La discusión sobre el órgano que redactará la nueva Constitución se ha convertido en una telenovela cuyos guionistas alargaron para aburrir a los televidentes. Parecen desear que se convierta en tan solo un ruido de fondo para que el capítulo final –ese en el que se concentran los matrimonios, muertes y besos más esperados– no sea visto por nadie. A diferencia del 15 de noviembre de 2019, cuando los chilenos y la prensa no apagamos el televisor hasta escuchar la última frase del acuerdo, tres años después quieren sumirnos en el sopor más absoluto.
A la espera del desenlace del principal nudo dramático de fin de año, una serie de subtramas se desarrolla de fondo. Las reformas tributaria y previsional, los viajes al extranjero de Boric y sus ministros, la situación en la Araucanía, el paro de camioneros y hasta el Mundial de Fútbol en Qatar amenizan la más calurosa primavera en años.
En Ojo del Medio recogemos algunos de los apuntes más sabrosos de la semana.
1. La mala memoria de la cultura
Como si se tratara de la victoria más importante de sus vidas, una serie de parlamentarios de oposición celebró el haber cortado por completo el presupuesto a una serie de museos y organizaciones de derechos humanos. En sus palabras parecía haber un tono de revancha contenido durante años. Era de esperar, por lo tanto, que las ediciones del fin de semana de los principales diarios se volcaran a cubrir las eventuales consecuencias de un hecho de estas características, pero nada de ello ocurrió.
Los únicos que alzaron la voz fueron los columnistas. En La Tercera lo hicieron Daniel Matamala, Óscar Contardo y Paula Escobar; en INTERFERENCIA hizo lo propio Yasna Lewin. El silencio más estruendoso vino por parte de Artes y Letras, el suplemento dominical de cultura de El Mercurio, que no dedicó ni una sola línea al hecho. ¿Qué pasaría si de un día para el otro dejaran de funcionar el Museo de la Memoria, Villa Grimaldi y Londres 38? El mismo diario que lleva fotos en portada cada vez que una estatua es violentada o una fachada es cubierta por grafiti decidió no salir en defensa de algunos de los museos más visitados de nuestro país.
2. Fanáticos de Evelyn
Faltan más de tres años para la próxima elección presidencial, pero la campaña parece ya haber comenzado hace tiempo. Quien corre con ventaja en estos primeros metros es Evelyn Matthei, a quien las encuestas posicionan como una de las figuras más valoradas de todo el espectro político.
Los guaripolas de su campaña, listos para publicar cualquier detalle de la vida de la alcaldesa de Providencia, se encuentran en Las Últimas Noticias, diario que históricamente ha tenido a Matthei entre sus favoritas. Solo así se explica la media página dedicada el domingo, titulada Evelyn Matthei vitrineó suculentas para llevarle a su hija de regalo, con una foto de la sonriente alcaldesa acompañada por la lectura “Evelyn Matthei se entretuvo mirando suculentas y cactus”. Ese mismo día, en su cuerpo de Reportajes, El Mercurio se preguntó a página completa: “¿Por qué Evelyn y Claudio son los personajes políticos más populares?”. La respuesta –o parte de ella– venía contestada en LUN.
3. Mineduc vs. La Tercera
El martes 22 por la tarde las alarmas sonaron fuerte en el Ministerio de Educación luego de leer la nota de La Tercera PM que aseguraba que el Día del Carabinero, la FACh y Glorias del Ejército salían del calendario escolar 2023. El diario de Copesa se hacía eco de las denuncias hechas desde la oposición por una serie de parlamentarios encabezados por Hotuiti Teao.
Desde el ministerio liderado por Marco Antonio Ávila la respuesta fue inmediata: lo publicado por La Tercera y compartido en Chile y el extranjero por una serie de políticos era una falsedad. El diario debió retractarse rápidamente, enmendar el titular y consignar una nota al final del artículo: “Esta nota fue modificada posterior a su publicación dado que se apuntó erróneamente a que se excluirían del calendario escolar 2023 el Día del Carabinero, de la FACh y de las Glorias del Ejército”.
Esta misma versión corregida fue la que apareció en la edición de papel digital de La Tercera al día siguiente. La mentira levantada desde la derecha fue consignada en un breve por LUN, diario que omitió conceptos como falsedad, mentira o invento y tan solo señaló que el Mineduc “aclaró lío” por calendario escolar.
4. El lamentable error de El Mercurio
Hace algunos meses comentábamos que los “errores” en los que incurre nuestra prensa suelen afectar siempre a un mismo sector. Rara vez encontramos frases sacadas de contexto o derechamente falsedades que perjudiquen a los sectores más conservadores.
Una de las últimas perjudicadas fue la diputada de Revolución Democrática Catalina Pérez, quien envió una carta al director de El Mercurio criticando la “bajada mañosa” incluida en una entrevista que le hicieron una semana antes. Si bien el diario corrigió el texto y añadió un último párrafo aclaratorio en su edición digital, la mala fe del texto sí apareció impresa para los suscriptores. ¿Qué decía la famosa bajada? Básicamente que Pérez seguía sosteniendo su frase de febrero de 2021 cuando dijo “cómo quieren que no lo quememos todo”.
En su respuesta a la carta de la diputada, el comité editorial de El Mercurio recapituló los dichos de Pérez y se limitó a señalar que se trataba de “un error que lamentamos”
5. ¿Más transparencia?
Como decíamos en un inicio, la discusión previsional es una de las subtramas más sabrosas de la primavera. Así lo ha entendido El Mercurio, que ha dedicado una serie de editoriales para referirse al tema. En una de los últimos, el Decano hizo eco de los llamados de los think tanks criollos en pos de que exista mayor transparencia para discutir la reforma. Con ese fin, argumentan, es necesario contar con todos los estudios y cifras que maneja el Ministerio de Hacienda.
Es por ello que llama la atención que en la misma edición mercurial haya habido una columna firmada por la directora ejecutiva de Libertad y Desarrollo Bettina Horst, quien ocupó su privilegiada tribuna para torpedear la reforma. ¿Se puede pedir mayor transparencia y al mismo tiempo darle cabida a la cabeza de uno de los centros de estudios más opacos del país (de 0 a 7 tiene nota 1 en ese ítem)? ¿Sabe alguien –que no sea Horst y su grupo más reducido de mandamases de LyD– quiénes son los financistas que permiten la existencia de dicho think tank? Cómo alguna vez escribió Hugo Herrera, “sería deseable saber quién le paga a esa pléyade de activistas”.
Comentarios
Excelente la columna. El show
Añadir nuevo comentario