Eran las 20:08 horas de ayer martes.
Nada más conocerse los resultados de la votación que puso fin a la acusación constitucional en contra de la ministra de Educación Marcela Cubillos, esta, flanqueada por el ministro del Interior Andrés Chadwick, y el senador de RN Andrés Allamand (pareja de Cubillos) se fusionaron en un abrazo de alegría.
Cómo desactivar la acción opositora había sido prácticamente el único tema de discusión y preocupación en La Moneda en los últimos días. Pese a que la ministra viene obteniendo pobres resultados en las encuestas, en el palacio de gobierno están convencidos que Cubillos tiene un buen futuro político y la han sondeado como posible candidata al Senado para los comicios de 2021.
Por ello, hasta poco antes de la votación, uno de los escenarios que se manejaba en el oficialismo era el de una renuncia voluntaria de la ministra Cubillos en que caso de que la acusación prosperara en la cámara baja. Esto para no exponerla al riesgo y cabildeo del Senado que, en caso de haber ratificado la acusación, la inhabilitaba para postular a cargos públicos durante cinco años, tal como sucedió con Yasna Provoste.
La votación en el Congreso estuvo marcada por una clara línea ideológica. Todos los representantes de la derecha apoyaron a Cubillos, y la gran mayoría de la oposición optó por seguir adelante con la acusación constitucional. Los votos que permitieron al gobierno salvar a su ministra provinieron de diputados independientes y d la ex Nueva Mayoría.
En concreto, Matías Walker (DC, y hermano del actual ministro Agricultura Antonio Walker), Pedro Velásquez (independiente, ex DC y PRI), Jorge Sabag (DC) y Pepe Auth (independiente, ex PPD) alinearon sus votos con el gobierno. En tanto, los diputados René Alinco (ex PPD) y Patricio Rosas (ex PS) se abstuvieron, favoreciendo así al oficialismo.
Otro intento fallido
La acusación en contra de Marcela Cubillos se basaba, en lo esencial, en el hecho de que como ministra de la cartera había realizado una serie de acciones para dinamitar las políticas públicas establecidas en una serie de reformas aprobadas en el anterior gobierno, muchas de las cuales incluso contaron con votos de la derecha.
En privado, un ex asesor educacional que ha trabajado durante años a favor de un entendimiento de ambos mundos, afirma que “nunca antes desde 1990 se ha visto que el ministerio haya trabajado activamente en contra de las políticas públicas refrendadas por ambos sectores”. Este experto, que pidió mantener en reserva su nombre, aseguró a INTERFERENCIA que “con Cubillos por primera vez se observa el quiebre de un entendimiento fundamental, que era avanzar de manera progresiva; ahora ella y el gobierno optaron por retroceder”.
Una de las repercusiones políticas del fallido intento por derrumbar a la ministra Cubillos, es que la oposición -a dos años de su dura derrota presidencial de 2017- todavía no logra levantar cabeza. Ya en junio de 2018, a tres meses de asumido el gobierno, la oposición tuvo un intento infructuoso de acusar constitucionalmente al entonces ministro de Salud, Emilio Santelices. En esa ocasión su abogado defensor fue Jorge Correa Sutil, militante de la Democracia Cristiana.
En el caso de Cubillos el abogado defensor fue otro miembro cercano a la ex Concertación: Francisco Cox. Además, la ministra contó con el apoyo de Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales y columnista dominical de El Mercurio, quien ad honorem realizó un informe en derecho apoyando la postura del gobierno en este caso.
Como sea, hoy el gobierno respira aliviado con un gran triunfo político, mientras que la oposición lame sus heridas.
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Cubillos seguirá bombardeando
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