LUN

Ante los lentos y nulos avances del nuevo proceso constituyente, la agenda de medios ha levantado subtramas se desarrollan como música de fondo: las reformas tributaria y previsional, un precoz posicionamiento presidencial de Evelyn Matthei y artículos de los que la prensa tradicional ha debido retractar en silencio son algunos de los apuntes de la semana.

Es la aversión a los cambios lo que parece resumir una estrategia que gotea en cada titular, editorial y tribuna. Una estrategia altamente ideologizada que busca pasar inadvertida, se siente ofendida si la sacan al pizarrón y se enrolla cual chanchito de tierra si se siente observada: “Apenas somos medios de comunicación”.

Desde el estallido social la credibilidad en los medios chilenos sufrió una caída estrepitosa. Las razones parecen apuntar a su cercanía con las elites y los sectores ideológicamente afines a ese grupo. Pese a haber sido años particularmente noticiosos, la confianza en la prensa tradicional no ha logrado repuntar.

La entidad cuenta en total con $350 millones para destinar en estrategias comunicacionales y de difusión del trabajo constituyente. Próximamente, los recursos también serán usados para poner avisaje en medios regionales, locales y comunitarios.

“LUN siendo LUN”. La frase se repite al punto de vaciarse por completo de sentido tras cada portada, entrevista o curaduría de memes. Pero, ¿qué hace a Las Últimas Noticias un diario tan especial? ¿Por qué es –a la vez– tan criticado como leído? ¿Por qué es el diario en que todo político quiere figurar? ¿Cómo es que creemos predecir su línea editorial frente a cada tema si nunca ha publicado un editorial?