Ayer martes se llevó a cabo el último debate presidencial, organizado por la Asociación Nacional de Televisión de Chile (Anatel), cara a cara final entre los dos aspirantes a La Moneda antes de la segunda vuelta del domingo 14 de diciembre. 

El evento, que se extendió por más de dos horas y media, fue transmitido de forma simultánea por todos los canales miembros de Anatel (La Red, TV+, TVN, Mega, Chilevisión y Canal 13), además de sus respectivas plataformas digitales.

El debate estuvo marcado por momentos de tensión y fuertes emplazamientos entre ambos candidatos, quienes abordaron y polemizaron sobre diversos temas clave, como la seguridad, la migración, la gobernabilidad, las relaciones internacionales, los beneficios sociales y la economía.

Desde los primeros minutos del intercambio, se marcó el tono que tendría el bloque inicial de la discusión entre los candidatos y José Antonio Kast (oposición) tomó la ofensiva con una actitud mucho más confrontacional. Por otra parte, Jeannette Jara (oficialismo y DC) inicialmente tomó distancia de la actitud que mostró en otras de estas instancias y volvió a mostrarse más amigable que dura, aunque ante la hostilidad inicial de su contendor pronto retomó un tono más inquisidor. 

En adición, la contingencia también trazó las primeras preguntas e interpelaciones entre los abanderados. En esa línea, el ultraderechista continuó desde el eje “continuidad v/s cambio”, apoyando su argumentación en críticas constantes al gobierno de Gabriel Boric (FA), sumando también al ministro Álvaro Elizalde (PS). 

A su vez, la comunista apuntó a Kast como símbolo de la crítica sin gobernabilidad y de división. La oficialista, también recogió las polémicas que tuvo que enfrentar Kast debido a las declaraciones del diputado José Carlos Meza que fue blanco de críticas por mostrarse contrario a la ley de 40 horas y por unas desafortunadas declaraciones en que señaló que un eventual indulto también incluiría a violadores de menores. 

Respecto a los tópicos en cuestión, el candidato republicano tampoco pudo responder favorablemente su plan para la expulsión de migrantes, una postura que ha ido matizando durante las últimas semanas sin aclarar cómo realizaría la eventual expulsión y amparó su defensa en que les “invitaría” a salir del país. 

En cuanto al formato del debate, uno de los momentos en que peor se vio a la candidata Jara fue en su pregunta directa a Kast, donde no logró utilizar bien su punto y el candidato republicano logró desarmarla antes incluso de responder, al preguntarle dónde estaba en su programa que eliminaría las 40 horas, a lo que la abanderada oficialista no fue capaz de precisar aquella información.

Sin embargo, más adelante en el debate, la periodista Carolina Urrejola —con programa en mano— citó el fragmento del documento en que se hacía mención a “revisar” el impacto de las 40 horas y, posteriormente, Jara acotó que en el párrafo siguiente se hacía mención expresa a la “suspensión” de la ley para las pymes. Pese a lo anterior, Kast negó que se harían cambios en esa materia, como también a la PGU y la cotización por años de servicio a cargo del empleador. 

El segundo bloque emparejó un poco el debate y Jara despertó de la ofensiva inicial de Kast quien mucha veces recurrió a un tono más duro del que ha acostumbrado en la previa del balotaje, pero siempre desde los ejes que trazó apuntando a la continuidad y el cambio. 

En la misma línea, Jara explotó su postura sobre gobernabilidad y enfatizó constantemente en que su contrincante carecía de propuestas concretas y ejecución, por lo que sólo centraba su discurso en eslóganes. Asimismo, volvió a referirse a los equipos de Kast por la polémica con la colusión de los pollos y las farmacias junto con los 16 años que estuvo Kast en la Cámara de Diputadas y Diputados. 

A su vez, Kast replicó con que en la franja presidencial y como parte del comando de Jara, estaba el gobernador de Antofagasta, Ricardo Díaz, sindicado como sujeto de interés en el marco del Caso Convenios. 

En la instancia se destacó el compromiso de ambos candidatos de renunciar a sus partidos si resultan electos. Jeannette Jara afirmó que, al llegar a La Moneda, dejaría el Partido Comunista, argumentando que "la Presidenta de Chile debe estar por sobre los partidos políticos", mencionando ejemplos como Piñera y Patricio Aylwin. 

Kast desestimó la relevancia de esta decisión, indicando que la renuncia de su adversaria a una militancia que "ha sido parte del fracaso de este gobierno, creo que no hace la diferencia". Aún así, aseguró que también renunciaría a la militancia del Partido Republicano, un gesto que, según él, ya había realizado previamente para representar a "Chile entero".

El debate fue intenso, exhaustivo y, en ocasiones, áspero. El grupo de periodistas a cargo de la moderación logró sacar el máximo provecho de los candidatos recurriendo a la repregunta y la insistencia sin tregua ante las respuestas vagas y evasivas.

Los propios candidatos contribuyeron a la dinámica al aprovechar un formato que permitía el diálogo directo, las interrupciones y las preguntas cruzadas. Por ejemplo, Jara no dudó en señalar repetidamente que Kast se mostraba "nervioso", lo cual era evidente. El candidato de la derecha cometió varios errores, incluyendo una afirmación inicial de que en Chile se asesina a 1,2 millones de personas al año —en un país con 19 millones de habitantes— para luego negarlo y corregir la cifra a "1.200 millones".

Con el correr de los minutos el debate comenzó a bajar en decibeles y se enfrió la discusión entre ambos candidatos que en los primeros bloques fue más intensa.