Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Lunes, 9 de Junio de 2025
[Análisis internacional]

Bajmut y la contraofensiva ucraniana

Andrés Almeida

bajmut.jpg

Bajmut. CC Wikipedia
Bajmut. CC Wikipedia

La Batalla de Bajmut no ha terminado, en la misma medida en que la contraofensiva ucraniana tampoco ha empezado. Pero, en ese limbo, ambos eventos de la guerra parecen convertirse en hitos militares que podrían ser definitorios.

Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado lunes 01 de mayo de 2023, y ahora se comparte para todos los lectores.

Bajmut (o Artemivsk, según los rusos) sigue en batalla, pese a que día a día, lentamente, las tropas rusas Wagner -una unidad militar privada que ha adquirido notoriedad en la guerra- avanzan en dirección norte, sur y oeste, empujando a las tropas ucranianas hacia el oeste de la ciudad, quienes la controlan sólo en una fracción no mayor al 10%. Según los rusos, produciendo además fuertes bajas diarias, que rondan los 500 soldados ucranianos, y la destrucción de variado y masivo equipo.

Las fuerzas ucranianas han presentado batalla en esta ciudad de 77,6 mil personas antes de la guerra, pese a la opinión de Washington, y probablemente de altos oficiales militares ucranianos, quienes consideran que la defensa de Bajmut es militarmente desventajosa, y que esos mismos recursos deberían guardarse para la gran contraofensiva que Ucrania ha planteado que hará en mayo o junio, o tal vez en el verano europeo, para la cual ha pedido a Occidente grandes cantidades de armas y municiones.  

También los ucranianos dijeron que mantener la batalla en esta ciudad del Donbás permitía infligir duras pérdidas a Wagner. Un argumento muy similar al que usan los propios rusos, quienes insisten en que esta guerra es de atrición y no de conquista territorial, donde uno de los objetivos primordiales es "desmilitarizar" Ucrania, por lo que la 'picadora de carne de Bajmut' le ofrece ventajas tácticas.

Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano, decidió en marzo hacer frente a los rusos en Bajmut, probablemente para controlar los estados emocionales a ambos lados del frente, evitando dar a Rusia un triunfo que celebrar y -con mayor razón- evitando que se desmorone la moral de sus tropas, que recuerdan sus palabras respecto de esta plaza; a la que confirió valor estratégico y simbólico, como bastión de sus fuerzas. 

También los ucranianos dijeron que mantener la batalla en esta ciudad del Donbás permitía infligir duras pérdidas a Wagner. Un argumento muy similar al que usan los propios rusos, quienes insisten en que esta guerra es de atrición y no de conquista territorial, donde uno de los objetivos primordiales es "desmilitarizar" Ucrania, por lo que la 'picadora de carne de Bajmut' le ofrece ventajas tácticas.

Según los rusos, eso está dando resultado, pues las bajas rusas en proporción a las de ucranianos serían de 1 a 7, en términos generales, pero en esta ciudad llegarían a una razón de 1 a 14. También esas fuentes señalan que, si bien las fuerzas rusas no tienen controlado las dos principales vías terrestres que conectan el frente ucraniano de Bajmut con su retaguardia, en ciudades más hacia el oeste, sí pueden amenazar constantemente el flujo de las fuerzas ucranianas, con lo que siempre hay un riesgo de un cerco operativo.

Los ucranianos niegan esos números, y al parecer, enviando varias nuevas divisiones, han logrado mantener estable la 'vía de vida' que une Bajmut con Chasiv Yar y Kostiantynivka, pero, de todos modos, reconocen que la situación de Bajmut es "difícil", y los políticos y altos oficiales preparan a la opinión pública para una pérdida de la ciudad, diciendo que la ganancia rusa fue a un costo que lesiona sus posibilidades de proseguir la conquista territorial, y que en realidad la ciudad no tiene el valor estratégico que se decía antes. Esto, pues hay una última línea de ciudades del Donbás bajo control ucraniano, que son más grandes que Bajmut y tanto o más difíciles de tomar, como Kramatorsk, que tiene una población, antes de la guerra, del doble respecto a Bajmut.

¿Cuál es el valor militar de Bajmut?

Es difícil de saber, desconociendo los planes y las futuras decisiones de batalla. Según ha dicho en varios podcast Scott Ritter -un marine veterano estadounidense, ex inspector de armas nucleares, analista militar y a quien hoy acusan de ser propagandista prorruso- Bajmut podría tener el efecto que tuvo Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial, batalla que marca el fin de las capacidades agresivas de Alemania, y el comienzo de la capacidad contraofensiva de la Unión Soviética, pues el asunto logístico finalmente lo empezaron a resolver mejor los rusos. De todas maneras, esa batalla terminó en febrero de 1943 y tuvieron que pasar dos años y tres meses para obtener la rendición de los nazis, con la ocupación soviética de Berlín en mayo de 1945. 

Bajmut podría tener el efecto que tuvo Stalingrado, batalla que marca el fin de las capacidades agresivas de Alemania, y el comienzo de la capacidad contraofensiva de la Unión Soviética, pues el asunto logístico finalmente lo empezaron a resolver mejor los rusos. De todas maneras, esa batalla terminó en febrero de 1943 y tuvieron que pasar dos años y tres meses para obtener la rendición de los nazis, con la ocupación soviética de Berlín en mayo de 1945.

Es así como Ritter, dada la escala menor de la guerra en Ucrania, pronostica que la guerra debiese terminar gananciosa para Rusia hacia el verano europeo, pues en adelante se irá imponiendo cada día con mayor claridad la superioridad logística y los grandes volúmenes rusos. De todos modos, respecto de Bajmut mismo, Ritter es prudente, y recuerda que en un momento Alemania controló la mayor parte Stalingrado, pero nunca pudo cortar su acceso desde el río Volga, por lo que el efecto de la captura de Bajmut por parte de los rusos está por verse, y que solo puede hablarse de ello cuando suceda. 

Otra cosa que está por verse es la contraofensiva ucraniana, la que -en la narrativa de Ucrania- viene a ser una especie de hito capaz de revertir este momento difícil, para llevar a sus tropas a un punto que les permita expulsar militarmente a los rusos de toda Ucrania, incluida Crimea, anexada a la Federación Rusa en 2014.

La apuesta es altísima, pues supone que las fuerzas ucranianas serán capaces de romper el cerco defensivo ruso en Zaporiyia, y alcanzarán y tomarán la ciudad de Melitopol (157 mil habitantes antes de la guerra), desde donde podrán romper el 'puente terrestre' que hoy une Crimea con el Donbás y Rusia, y desde donde podrán amenazar Crimea y -en una segunda fase- recuperar las costas del Mar de Azov. En su defecto, los ucranianos podrían tomar la ciudad de Donetsk (918 mil habitantes antes de la guerra) e incluso algunas ciudades rusas cercanas a la frontera ucraniana en la región de Jarkóv.

Cualquiera de estos objetivos marcaría una victoria ucraniana que seguramente permitiría mantener el apoyo occidental -tal como pasó con la primera contraofensiva ucraniana, que le permitió a sus fuerzas recuperar vastas zonas de los oblast de Jarkóv y Jersón, incluida la ciudad homónima-, pues dotaría de la perspectiva de que Ucrania puede ganar la guerra. Pero, en contrapartida, cualquier cosa menor a esto, será seguramente leído como un punto de inflexión para obligar a Zelenski a pasar a una etapa de negociación con Rusia, sobre la base de las posiciones en que queden ambas fuerzas en el mapa al momento de terminar la contraofensiva. Es decir, una negociación en la que Ucrania deberá ceder territorio.   

A diferencia de la contraofensiva ucraniana del otoño europeo de 2022, la de esta primavera-verano de 2023 no viene precedida por buenos augurios. De hecho, desde que cubro esta guerra, por primera vez detecto una cantidad importante de artículos 'pesimistas', desde el lado occidental, como se puede ver en la lista de artículos seleccionados, los que pese a mantener cierto temple en los titulares, en el contenido muchas veces se lanza información alarmante para los intereses de Ucrania y la OTAN.

A diferencia de la contraofensiva ucraniana del otoño europeo de 2022, la de esta primavera-verano de 2023 no viene precedida por buenos augurios.

Si bien Ucrania ha conseguido grandes cantidades de tropa, tanques y otros armamentos de artillería indispensables para pasar a la ofensiva, todo indica que tiene debilidades importantes respecto de la cantidad de municiones para sostener su defensa antiaérea -tal como señaló uno de los documentos filtrados del Pentágono, los que dicen que el país se quedará indefenso en mayo-, por lo que no lograría equilibrar las fuerzas en el espacio aéreo (esa es la razón por la cual el país pide desesperadamente cazas F-16). 

Además, también, poco a poco, se hace evidente que las fuerzas ucranianas están teniendo problemas de suministro de municiones de artillería en general, pues gastan a un ritmo insostenible respecto de la capacidad de producción de sus aliados. Según fuentes occidentales, respecto de un tipo de proyectil en particular, Ucrania gasta municiones en un mes, lo que la industria de guerra estadounidense es capaz de producir en un año.

Respecto de Rusia, también se ha dicho que tiene problemas similares de suministro de municiones, razón por la cual estaría buscando incluso proveerse de terceros países, como China, Irán, Corea del Norte o Egipto. Incluso Yevgueni Prigozhin, el militar ruso, dueño de Wagner, se ha quejado públicamente ante el alto mando ruso de no disponer de suficientes municiones para llevar a cabo la captura de Bajmut.

Pero, la noticia de que Rusia se está quedando sin armas no goza de credibilidad, pues ha sido voceada por los organismos de inteligencia occidentales desde abril del año pasado. Y cada vez que algo así pasa, o cuando los ucranianos logran dar con un blanco importante en la retaguardia rusa, la fuerza aérea rusa castiga la infraestructura ucraniana con descargas masivas de misiles o drones. Eso está pasando ahora, con un ataque aéreo masivo, luego de que las fuerzas ucranianas lograsen destruir un depósito de petróleo en Crimea. 

Según los informes filtrados del Pentágono, Rusia es capaz de sostener militar y económicamente la guerra por un año más.

Eso coincide con el análisis de Ritter, quien explica que esta diferencia logística sea tan acentuada -y contraintuitiva, dados la inmensa diferencia económica entre Rusia y Occidente- es porque los rusos vienen preparando su Ejército según escenarios de conflicto realistas, lo que implica duelos masivos de artillería, tanques, drones y aviones, mientras que, principalmente, Estados Unidos ha dispuesto su máquina de guerra orientada al mercado, lo que entre el 11 de septiembre de 2001 y hasta la invasión rusa de Ucrania, implicaba el diseño y producción de material de guerra para combatir fuerzas irregulares, con poca capacidad de fuego, pero alta movilidad y camuflaje. Nada que se parezca al Ejército ruso (ni al chino), y reconvertir esa máquina de guerra, tomará años.

 

[ARTÍCULOS RELEVANTES SOBRE EL TEMA]

- Cómo encalló la ofensiva de Rusia, un artículo interactivo y de mapas de Josh Holder y Marco Hernández, The New York Times, donde se busca argumentar el poco significado estratégico de Bajmut para los rusos, conforme la suma y resta de localidades en disputa. 

- Las tropas ucranianas repelen ataques rusos y esperan que las armas occidentales cambien el rumbo, de Michael Schwirtzy y Stanislav Kosliuk en The New York Times.

- Ucrania no está lista para su gran ofensiva, pero no tiene elección, de Marcos Galeotti en The Times.

General Andrzejczak sobre la guerra en Ucrania: Desafortunadamente, la situación no se ve bien, en el diario polaco Do Rzeczy.

- Los jets MIG donados a Ucrania no le darán superioridad aérea contra Rusia, dicen los expertos, de David L. Sterny y Serhiy Morgunov en The Washington Post

- Las mejores pilotos ucranianos necesitan nuevos aviones para ganar la guerra, en The Economist.- El equipo de Biden teme las secuelas de una contraofensiva ucraniana fallida, de Jonathan Lemire y Alexander Ward, en Politico.

- La ofensiva de primavera de Ucrania pone mucho en juego para el futuro de la guerra, de Julian E. Barnes, Eric Schmitt, Adam Entous y Thomas Gibbons-Neff en The New York Times.

- El día más largo de Ucrania, de Franz-Stefan Gady en Foreign Policy.

- Guerra de Rusia en Ucrania: el presidente Volodimir Zelenski tiene solo seis meses para ganar la guerra por Occidente, la columna de opinión de Tim Willasey-Wilsey en The Scotman

- ¿Tregua o un maldito punto muerto? Todo depende de la ofensiva de primavera de Ucrania, la opinión de Simon Tisdall en The Guardian.

- Por qué la guerra en Ucrania no terminará pronto, de Daniel Davis en 19fortyfive.

- Rusia puede financiar la guerra en Ucrania por otro año a pesar de las sanciones, según documentos filtrados, de Adam Taylor en The Washington Post.

- Rusia necesita más tropa, pero desconfía de la ira pública, según documentos filtrados, de Maria Ilyushina en The Washington Post.

- ¿Puede China negociar la paz en Ucrania? No lo descartes, la columna de Rajan Menon y Daniel R. DePetris en The Guardian.

 - El mundo más allá de Ucrania, de David Miliband en Foreign Affairs.

En este artículo



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan dos artículos gratuitos este mes.

En este artículo



Los Más

Comentarios

Comentarios

Solo hay que ver la cantidad de muertos que enseña en un día el jefe de los Warner o ver los vídeos que no son de fuentes pro rusas para ver qué las pérdidas rusas son mucho mayores y mucho que las ucranianas. Las pérdidas rusas llegan a decenas de hombres a diario y aunque los ucranianos sufren perdidas no están en las proporciones que dicen los rusos. Cómo mínimo están siendo de 4 a 5 veces más de rusos que de ucranianos

Añadir nuevo comentario