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Domingo, 3 de Agosto de 2025
Entrevista

Alfredo Moreno de la Comisión para la Paz: "El Estado no tiene el derecho de actuar respecto de lo que tiene un propietario privado”

Nicolás Massai D.

En conversación con Interferencia, el ex canciller, ex ministro de Desarrollo Social y ex ministro de Obras Públicas –durante los gobiernos de Sebastián Piñera– analiza la política en Chile y el mundo. Además, aborda las distintas soluciones que propone la Comisión para la Paz y el Entendimiento.

Alfredo Moreno llega puntualmente a la entrevista con Interferencia. Se sienta en una de las tantas sillas que hay en su oficina ubicada en la esquina de El Golf con Apoquindo. Su actividad ha ido creciendo a lo largo de los días. Hace una semana, como él mismo reconocía a cercanos, estaba “corriendo” por el tema del informe de la Comisión para la Paz y el Entendimiento, instancia de la cual era su co-presidente.

Ha vuelto de lleno también con su actividad privada. En esos mismos días, fue nombrado por el propio presidente Gabriel Boric como un nuevo integrante del directorio de Codelco, y también asumió la presidencia del directorio de Megacentro, ligada en su propiedad al grupo Angelini (Arauco).

En esta conversación de casi una hora, Moreno, quien además fuera presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), y ministro en los dos gobiernos del presidente Sebastián Piñera, se explaya en temas de política chilena y mundial, así como demuestra su admiración por el proceso que está llevando a cabo Javier Milei en Argentina. Y, por supuesto, aborda las propuestas que la Comisión para la Paz y el Entendimiento le entregó al presidente Gabriel Boric el pasado 6 de mayo en el Palacio de La Moneda.

¿Cómo ve el ambiente político en Chile?

–Yo creo que es un reflejo de lo que está pasando en el mundo, de una inmensa polarización, y que en Chile, desde el estallido social en adelante, nos ha venido fuerte. Y hoy día yo creo que todavía estamos en un momento de unas visiones muy extremas en muchas cosas, con dificultades para llegar a acuerdos.

¿Cómo ve a la derecha sin Sebastián Piñera?

–El presidente fue una persona muy especial, la única persona en la derecha que ha logrado ser presidente y dos veces en 50 años. Así que obviamente se le echa de menos. Afortunadamente, él tuvo la virtud de convocar a mucha gente al servicio público, en general gente joven, talentosa, que tenía a lo mejor un futuro en el sector privado muy auspicioso, pero que conocieron el servicio público, les gustó, y hoy día son gente que conoce distintos temas. Hay un equipo que el día de mañana puede ser muy importante, va a ser base de cualquier gobierno de ese sector.

¿Hablaron antes de su muerte con Sebastián Piñera?

–Bueno, hablábamos, por supuesto, pero no en los días más cercanos a su muerte.

¿Sobre qué cosas conversaban?

–No lo había visto mucho, yo de hecho estaba en el extranjero cuando fue la muerte de él, pero siempre estaba preocupado de la política. Y de estar al día. Sentía que como expresidente tenía una tarea que cumplir, como también la han cumplido otros expresidentes. Le interesaba la cosa pública, era una persona que tenía todas las posibilidades de haberse dedicado a su familia, a sus negocios, pero la cosa pública nunca lo abandonaba; le gustaba también lo que pasaba en el mundo, le gustaba mantener contacto con grandes líderes mundiales, conocer las tendencias, saber cómo iban a impactar en Chile. Fue una persona excepcional y que tuvimos la suerte de que dedicara tanto tiempo al beneficio de Chile.

¿Cree que hay una posibilidad electoral en la derecha sin piñerismo?

–Hoy día en las encuestas, todos los que están adelante provienen de los sectores de derecha, centro derecha, en fin. Quizás la sorpresa más bien es que la izquierda, en sus distintas versiones, hoy día todavía no tiene un candidato; ni siquiera la suma de los candidatos todavía representa una proporción cercana a lo que ha sido históricamente.

¿Qué le parece que la derecha vaya dividida en tres candidaturas?

–Una mala noticia. Lo que más se echa de menos es que se hubiera sido capaz de tener una sola lista parlamentaria, porque el próximo gobierno va a necesitar esa mayoría parlamentaria, aún cuando se gane la presidencial. La experiencia de los gobiernos hacia atrás, de izquierda y derecha, de gobiernos que no tenían mayoría parlamentaria, vieron frustrados sus capacidades de poder realizar los cambios que estimaban necesarios. Y sin esas mayorías parlamentarias terminamos en un empate entre el Ejecutivo y el Parlamento que no permite avanzar. Yo creo que es muy importante no perder las oportunidades de tener mayoría parlamentaria si se quiere avanzar en hacer los cambios que se estiman necesarios. Y al dividirse, lo que muestran las encuestas es que particularmente en la Cámara se pierde una posibilidad de tener una mayoría que la derecha no ha tenido.

¿Cuál de las tres candidaturas apoya usted?

–Yo soy mucho más cercano a la candidatura de Evelyn Matthei, pero pienso que, como digo, estos comentarios que hacía al respecto de la derecha se refieren a la totalidad. O sea, ella tiene hoy día el primer lugar en las encuestas, pero si uno suma los tres candidatos de derecha, me parece que es bastante impresionante la suma que tienen.

Si Matthei no fuera la ganadora, ¿usted prefiere un gobierno de Kaiser/Kast o de Carolina Tohá?

–Yo soy mucho más cercano a la a las ideas de la derecha, así que en ese sentido siempre voy a estar en ese sector.

O sea, preferiría un gobierno de Kast o de Kaiser…

–O sea, yo lo que prefiero son las ideas que como te digo, hoy día creo que se reflejan en Evelyn Matthei y espero que ella sea la que lidere.

¿En qué se debería enfocar un próximo gobierno?

–Reconstruir la amistad cívica. Los países no pueden progresar cuando toda la energía está utilizada en la lucha entre los chilenos. Aquí tenemos que entender que tiene que haber un proyecto de país hacia adelante que tenga ciertas coincidencias en un grupo amplio. En segundo lugar, desgraciadamente perdimos o hemos ido dejando atrás las ideas que hicieron que Chile tuviera un crecimiento y un progreso como el que nunca conoció en toda su historia. Entonces, hay que retomar ese camino. Lo que sucede en el mundo hoy día hace que un país abierto como nosotros tengamos interrogantes que no tuvimos hacia atrás. Uno vivía en un mundo en que se suponía que la globalización avanzaba, cada vez se profundizaba más, los mercados eran cada vez más abiertos. Chile es un verdadero campeón de eso. Probablemente el país que tiene más tratados de libre comercio, más apertura. Ya trabajamos con aranceles prácticamente cero con todos los países. Tenemos acceso a las principales potencias, los principales mercados del mundo con pocas excepciones. Y eso podría estar en riesgo. Podría irse a un mundo mucho más desconectado y mucho más de bloques y esa situación para Chile sería muy compleja. Y por otro lado tenemos tremendas oportunidades, hoy día tenemos además los materiales para todo este mundo eléctrico, tanto el cobre como el litio. Si sabemos aprovechar esas oportunidades podemos tener unos motores espectaculares para poder generar el desarrollo, pero eso requiere, como digo, que no gastemos el tiempo y la energía en pelear entre nosotros, sino que pongamos el énfasis y la visión en el futuro y el progreso de Chile.

¿Cuál es su visión de estos tres años de gobierno de Boric?

–Hemos tenido un gobierno que partió con las ideas equivocadas, muy equivocadas. Quizás la expresión máxima de eso fue el primer proceso constitucional que afortunadamente la ciudadanía rechazó con mucha claridad. Después por supuesto siguen teniendo la idea equivocada, pero al menos la experiencia de gobernar, que no la tenían, los ha hecho irse dando cuenta de que muchas de sus ideas eran equivocadas. Creo que hemos hemos perdido un tiempo muy valioso y a veces hemos caminado en sentido muy negativo.

¿Cree que hay banderas del progresismo que debiese abrazar la derecha?

–Yo siempre he pensado que las ideas que tiene la derecha y la centro-derecha son las mejores para el progreso de Chile y creo que a veces nos falta comunicarlo bien, falta que podamos comunicar que esto es por el bien de las personas comunes y corriente, que esto no es por el bien de las empresas ni de las personas que tienen recursos, sino que esto es precisamente por las personas más pobres que son las que más necesitan desarrollo, las que más necesitan empleo. Hay mucha gente hoy día en Chile que lo pasa mal y que requiere cambiar política. Tenemos decenas de miles de personas que viven en la calle. Teníamos el drama del Sename, niños que no tienen familia. Hoy día aún así con el nuevo sistema de Mejor Niñez, desgraciadamente no se ha manejado todo lo bien como para superar al menos lo esencial de los dramas que ahí se han vivido. En el tema indígena lo mismo, a veces se nos olvida lo que pasa a 700 km de distancia, porque claro, en Santiago no lo vemos, pero hay personas que viven en el medio de la violencia, en el medio de la pobreza, con miedo, sin poder desarrollar sus actividades, regiones llenas de recursos que hoy día tienen falta de progreso, falta de posibilidades de invertir, de avanzar.

En otros temas, ¿qué le parece la política de aranceles de Donald Trump y la disputa con China?

–Es una cosa muy paradójica, porque Estados Unidos ha tenido el mejor desempeño de su historia con una economía abierta. Además de eso, parecía que esta discusión entre las economías abiertas y cerradas estaba completamente dilucidada en términos teóricos. Ya no se escuchaban a los Raúl Prebisch, a los CEPAL que vivimos en Chile en la era de los 40, de los 50, que además en Chile y en toda América Latina causaron unos daños monstruosos. Creo que mirado así, como en el global, ojalá sea simplemente una estrategia de negociación de mejorar algunas cosas, pero que rápidamente eliminemos esta incertidumbre. Creo que también hay que considerar que estos cambios y el avance tecnológico, han producido costos sociales muy importantes porque hay regiones de Estados Unidos que crecieron y regiones de Estados Unidos que quedaron muy atrás. Ciudades como Detroit, prácticamente pasaron a ser ciudades fantasma, porque la producción de autos se movió hacia otro lado mientras Estados Unidos avanzaba hacia cosas mucho más tecnológicas y avanzadas que producir autos.

¿Y qué relación debería tener el gobierno de Chile con China?

–Nosotros tenemos una relación muy estrecha con China. Nuestro comercio exterior está fuertemente destinado a China. Pienso que Chile, por las razones que anotábamos antes, le conviene un mundo abierto con múltiples mercados. Lo peor que le podría pasar a Chile es un sistema de bloques, en que tuviéramos que optar por una cosa u otra. Todos los bloques son importantes para nosotros, Estados Unidos o la Unión Europea y China. Chile no puede abstraerse de eso y creo que tenemos que tener mucho cuidado de no caer en eso. Insisto, China para nosotros es sumamente relevante y lo mismo Estados Unidos.

¿Qué gobernante del mundo lo está haciendo bien?

–Yo creo que hay cosas sorprendentes. Lo que está haciendo Milei en Argentina, más allá de si uno le gusta su forma de presentarlo. Argentina ha vivido 100 años a lo mejor de deterioro con ideas que solo han causado pobreza de un país que era una potencia mundial, y creo que están haciendo un cambio muy importante y muy en el sentido correcto. No sé si lo que se piensa de los plazos se vaya a cumplir. La experiencia chilena de hacer un trayecto parecido demostró que es un cambio muy difícil y muy doloroso. Así que espero que se le pueda dar continuidad, pero tienen una tarea muy difícil; están haciendo una cosa extraordinariamente necesaria.

Pero el combate a la inflación, como lo concede Milei –que es apretándose el cinturón, básicamente– también genera pobreza…

–A ver, los índices de pobreza han mejorado, pero independiente de eso precisamente tiene que ver con lo que tú me señalabas. El camino de solución es muy duro. Hoy día hasta el final del gobierno anterior en Argentina la situación era una situación completamente artificial. El país se endeudaba cada vez más, emitía cada vez más billetes, eso era una inflación y por lo tanto todos los beneficios sociales se transformaban después en humo, porque los precios crecían, crecían y crecían. Prácticamente ya la moneda de Argentina no la quería tener nadie. Para poder pagar cualquier cosa, había que llegar con una bolsa con billetes. Aquí lo vivimos en algún momento. Detener eso efectivamente requiere reducir el gasto, y creo que ellos han entendido eso y están siendo muy valientes de llevar eso porque produce un golpe muy importante quitar esta droga de la emisión de billetes, y crear ilusiones y enfrentar las cosas de frente, pero los resultados que han tenido han sido muy rápidos, y muy en el sentido correcto. Yo creo que todavía queda mucho por caminar.

¿Por qué hay que devolverle tierras a las comunidades mapuche?

–Chile tiene una una ley desde el año 1983 que ha funcionado más de 30 años y que lo que pretende es resolver un conflicto que además a partir de esta época se ha puesto muchísimo más duro, desde el año 97 estamos cada vez con más atentados, más violencia, más extendido territorialmente. Uno de los elementos de eso tiene que ver con lo que siente el pueblo mapuche, particularmente el que vive ahí, el que está en la zona rurales, que ha permanecido en los lugares llamémosle originales; que siente que lo que pasó hace 150 años atrás con el ingreso del Ejército fue muy duro y que esta es la raíz de los problemas que de alguna manera existen hoy. Ha habido un momento muy extenso de mucha discriminación. Muchas personas se cambiaron los apellidos, muchas personas que hoy día no tienen apellido mapuche los tenían. Incluso, en algunos momentos para hacer ciertas cosas públicas se exigía no tener apellido mapuche, se tenía que cambiar para poder tomarlo. Eso es lo que ha llevado a la sociedad chilena, a partir del año 93, a tomar esta decisión de decir, "bueno, resolvamos este problema”. Estaba muy radicado en la tierra, creo que la ley quedó con muchos problemas, tuvo una buena intención, pero hoy día después de 30 años requiere mejoras urgentes, porque la situación actual no puede continuar, eso es lo que muestran los estudios de la comisión. Nuestros estudios muestran que, hacia adelante, con los números que hay, con la demanda que existe, que ya están en el sistema, me refiero, esas esperas van a ser de 100 años o más, lo cual genera una frustración, una desconfianza enorme, no ayuda a la resolución del problema, se gastan recursos muy grandes. Desde el punto de vista del Estado genera compromisos enormes. Hay algunos que dicen "oiga, ¿cómo es posible que la comisión proponga una cosa de USD 4.000 millones?". Pero yo los invito a leer el informe, la comisión no propone nada de eso, lo que simplemente dice es, "mire, estos son los números actuales, esto es lo que el Estado está comprometido y si usted no cambia este sistema, esto va que seguir creciendo hacia adelante". Hay que detenerlo porque el sistema actual no tiene límite ni en las familias, ni en las comunidades, no hay beneficiarios claros, requiere esto determinar bien quiénes son esos de beneficiarios, cómo se hace el sistema, cómo se repara. En tercer lugar, como la reparación es toda en tierras, genera un conflicto de proporciones con respecto a los propietarios, porque hay propietarios hoy día no mapuches que tienen sus tierras legítimamente de hace muchas generaciones, que tienen sus escrituras, que han vivido toda la vida y que han trabajado, que han formado su familia y que de repente se produce este choque y la tierra es la tierra que hay. En muchísimas partes llegaron los europeos que eran del centro del mundo, colonizaron estos lugares, posteriormente con los años se formaron los estados nación y al crearse los estados nación chocaron contra los pueblos originarios que ocupaban la mayor parte del territorio, y los llevaron a reservaciones. Eso pasó en todas partes, con mayor dureza o con menor dureza. Lo que uno observa es que en todas partes hay problemas, pero muy lejos del problema que tenemos nosotros, y en aquellos lugares que hubo problemas como los que tenemos nosotros, los enfrentaron, los resolvieron, los dialogaron, le buscaron los caminos de solución y hoy día no tienen el problema que tenemos nosotros. Es decir, en Chile hemos aprendido a no tener esperanza. Hemos aprendido a que da la impresión que esto no tiene solución porque no hemos sido capaces de resolverlo.

¿Hasta qué punto hay que reconocer la ancestralidad de la propiedad de las tierras?

–Hay un poco de confusión porque una cosa es que el Estado de Chile reconozca que tiene que hacer una reparación. Otra cosa distinta es que eso se aplique a un determinado campo. El Estado no tiene ni el derecho ni la posibilidad de actuar respecto de lo que tiene un propietario privado. Eso no lo considera ni la ley actual tampoco. Ni menos lo que propone la comisión, que propone una cosa que se aleja aún más de una cosa como esa. Las personas que tienen hoy día su propiedad, ya sean empresas forestales, sean agricultores, tienen legítimo derecho a lo que tienen. Y deben ser además protegidos por el por el Estado de derecho y por la justicia igual que cualquier ciudadano con su casa o su propiedad agrícola o urbana en cualquier otra parte de Chile. Entonces, en otros países lo que se hace es decir, “mire, ¿cuál es la reparación? ¿Qué es lo que debo?”, se determina además a quién se lo debo, qué debo, cómo lo voy a hacer. Y si eso que se requiere es tierra, entonces el Estado dice, “mire, esta es la tierra de que yo dispongo”. Usted puede tomar, si le parece, de esto porque el que lo debe es el Estado y por lo tanto yo le puedo reparar esto con la tierra que yo tengo. Y si yo no la tengo, aquí tiene usted reparaciones alternativas. Este es el camino que intenta caminar la comisión, por supuesto, con las restricciones que tiene la situación actual, con la restricción de que el Estado en esas zonas no tiene tierras relevantes que pueda aportar o por lo menos en varias de esas regiones no. Y por lo tanto lo que hace es intentar al menos separar esto. Separar de tal manera de que no pase lo que pasa hoy. Hoy día una comunidad para recibir su reparación en cuanto le dicen que ya existen los recursos y que este año o el siguiente le van a poder comprar su campo, lo que tiene que hacer es ir y buscar un propietario que, entre comillas, libre y voluntariamente mande una carta a la Conadi y diga que quiere vende el campo. Si no lo consigue, no se lo repara. La Conadi no busca campo, simplemente lo hace la comunidad y la comunidad, si se encuentra que esa persona no quiere vender, bueno, comienza entonces a haber un conflicto. Y como estábamos diciendo, como esa persona tiene el legítimo derecho de no querer vender y por otro lado, la comunidad no puede recibir su reparación porque solo puede ser en tierra y solo si trae esa carta, comienza una tensión que a veces termina en una presión completamente indebida e incluso en violencia.

Pensando en la compra de tierras, ¿qué empresas van a vender? ¿Quiénes van a vender?

–Bueno, la comisión establece con bastante claridad cuáles son las fuentes, en el informe están y las fuentes provienen por supuesto de las tierras estatales que están disponible ahí que el Estado ponga a disposición, porque no quiere decir que las va a poner todas. Tiene también el Estado otros bienes que no son necesariamente tierra, por ejemplo, dispone de algunos departamentos y de otras cosas en otros lugares que también pueden ser parte de ese stock, pero luego de eso tenemos lo que las personas libre y voluntariamente digan que quieren vender, pero con un sistema muy distinto al de hoy, nadie va a ir a tocar su puerta, sino que al momento de crearse el nuevo sistema, de aprobarse las nuevas leyes, lo que se propone es que se abra un periodo de seis meses donde las personas que quieran estar en este sistema se inscriban, las personas que no se inscriban quedan fuera y esos campos no se pueden comprar. Entonces, en ese momento en el cual esto se hace, no existe la presión de las determinadas comunidades porque no hay comunidades específicas que estén buscando un terreno particular, sino que estas personas libres voluntariamente pueden decir que las hay. Hay gente que sí quiere vender, que sí quisiera estar en esto, porque hay sectores que les da el temor que a lo mejor nadie quiera comprar. Adicionalmente a eso, la industria forestal va a tener una realidad completamente distinta de la actual. La industria forestal ha tenido poca intervención en en la compra de tierra en los últimos 30 años. En general se han comprado campos agrícolas. Y la razón es muy simple, la industria forestal necesita su producción para poder abastecer sus plantas. En general, en muchas partes, la industria forestal opera en base a contratos, o sea, la tierra es de un tercero, ellos hacen las plantaciones o las hace la misma persona dueña de la tierra y luego ellos van comprando la producción, si es que es de los terceros o pagan a lo largo del tiempo una especie como de arriendo, si tú quieres, anual y además después le dan un porcentaje de la cosecha final. Esa situación para las comunidades mapuches no existe. Hoy día hay una separación total. Las comunidades mapuches producto de la norma que les impide hacer contrato, no pueden participar de eso y las compañías tienen que hacerlo por su cuenta, son dueñas de la mayor parte de la tierra en estas regiones y minoritariamente lo hacen a través de otras personas no mapuches. Con el cambio que propone la comisión que permite los contratos, eso cambia radicalmente. O sea, hoy día eso permitiría que si las las empresas forestales lo desean, podrían vender algún campo y si las comunidades quisieran tener ese campo, por supuesto, sin que se pierda la producción, porque son campos forestales que no tienen otro uso, pero que las comunidades podrían adquirir y que podrían recibir estos pagos que menciono, podrían vivir en alguna parte de eso o no vivir ahí, como ellos lo deseen. Y convertir entonces una relación separada y conflictiva como la que hay hoy día en una situación de cooperación y de asociación. Esto que parece una novedad acá se ha usado en muchas partes del mundo. El caso más conocido probablemente es el de Nueva Zelanda, donde se hicieron precisamente estos cambios. Quiero mencionar una cosa que no ha salido en ninguna parte, pero que yo lo encuentro muy sorprendente que se haya aprobado en la comisión, pero además sorprendente que no se diga en ninguna parte. La comisión propone que se restablezca el subsidio forestal. Con apoyo de las personas mapuches que habían en la comisión. O sea, se supone que las personas mapuches en general han tenido una oposición a esto, pero en este trayecto de dos años se comprendió que esto era una cosa positiva, y este subsidio no es para las comunidades indígenas, es para todo. Porque la situación de la industria forestal en este tiempo también se ha visto muy dañada por el conflicto. La industria forestal ha perdido del orden de 400.000 hectáreas. Y el otro factor importante es que nadie planta. O sea, los únicos que plantan son la propia empresa que corta los pinos de un campo y los vuelve a plantar. Pienso que en el caso forestal puede haber un cambio en el mediano plazo que sea interesante, importante, que se pueda mirar de otra manera. Creo que se requiere una reforestación importante. Aquí podemos avanzar si es que hay comprensión mutua y no nos miramos como enemigos. Aquí, por ejemplo, hay una ruta de progreso importante. Y desde el punto de vista de la región, un reciente estudio de Cristián Larroulet y otras personas muestra que la Araucanía, que es el epicentro del conflicto junto con la provincia de Arauco, tienen hoy día 22% menos de ingreso per capita que si no existiera el conflicto. Entonces tenemos un retraso enorme y eso en el promedio, o sea, el impacto en la zona agrícola es monstruoso. Entonces, aquí hay mucho que revertir, estas son regiones que tienen básicamente una entidad agrícola y forestal. Entonces, si logramos recuperar eso para venir beneficio de todo es muy importante.

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Cuando el estado le aplicó la contrareforma agraria a los mapuches, este tipo no opinaba los mismo acerca del estado.

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