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Miércoles, 6 de Agosto de 2025

Es sabido que somos carne de cañón de los amantes del poder y del capital. Aunque sepamos sumar, restar y hasta sacar porcentajes, no nos alcanza para comprender nada de cómo funciona el mercado ni cómo nos meten las manos en los bolsillos todos aquellos que hacen de la letra chica la obra de arte para consumir pajarones. No hay duda que el poder corrompe a la gran mayoría de los actores políticos o de mercado que disfrutan -como todos los asaltantes, fraudulentos y ladrones- de esos momentos deliciosos cuando la adrenalina enciende la sangre mientras la tonta gente compra en cuotas, "al costo", algo que no vale ni el 10% del precio que debería pagarse por ello. En el business NO existe la moral, apenas uno que otro decentillo que no hace camino al andar porque está claro que la corrupción está en la masa campeando de lo lindo tal como las reglas están para pasárselas por el forro. Es que la mentira y el truco están aceptados como fórmula de marketing, tal como el letrero que señala "30 km/h Velocidad Máxima" está para no pescarse porque no guarda relación ni con la calle ni con los autos ni con los tiempos ni con nada que tenga que ver con lo técnico o con el sentido común. El libre mercado y el capitalismo han hecho del caos moral el camino pavimentado de las ganancias a manos llenas, al tiempo que los políticos del proletariado usufructan de ello pero despotricando en su contra. Las isapres son el fiel reflejo del robo pactado, de la colusión entre los que ostentan el poder, más los políticos corruptos en el origen del plan, los economistas técnicos constructores del fraude, los medios que promueven la información falsa del "gran beneficio para todos los jubilados chilenos" y un largo etc de otros actores de la cadena, donde los "pajarones" no somos la guinda sino la torta completa. Lo peor es que nos hemos hecho expertos en pegarnos el alcachofazo cuando ya estamos con el agua hasta el cuello o cuando nos tienen agarrados desde donde ya no hay como liberarse sin que se nos salten las lágrimas.


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