Mi pueblo (My hometown)
“Tenía 8 años y corría con 10 centavos en mi mano. Estaba en la parada del bus para comprarle el periódico a mi viejo. Sentado atrás, en aquel viejo Buick y jugando mientras él conducía a través del pueblo. Él alisó mi pelo y me dijo: hijo echa un buen vistazo, este es tu pueblo, este es tu pueblo, este es tu pueblo, este es tu pueblo.
En el 65 la tensión crecía en mi instituto. Había muchas peleas entre blancos y negros, no había nada que pudieras hacer. Dos coches en fila un sábado por la noche, en el asiento de atrás había un arma. Las palabras callaron cuando un disparo sonó. Los tiempos problemáticos habían llegado a mi pueblo, mi pueblo, mi pueblo, mi pueblo.
Ahora los locales de la calle mayor están vacíos. Parece como si nadie quisiera volver por aquí nunca más. Están cerrando la fábrica textil y el ferrocarril. El jefe dijo: estos trabajos se van, chicos, y nunca más volverán a su pueblo, su pueblo, su pueblo, su pueblo.
La noche anterior Kate y yo estábamos acostados en la cama hablando sobre irnos de aquí. Haciendo las maletas decidimos dirigirnos hacia el sur. Tengo 35 años y tenemos a nuestro propio hijo ahora, la noche anterior le senté en mi espalda y le dije: hijo echa un buen vistazo, este es tu pueblo”.
Esa noche del 14 de octubre de 1988, ante miles de chilenas y chilenos, conmovidos hasta las lágrimas por la sentidísima interpretación de Springsteen y Chapman, un foco apuntó a la luna que estaba en cuarto creciente. Mucha gente se abrazó en silencio tras el fin de la canción y luego volvieron caminando hacia el centro de Mendoza mascullando el dolor, también en silencio. Había pasado solo una semana desde el plebiscito y nadie sabía bien lo que vendría después.
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