La Tercera Sala de la Corte Suprema determinó este lunes 13 de abril acoger un recurso de protección presentado por 77 alumnos y sus familias contra el Colegio Alemán de Santiago.
El fallo es el último episodio de una disputa al interior del establecimiento educacional, donde apoderados de alumnos de la rama chilena de formación acusaban que el establecimiento beneficia con una mejor escala de notas a los estudiantes de la rama alemana.
La Corte determinó que, en efecto, el colegio “otorga tratamiento más favorable a los alumnos de la rama alemana” e instruyó que el establecimiento deberá “evitar los desequilibrios que se producen entre las ramas o programas de estudios”.
A contar de 5° básico, los alumnos del Colegio Alemán, a través de sus apoderados, pueden optar -sin ningún prerrequisito- entre la formación alemana, donde la mayoría de los ramos son impartidos en alemán y cuentan con una escala evaluativa del 1 al 15, o la rama de formación chilena, la cual cuenta con sus ramos en español -salvo inglés y alemán- y utiliza una escala del 1 al 7. Es en la homologación de ambas escalas evaluativas donde los apoderados del colegio identificaron una desventaja entre una rama formativa y otra, conclusión que compartió la Corte.
“La nota 4.0 para un alumno de la rama chilena equivale a la nota 8.0 en la escala utilizada en la rama alemana, que al ser homologada a la escala de evaluación utilizando el sistema nacional es transformada a la nota 6.0”, se explica en la acción de protección presentada a favor de los alumnos de la rama chilena. En la práctica, esta diferencia en la medición de resultados evaluativos iguales significa una ventaja en las Notas de Enseñanza Media (NEM) y en el Ranking de Notas, ambos elementos determinantes a la hora de postular a una universidad en Chile.
El establecimiento, administrado por la Corporación de Educación Federico Froebel, justifica la escala y homologación distinta para sus alumnos en que existe una exigencia mayor para alumnos que toman la rama alemana de formación. Agregan que las determinaciones tomadas se encuentran amparadas “en el ejercicio de la libertad de enseñanza, fundado en propósitos institucionales legítimos y argumentos técnico-pedagógicos absolutamente racionales y no obedecen a un simple capricho del establecimiento”.
Del otro lado de la vereda, el abogado que presentó el recurso en representación de los alumnos, Fernando Monsalve, explica que los efectos de la diferencia en la homologación de las notas del sistema alemán al nacional son evidentes. “Todos los años el 10% de los mejores alumnos eran siempre o casi siempre de la rama alemana, lo cual no es realista”, explica.
Además, cuenta que presentaron a la Corte de Apelaciones pruebas de algunas asignaturas más universales en cuanto a su contenido, como las evaluaciones de matemáticas, dónde alumnos de la rama chilena, con un mismo rendimiento que sus compañeros de la rama alemana, resultaban con peores notas. “Al final, en algunos casos, a misma prueba rendida se terminaba con distinta nota”, asegura.
A una conclusión similar llega el fallo de la Corte Suprema, la cual en su punto duodécimo indica que ante un mismo rendimiento académico de alumnos con semejante nivel de exigencia para obtener la calificación mínima (del 60%), lo que equivale en la escala de notas alemanas a 8 puntos, [pero] al ser homologada a la escala de notas nacional es transformada en una calificación de 6.0, pasando de ser una calificación en la escala nacional de Logrado con Dificultad (es decir, con nota 4.0) a ser una calificación de Logrado con Avances (nota 6.0)”.
La Suprema concluyó que esta distinción en las calificaciones entre una rama y otra resulta especialmente determinante a la hora de elaborar el Ranking de Notas del establecimiento, el cual es el mismo para ambas ramas formativas. “La coexistencia de dos escalas de evaluación para un mismo Ranking de Notas […] impone una discriminación arbitraria en el sistema de evaluación establecido”, detalla el fallo.
“Esto lo tratamos de solucionar muchas veces de forma interna, pensando que quizás las autoridades no habían tomado conciencia de que el sistema era distinto”, cuenta Paula Marshall, madre de tres ex alumnos del Colegio Alemán y parte de las familias que presentaron el recurso. “Lo que decían era que no producía ningún problema, así que fiinalmente escalamos esto a nivel judicial”, detalla.
Para Marshall, este fallo evidencia algunos problemas del sistema, como la posibilidad para establecimientos privados de ampararse en libertades pedagógicas para tomar determinaciones que no cumplen con la ley. “Ellos tienen estas libertades, pero ¿hasta dónde pueden llegar? No se pueden pasar a llevar derechos básicos de los niños”, indica la antes apoderada del colegio.
Comentarios
Como profesor, puedo decir
Que pena,pero son las reglas
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