Milei asumió hace diez días. Pero a esta hora -poco más de las cuatro de la tarde de un 20 de diciembre, día en el que se conmemora otro año más del estallido social que sufrió Argentina en 2001- las organizaciones sociales convocadas por la Unidad Piquetera y Polo Obrero (de tendencia trotskista) se despliegan por las distintas calles del barrio de Montserrat en dirección a la emblemática Plaza de Mayo. Pero esta no es una protesta como otras, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich dio a conocer un protocolo de manifestaciones, que entre otras cuestiones plantea la prohibición de cortar las calles so pena de perder o no cobrar los planes sociales.
Desde temprano por la mañana, el tren -que es el medio más usado por los sectores beneficiados por esos planes- ha repetido el mensaje de que “el que corta no cobra”, tanto en una grabación en los vagones como en diversas pantallas de las estaciones. En el ingreso a Capital hubo controles policiales en los buses. Además, en la aplicación Mi Argentina, que se usó mayoritariamente en la pandemia, llegaron los mismos amenazantes mensajes, con el fin de disuadir a los manifestantes. Y es que, para el gobierno de Milei, era importante restarle convocatoria a esta primera protesta. Sin embargo, el hecho de que convocara una organización trotskista y que las organizaciones peronistas se restaran ya garantizaban esto. Tampoco iban a estar presentes las centrales de trabajadores. Pese a ello, todos estaban atentos al desarrollo de la manifestación.
Lo primero anormal que se nota en las calles adyacentes a la Plaza de Mayo es el despliegue policial de todas las fuerzas: Gendarmería (que está dedicada a resguardar las fronteras), Policía Federal (de carácter nacional), Policía de la Ciudad (del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), Prefectura Naval, en total cinco mil efectivos, que funcionan como un modo más de desalentar la protesta. De hecho, en el camino a la Plaza de Mayo, varios manifestantes, que vienen de la provincia de Buenos Aires (el llamado conurbano), se quejan de haberse dispersado en el camino por accionar policial. Lo curioso es que las fuerzas policiales ocupan la calle para que la gente ocupe las veredas. Es decir, que quien corta la calle es la policía.
En la avenida Diagonal Sur, que conduce a la Plaza de Mayo y por tanto a La Rosada, los manifestantes aprovechan para grabar a los policías de distintas fuerzas que, como ellos, marchan hacia el mismo objetivo. Pero esta vez son los manifestantes quienes ven pasar frente a ellos a los efectivos policiales y graban videos, diciéndoles: “Saluden, amigos. ¡Vamos Milei todavía! Les va a pagar el sueldo ahora!”. Los policías no dicen nada, lucen bastones y escudos, y perfectamente podrían reaccionar a la provocación, pero al parecer la parte no escrita del protocolo de Bullrich dice que no hay que sobreactuar. Así, las fuerzas policiales avanzan y bloquean el paso por esta avenida.
Lo primero anormal que se nota en las calles adyacentes a la Plaza de Mayo es el despliegue policial de todas las fuerzas: Gendarmería (que está dedicada a resguardar las fronteras), Policía Federal (de carácter nacional), Policía de la Ciudad (del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), Prefectura Naval, en total cinco mil efectivos, que funcionan como un modo más de desalentar la protesta.
Hay entonces una mezcla de desafío y precaución entre los manifestantes, que también se ve en los policías, porque algunos de ellos son muy jóvenes y parecen aún estar en las escuelas de formación. Quizá eso mismo provoca que haya cierto aire de contención en la Plaza de Mayo (porque ya aquí estamos todos), eso lo detecta la prensa, que en general trabaja cómoda, al igual que los vendedores de bebidas y comida. Sólo un momento viene a responder esa calma, y es cuando un sujeto con la bandera argentina al cuello y con el libro Eva Perón: esa mujer, de la periodista María Seoane y del presidente del Partido Justicialista de la Ciudad de Buenos Aires Víctor Santa María, comienza a gritar: “Este es mi escudo y esta es mi bandera”. Parece un “quemado”, como dicen aquí, así que la policía no le presta atención, aunque la prensa sí, por un rato.
La idea de las fuerzas policiales es que la gente se mantenga en la Plaza de Mayo, pero igual algunas organizaciones ocupan la calle que va de Diagonal Sur a Avenida de Mayo, e incluso a Diagonal Norte. En ese extremo de la plaza se ven lienzos del Ministerio de Cultura de la Nación (que Milei ya dijo que no será más ministerio), de Músicos Organizados, de ferroviarios y de partidos trotskistas como el Partido Obrero, el MST y el ya mencionado Polo Obrero. En alguna parte debe estar Serpaj, que lidera el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, pero no está presente, aunque sí Nora Cortiñas, la emblemática líder de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
En general, no se nota la misma cantidad de gente que hay en otras manifestaciones. Pese a ello, puede que haya cinco mil personas, pero no sólo en la plaza, sino en las calles adyacentes, y otras personas que se deben haber quedado en el trayecto hasta aquí. Hay que decir entonces que no es una protesta contundente contra el Presidente, y por eso Milei y su gobierno deben estar conformes, porque lograron su objetivo.
Son pasadas las cinco de la tarde y los carros lanzaaguas y lanzagases hacen su ingreso a la Plaza de Mayo, que en junio de 1955 fue bombardeada por la Aviación, dejando un saldo de 308 víctimas. Muchos creen que ahora vendrá la represión, o la “mano dura” anunciada por la ministra Bullrich, pero nada de eso ocurre. Esa tensa calma termina por cansar algunos manifestantes, que optan por retirarse, y al final sólo hay dos detenidos. A veces por cansancio se gana la pulseada.
Este día no ocurrirá solamente la primera protesta contra Milei, también el Presidente dará su primera cadena nacional, donde anunciará las leyes que reformará o derogará por decreto. Si bien algunas de esas reformas y derogaciones ya han trascendido, la letra chica no se conoce, por lo que hay expectativa. Esas reformas y derogaciones son el marco legal por el que hoy comenzará el plan motosierra, porque se enmarcan en una liberalización de la economía. Pienso que es un buen momento para volver a mi casa y esperar ahí los anuncios.
Los anuncios y la segunda protesta
Repasar algunos tuits en la comodidad de tu casa sirve para iluminar un poco la situación a la que puede verse enfrentada hoy la Argentina. Y es que el equipo técnico liderado por el economista Federico Sturzenegger, que participó del gobierno de Fernando de la Rúa y de Mauricio Macri, hace tiempo trabajaba en una serie de reformas del Estado, destinada a cambiar el marco legal del país. Se hablaba de trescientas modificaciones y de otras tantas derogaciones, pero al final, cuando el Presidente hable en cadena nacional y dé los detalles de las reformas, no será ese número sino 366, y no habrá distinción entre modificaciones y derogaciones. En cualquier caso, ya diversos abogados advertían del peligro de realizar esa serie de modificaciones saltándose el Congreso vía Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).
Los abogados constitucionalistas Ricardo Gil Lavedra (ex ministro de Justicia de De la Rúa) y Andrés Gil Domínguez se manifestaron preocupados por el anuncio de lo que se ha llamado “ley ómnibus”. Gil Domínguez escribió en la red social X: “Derogar 300 leyes y modificar más de 300 leyes mediante DNU es un intento de suma del poder público vedado por el art. 29 de la Constitución que transforma al PEN [Poder Ejecutivo Nacional] en la Comisión de Asesoramiento Legislativo del siglo 21. Es la extinción del Congreso como corazón de la democracia”. En el fondo, habla de un peligro para la república, un discurso que los radicales esgrimieron contra el kirchnerismo durante el segundo mandato de Cristina Fernández, pero que ahora lo utilizan contra el líder libertario.
A las nueve en punto de la noche, el Presidente Milei rodeado por once ministros y Sturzenegger comienza su primera cadena nacional. Curiosamente los primeros diez minutos son una repetición de parte de su discurso de asunción a la máxima magistratura, frente a la Plaza del Congreso y de espaldas al Congreso. Escuchar otra vez que la decadencia de la Argentina empezó en el siglo XIX al abandonar las ideas liberales ya resulta aburrido, y es que Milei no parece tener otro repertorio. Cuando los ojos ya se me cerraban, arrancó enumerando las reformas y derogaciones sin detenerse en muchas explicaciones. Algunas de estas son:
-Derogación de la ley de alquileres.
-Derogación de la ley de abastecimiento, para que el Estado nunca más atente contra el derecho de propiedad de los individuos.
-Derogación de la normativa que impide la privatización de las empresas públicas.
-Transformación de todas las empresas del Estado en sociedades anónimas para su posterior privatización.
-Modernización del régimen laboral para facilitar el proceso de generación de empleo genuino.
-Autorización para la cesión del paquete accionario total o parcial de Aerolíneas Argentinas.
-Modificación del Código Civil y Comercial para reforzar el principio de libertad contractual entre las partes.
-Desregulación de los servicios de internet satelital para permitir el ingreso de empresas como Starlink [de propiedad de Elon Musk].
-Modificación de la Ley de Sociedades para que los clubes de fútbol puedan convertirse en sociedades anónimas si así lo quisieran.
Hoy los ciudadanos argentinos y los no argentinos que vivimos aquí no tenemos libertad para alquilar departamento, para tener una jornada laboral digna (porque en la práctica se inició una reforma laboral), para tener una línea aérea de bandera que conecte el país y para tener empresas públicas eficientes (y que las hay). En definitiva, desde hoy sólo existe la libertad de mercado y las otras libertades y derechos pareciera que son irrelevantes.
Tras dar un listado de treinta modificaciones Javier Milei despide la cadena nacional, y casi en el acto comienza un cacerolazo en buena parte de la Ciudad de Buenos Aires. Constitución, San Cristóbal, Villa Crespo, Flores, Caballito, Palermo, Belgrano, Boedo, Núñez, Chacarita, Parque Patricios, La Boca, San Telmo, Balvanera, Almagro, Montserrat, Villa Urquiza, son algunos barrios donde se han reportado cacerolazos, que en algunos casos han durado varios minutos. En otros casos los vecinos bajaron a las calles y, como en 2017 cuando Macri intentó hacer la reforma previsional, detuvieron el tránsito y ocuparon la calle con custodia policial. Y es que claro, la diferencia entre un barrio porteño y un manifestante del conurbano que cobra un plan social es evidente. Ahora es la clase media la que protesta contra las medidas anunciadas por el Presidente, y eso tiene otro peso. Recordemos que a De la Rúa lo sacó la clase media.
A las reacciones de la gente, que hacia la medianoche seguía en la calle (incluso a las afueras del Congreso), el bloque de senadores peronistas de Unión por la Patria acaba de dar a conocer una declaración, que dice más o menos lo siguiente: “Derogar por un DNU sinnúmero de leyes, que ni siquiera el mismo Presidente pudo precisar, significa una clara actitud autoritaria, antidemocrática, inconstitucional y antirrepublicana que vulnera la división de poderes, establecida por la Constitución Nacional. Este accionar nos retrotrae de forma irónica a los peores tiempos de nuestra historia, justo al haberse cumplido hace pocos días cuarenta años de la recuperación democrática”. Al mismo tiempo y a esta misma hora (pasada ya la medianoche) los líderes de la Confederación General del Trabajo (CGT) se encuentran reunidos para analizar qué hacer ante los anuncios y ante la actitud ejercida por la gente.
Milei hoy ha decidido ir contra una institucionalidad que ha sido difícil de construir y preservar, con avances y retrocesos. Sus anuncios se entrometen en muchos aspectos de la vida de los ciudadanos, sin consulta y sin debate alguno. Y paradójicamente están atacando lo que el mismo Milei ha levantado como su consigna: la LIBERTAD.
Hoy los ciudadanos argentinos y los no argentinos que vivimos aquí no tenemos libertad para alquilar departamento, para tener una jornada laboral digna (porque en la práctica se inició una reforma laboral), para tener una línea aérea de bandera que conecte el país y para tener empresas públicas eficientes (y que las hay). En definitiva, desde hoy sólo existe la libertad de mercado y las otras libertades y derechos pareciera que son irrelevantes. Hay que ver ahora qué dirán la Corte Suprema y el Congreso ante las medidas anunciadas por el Presidente.
Comentarios
Pobre argentina , el pueblo
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