Pareciera ser, típico de no hace mucho en Chile; uno: a río revuelto, ganancia de ciertos políticos, dos, oportunismo, con personas de distintas ideas, lo ha provocado una atomisación política total. No saben para dónde ir y lo peor que fueron electos, para cambiar y mejorar, en este caso. El creique y el penseque, no sirve al país, al contrario, le hace daño, en especial a la ciudadanía y más a quienes dieron su voto a sus pretendidos representantes. Primero se tiene que conocer el actuar, de quienes ya están muchos años en las cámaras y luego definir, qué mejorar. Cuando se quiere dirigir, liderar, presidir, no solamente debe existir en el medio, tiene que empaparse de la cuestión, aprender. Como estamos en un paradigma nacional, nos encontramos hasta salvadores, sanadores y otros tantos, que al final fracasan y lo peor no salvan a país y lo empeoran. Cuántos candidatos a las cámaras, han ido a casas, para lograr votos, en sus campañas y qué pasa después, se olvidan y empieza otro camino y muchas veces distintos al pregonado y prometido. En este caso; en vez de mantener los principios ofrecidos, buscan con quién se unen y empieza la fiesta de las sillas musicales, para lograr una figuración, pero no produce ningún progreso para el país. O sea más de lo mismo o peor.