalando además que el exministro de Defensa había logrado lealtades metiendo a gente –de su confianza- en cargos públicos, pero que al final –bien en su estilo- tenían “buenas migas”, más que mal, él mismo había sido su mentor.
Luego vino el turno de la periodista Yasna Lewin, quien le consultó por la meritocracia –que Larraín ha pregonado- y el hecho de haber heredado la fortuna de su padre, a lo que el político se defendió señalando que (él) había trabajado muy duro para tener lo que tenía hoy, y cuestionó la información de la periodista, aunque luego reconoció que si heredó una fortuna, pero que de todos modos su padre fue muy estricto y fueron (él y sus hermanos) muy estudiosos, llevándolo a tener el patrimonio que tiene hoy. Luego Lewin le consultó sobre dos de sus hijos; Raimundo Larraín quien asumió en 2019 como Jefe de División de Educación General (Mineduc), y por su otro hijo Carlos Larraín, quien firmó 3 meses después de que su hermano Raimundo asumiera en el Mineduc, un contrato por 68 millones de pesos con la Agencia Nacional de Educación. Esto a propósito de lo que el exsenador acababa de señalar respecto a Desbordes sobre que éste colocaba a gente en cargos en el gobierno. Fue en ese momento en que el ex timonel de RN comenzó a molestarte, y pidió a la periodista Mirna Schindler intervenir, pues tenían un “acuerdo”, y que él había accedido a la entrevista por ella. Schindler –quien además conducía el programa por encontrarse Neme telemáticamente cumpliendo cuarentena- le sonrió, señalándole que él era un político de trayectoria que no le teme a ninguna pregunta, y que por favor continuaran.
Larraín intentó seguir, señalando sí que lo que decía la periodista (Lewin) “eran fantasías”, y que él no había tenido nada que ver con los nombramientos de sus hijos y no sabía de la existencia de un contrato, fustigándola a que le diera la fuente (hecho que es de público conocimiento).
El turno de Matus y el descontrol de Larraín:
Luego vino el turno de la periodista Alejandra Matus, quien tomó la palabra y dijo: “Carlos, le voy a preguntar por su otro hijo, Martín, que sé no le va a sorprender la pregunta”. Larraín escuchó en silencio, hasta que la periodista comenzó a relatar hechos de la causa que involucró a su hijo (Martín), momento en que Larraín la detuvo y exigió parar las preguntas, mientras gritaba; “¡Esto no va más Mirna!”, molesto por las preguntas y porque se pasaban imágenes de archivo de la causa de su hijo en pantalla, al tiempo que decía; “No me toque más a mi familia señora Matus, porque no le corresponde”, pidiéndole insistentemente a Schindler que “regresaran a los temas políticos”.
Matus insistió: “Usted era miembro de la Comisión del consejo asesor del ministerio de Relaciones Exteriores cuando se recibe la presentación que hizo la familia de Canales ante la Comisión Interamericana de DDHH. ¿No le pareció importante abstenerse de recibir o aconsejar respecto a ese caso, ya que involucraba a su familia?”.
Larraín respondió: “No tuve ninguna idea señora de la presentación, y no tenía ninguna incidencia de la respuesta, además se hizo hace tiempo”.
Matus volvió a la carga: “Pero cuando fue la contestación, usted estaba ahí”.
Larraín recurrió de nuevo a Schindler para que terminaran las preguntas sobre su hijo, de lo contrario se iba.
Schindler accedió, y pasó a preguntarle de nuevo sobre Desbordes, cambiando la pregunta de Matus.
Luego fue el turno de José Antonio Neme -quien no conducía el programa por estar en cuarentena- y tomando la palabra, señaló que hablaría de los temas “políticos” como pedía Larraín, pero que se permitiera a Matus hacer su pregunta y que Larraín viera si la contestaba o no, generándose (entre Neme y Schindler) una discusión que generó incomodidad en parte del panel, mientras paralelamente Larraín comenzaba a elevar la voz y decir con clara prepotencia, que “él tenía un botoncito y que si seguían preguntando sobre su hijo y no de política, lo apretaría” (haciendo alusión al botón para cortar la llamada de Zoom), iniciando una cuenta regresiva, hasta que finalmente –cuando Matus insistió en su pregunta- éste lo apretó, abandonando abruptamente y de mala forma la entrevista.
Con la pantalla en negro (donde solo se podía leer: “Carlos Larraín”), el panel pasó a debatir sobre lo ocurrido. La mayoría apuntó a que el comportamiento de Larraín, simbolizaba esa actitud de la elite que ha generado cansancio y profunda molestia en la gente. Tonos y formas de seres intocables que deciden, arbitrariamente, que qué quieren responder o no, obviando deliberadamente su rol público y la responsabilidad que aquello conlleva.
Una radiografía del país:
Hubo también defensas al buen periodismo, a la legitimidad del oficio de hacer las preguntas que la gente quiere que se hagan y se respondan, ante lo cual los políticos, la elite, quienes ostentan el poder y el privilegio, pueden contestar o no, pero no inhibir y señalar de facto que se pregunta o no.
Fue en esto último que Matus deslizó una crítica al periodismo de otros programas; “aquí no pactamos preguntas como en otros programas”, señaló, apuntando a las pautas que se negocian entre operadores y asesores políticos, previamente con productores y periodistas.
Cabe mencionar, que Carlos Larraín dio una extensa entrevista hace casi 4 meses atrás, donde el hombre fuerte de RN mostró cómo vivía hoy en su hacienda en Magallanes, y donde habló largamente del Caso de su hijo Martín. Sin embargo, la entrevista que concedió a Santiago Pavlovic y su programa "Sin Parche", no estuvo excenta de crítocas, debido a lo poco incisiva y a la percepción de cierta condescendencia por parte del entrevistador.
Y es que lo ocurrido este domingo en “Pauta Libre” puede leerse como una radiografía actual del país. Por un lado, un representante de la elite económica y política como lo es Carlos Larraín, quien va a un programa a defender un pacto con la ultraderecha sin tapujo, con lo cual –como señaló- “se siente cómodo”. Una ultraderecha que públicamente se opuso a una nueva constitución, y que ha señalado con total cinismo, que defenderá el legado de la Constitución impuesta en Dictadura, y remendada –sin tocar lo estructural- por una elite desconectada de la mayoría como lo ha sido estos últimos 30 años. Una alianza para frenar cambios, al menos cambios profundos, para que todo quede lo más parecido a ese modelo que tanto le ha beneficiado al pequeño grupo que hoy busca mantener sus privilegios. Una elite que no permite preguntas ni cuestionamientos, que si algo no le parece “aprieta un botón” para que ya no exista.
Y es ahí, como bien señalaron la mayoría del panel, donde el rol de los medios y del periodismo es hoy más vital que nunca, y donde por ello mismo no se debe permitir condescendencia: La gente exige cambios, y los y las periodistas están llamados –en parte junto a otros oficios- a ser agentes de cambio y representar a la gente con sus dudas y cuestionamientos ante los "patrones de fundo" de este país, que todo indica, quieren evitar a toda costa los cambios que exige la mayoría, temerosos de perder sus privilegios.
Solo así, ese botón será inservible.
Comentarios
Buenísimo análisis de la
Este es el periodismo y las
Bueno, eso pasa por andar
Un clarísimo ejemplo de la
Sospechoso, al menos, el rol
Este señor es la
el zorro y las hienas que se
Es lamentable que un
Que pena lo de Mirna
Interferencia debiera
Con esta entrevista queda
Estimados..... no le den
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