Hasta el 18 de octubre recién pasado Sebastiàn Piñera vivìa mentalmente en un mundo ideal en el que veìa todo color de rosas, esto es sus negocios personales florecientes y un pueblo aparentemente sumiso y dispuesto a soportar todos los abusos. Y luego llegaron las movilizaciones gigantescas frente a las cuales la reacciòn de Piñera ha sido la propia de un paranoico crìtico es decir responder con una violencia verbal desmedida (« Estamos en guerra contra unos enemigos poderosos », etc, etc) y sacar a las tropas a la calle para enfrentar a unas manifestaciones que eran por lo esencial pacìficas. Posteriormente la enfermedad de Piñera ha seguido expresàndose ya que en los ùltimos dìas ha hecho referencia a algunos mandatarios extranjeros ( que no ha osado nombrar) que le habrìan dicho, segùn él , que lo ocurrido en Chile en estas ùltimas semanas era la obra de fuerzas y poderes foràneos, sin otra precisiòn. Estas reacciones del Presidente son pues las tìpicas de esa paranoia crìtica que cualquier psiquiatra recién diplomado podrìa diagnosticar. En resumen se trata de personas que viven mentalmente en una realidad virtual que confunden con la verdadera realidad y cuando ésta les explota en la cara la reacciòn mecànica del enfermo es violenta y ataca a quienes le han demostrado el artificio de su vida mental , del cual él no quiere separarse. Los psiquiatras les diràn que , en general, la paranoia crìtica cuando ella se presenta entre nosotros,la gente ordinaria, es un enfermedad que puede traducirse en discusiones agresivas sin màs. Lo grave en el caso de Piñera es que en su condiciòn de Presidente la afecciòn de que padece le puede llevar a tomar unas iniciativas con consecuencias graves , sobre todo cuando no encuentra delante de él a alguien que lo traiga a la realidad.