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Sábado, 9 de Agosto de 2025
Obituario

Tommy Rey, el acunador de las esperanzas

Ricardo Martínez-Gamboa

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Foto: Leonardo Rubilar Chandía/Municipalidad de Valparaíso.
Foto: Leonardo Rubilar Chandía/Municipalidad de Valparaíso.

Acaba de fallecer Tommy Rey, el príncipe de la cumbia chilena, fundador de la Sonora Palacios y creador de su propia banda, que inspiró a miles de millones de chilenas y chilenos durante décadas en torno a este ritmo que fue tan asumido por nuestro país. Acá un homenaje.

Tommy Rey (1944-2025) fue para muchas y muchos de nosotros una aparición en sueños cuando en los años nuevos de la infancia o los matrimonios de primos mayores cabeceábamos quedándonos dormidos. Entró a nuestras vidas de esa forma y nos acompañó por décadas a medida que adquiríamos conciencia y empezábamos a comprender por qué los adultos de nuestra infancia bailaban con tanto desenfreno. Nadie cómo él y su cumbia chilena colonizaron el inconsciente de una nación completa, sus noches y sus esperanzas.

Tommy Rey había comenzado como intérprete de Los Peniques, una banda que tomaba ritmos afrocubanos y los sonorizaba en el estilo chileno que ya había desarrollado la orquesta Huambaly, anterior a él. Cuando pasó a la Sonora Palacios, hicieron un primer tema que fue una cumbia chilena basada en el cha-cha-chá del cubano Julio Gutiérrez que se llamaba 'El Caminante'. Asumieron el instrumental cubano y, al mezclarlo con la cumbia de raíz colombiana, hicieron nacer la cumbia chilena.

Después de la Revolución Cubana, los ritmos afrocubanos —que eran los que se habían esparcido por todo el continente y habían creado una primera identidad musical latinoamericana transnacional, como por ejemplo en el caso del bolero— empezaron a dejar de escucharse por el bloqueo de los Estados Unidos. Colombia tomó entonces la posta de crear este estilo, la cumbia, que fue asimismo un estilo internacional, que se internacionalizó por el uso y por su aceptación en muchos países del continente latinoamericano.

Como dice Juan Pablo González, todos los países latinoamericanos cultivan o cultivaron sus propias variedades de cumbia, las que se sienten como propias. Y en el caso de Chile, se hizo eso aún más intenso porque llegaron a ser siete los modos en uso: el colombiano, ejemplificado por Amparito Jiménez; la sonora, como la Sonora Palacios; la ranchera, como los Luceros del Valle; la romántica, como Américo; la nueva cumbia, como Chico Trujillo; además de variantes como la chicha peruana, psicodélica, o la cumbia villera argentina.

Junto con gente como el venezolano Luisín Landáez, autor de 'La Piragua', y una de las versiones de 'Macondo'; o la versión de 'Candombe para José' que hizo Illapu a partir de un tema argentino; los héroes de la Sonora Palacios y también Tommy Rey tomaron interpretaciones de personas que venían de toda Latinoamérica, como por ejemplo Los Wawancó, que eran los autores del 'Galeón Español', 'La Parabólica' de Isaac Villanueva Mendoza, que era colombiano, 'Daniela', que era de Johnny Arce, peruano, 'Un Año Más', que por supuesto era de Hernán Gallardo del chileno y coquimbano, 'Los Domingos (La Peineta), que pertenecía al propio Patricio Fernando Zúñiga Jorquera, que era el nombre real del mismo Tommy Rey, o 'Quémame los Ojos', que fue compuesta por de Javier Solís, cubano, y de la cual se hizo una versión por parte de la misma Orquesta Huambaly y su principal líder, que era Humberto Lozán.

Como dice Juan Pablo González, todos los países latinoamericanos cultivan o cultivaron sus propias variedades de cumbia, las que se sienten como propias. Y en el caso de Chile, se hizo eso aún más intenso porque llegaron a ser siete los modos en uso: el colombiano, ejemplificado por Amparito Jiménez; la sonora, como la Sonora Palacios; la ranchera, como los Luceros del Valle; la romántica, como Américo; la nueva cumbia, como Chico Trujillo; además de variantes como la chicha peruana, psicodélica, o la cumbia villera argentina.

No se quedó solo en eso. Tommy Rey, que actuaba en boites, que actuaba en fuentes de soda, que actuaba en matrimonios, de los más empingorotados a los más de los bajos fondos, siempre tuvo una visión de lo que tenía que ser: hacer saltar a las personas a la pista, vestido con su tenida impecable y brillosa, con su corbata de humita, y una banda que lo acompañaba y que era el corazón de su música, que se vestía de la misma forma y le daba prestigio y prestancia a lo que era una cumbia que en general había sido maltratada por las clases acomodadas como una marca de baja calidad musical, lo que era absolutamente falso.

En ese sentido, la mayor parte de los discos recopilatorios de la Sonora de Tommy Rey, que fue la banda que se formó después de que se separara la Sonora Palacios por causa de la dictadura que había hecho que la noche fuera algo prohibido en Chile, tomó la idea de hacer esos temas en medleys que duraban diez, quince, veinte minutos y hacían que las personas efectivamente en los lugares donde se bailaba, en las parrilladas bailables, en las salas de baile, saltaran a la pista de baile y pudieran tener un tiempo para llegar a ella y entonar esas canciones a todo pulmón, bailando de cierta forma que vamos a comentar más abajo. En ese sentido, se parece un poco a lo que hizo Shep Pettibone en los Estados Unidos y en Europa con los discos de doce pulgadas que extendían las canciones para que la gente pudiera llegar al baile.

Eileen Karmy, Lorena Ardito y Alejandra Vargas en un estudio del 2011 que se denomina 'Tiesos pero Cumbiancheros' indican que la forma de bailar habitualmente de este estilo era “con el trasero hacia atrás, los brazos flexionados, las manos empuñadas y las piernas separadas unos diez centímetros. El chileno manifestaba así su alegría, que cuando era grande, le podía llevar a sacudir las manos, agitar los hombros y sacar el pecho”. Del mismo modo, se generaron bailes colectivos como, por ejemplo, el trencito o el túnel, que son antecedentes directos de cosas como el 'Meneíto' en Viña del Mar o 'Latinos' en Rancagua.

En el libro 'La cumbia como matriz sonora de Latinoamérica' de la Universidad de Antioquía, se señala que el caso de Tommy Rey y estas bailantas originarias dieron origen a una serie de ondas de choque y expansión, entre las cuales se encuentra la Nueva Cumbia Chilena que surgió cuando La Floripondio mutó en Chico Trujillo en el Festival del Huaso de Olmué del 2002. Pero se suman también gente como Juana Fe, la Banda Conmoción, Villa Cariño, Cholomandinga, Santa Feria, Guachupé, la Combo Tortuga, Tomo como Rey (por supuesto), y también una versión romántica que se llamaba la Nueva Movida Tropical Chilena, que resultaba más comercial y que aborda gente como La Noche, Américo o Noche de Brujas.

Tommy Rey, que actuaba en boites, que actuaba en fuentes de soda, que actuaba en matrimonios, de los más empingorotados a los más de los bajos fondos, siempre tuvo una visión de lo que tenía que ser: hacer saltar a las personas a la pista, vestido con su tenida impecable y brillosa, con su corbata de humita, y una banda que lo acompañaba y que era el corazón de su música, que se vestía de la misma forma y le daba prestigio y prestancia a lo que era una cumbia que en general había sido maltratada por las clases acomodadas como una marca de baja calidad musical, lo que era absolutamente falso.

De este modo, un estilo que surgió en Colombia, que curiosamente ha generado estilos de raigambre generalizada en Latinoamérica, justo cuando va a los Mundiales de Fútbol, como han tratado algunos investigadores, como el Mundial del 62, que coincide con el surgimiento de la cumbia colombiana de exportación internacional, o el Mundial del 94, cuando aparece Aterciopelados o Carlos Vives, o en la actualidad, en las idas al Mundial del 2014 o del 2018, en que aparece la música urbana colombiana que hace que Colombia hoy día sea la 'Suecia de Latinoamérica'. Este estilo colombiano, como decíamos, halló su raigambre en Chile y Tommy Rey fue el principal promotor de este género y uno de sus principales creadores: un principal creador que no estuvo exento de participar en la arena política lateralmente, como por ejemplo su amistad y la canción que le dedicó a Gladys Marín, o los relatos que tiene cuando iba a cantar para los militares, en que llegaban los militares a llevárselo con metralletas para que cantara, básicamente porque querían darle un tenor dictatorial a este estilo, lo que él siempre rechazó intensamente. Don Tommy hizo sus armas también Festival de la Una, participó en Sábados Gigantes (amén de otras memorables irrupciones y vínculos con la TV, como la cita que a él se hizo en el episodio 4 de la sexta temporada de Los 80, intitulado justamente, "Pobre Caminante"; o su versión de "Yo nunca vi televisión" de 31 Minutos; La Peineta cantada en Morandé con Compañía, o el réclame de El Regalón de Concha y Toro), y fue de alguna manera, significativamente el único rey.

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