Los canales que transmitieron el debate entre Joaquín Lavín (UDI), Sebastián Sichel (independiente apoyado por Andrés Chadwick), Mario Desbordes (RN) e Ignacio Briones (Evópoli) saldaron una vieja cuenta con sus telespectadores respecto del debate pasado de junio. Esta vez sí incluyeron el tema de materia de derechos humanos en la discusión, y lo hicieron en el primer bloque de este debate de ayer del lunes 12 de julio.

 Y fue cerrar filas.

Joaquín Lavín todo el tiempo buscó -como con los fenicios-, llevar la argumentación hacia la violencia de los manifestantes -no la policial, que es por la que se le preguntaba- y a la victimización de las pymes del entorno de Plaza Dignidad, sin perder la oportunidad de tildar de "terroristas" a los mapuche que han participado de los boicots a las forestales, los que cuentan con un miembro muerto por acción de Carabineros: Pablo Marchant. 

No fue muy distinto lo que hizo el resto de los candidatos. Todos calificaron como "terroristas" a los mapuche levantados, y todos insistieron en que el gobierno del que fueron parte no violó "sistemáticamente" los derechos humanos. 

La primera sección de preguntas sobre derechos humanos condicionó el debate y lo confinó a tratar de movilizar un electorado tradicional de derecha, cada vez más acotado, incluso geográficamente, lo que puede simbolizarse en el famoso Distrito 11.

Nunca se mencionó al general director de Carabineros Mario Rozas y su permanencia en el cargo pese a que por meses no bajó la intensidad de los casos de atropellos policiales, ni tampoco se los llamó a pronunciarse por las violaciones a los derechos humanos de la Colombia de Iván Duque, un gobierno afín al sector. 

Este performance probablemente condicionó el resto del debate, en el cual nadie salió seriamente a "tender puentes" hacia otros sectores políticios, pese a que varios de los candidatos lo declamaron profusamente, en especial Briones, quien ha basado su campaña en salir a buscar un voto concertacionista que no va a inclinarse ni por Daniel Jadue (PC) ni Gabriel Boric (FA). Pero, esto, sin acompañarlo con alguna prenda auténtica que permita pensar que el candidato de Evópoli apuesta por algún cambio que sea significativo para el Chile que sintonizó con el estallido social. Briones ni siquiera estuvo en favor del aborto libre, lo que habría tendido un puente con sectores auténticamente liberales y un electorado feminista.

En el caso de Lavín -el más probable ganador del próximo domingo- su apuesta fue endurecer su discurso y levantar las banderas tradicionales de la derecha chilena: anti delincuencia, anti-mapuche, y anti-comunista, haciendo chirriar su apuesta por ocupar el centro, como cuando se declaró "socialdemócrata", por mostrarse moderado y desapasionado.   

Sichel, su más cercano contendor, buscó el lado a través de sus credenciales biográficas como ex DC, pero tampoco concedió un diagnóstico que permita dilucidar que ve las cosas desde una perspectiva distinta, aún cuando se esforzó por mencionar las pymes y por evocar un discurso heróico del esfuerzo de las clases medias.

En el caso de Desbordes, tal vez hubo una aproximación mayor hacia ilustrar su apuesta por una derecha social. Los puntos más interesantes del candidato de RN fueron cuando preguntó a Lavín por la integración vertical de isapres, clínicas y farmacias, logrando mostrar a su contendor como defensor de esas estructuras empresariales o cuando mencionó el incumplimiento de 100 acuerdos con los mapuche, como causa inmediata que favorece la opción de violencia entre las comunidades y cuando logró explicarse por su opción de favorecer el primer retiro de las AFP, increpando a Briones.

Puntos interesantes, pero no suficientes como para pensar que pueda lograr capturar un voto -por ejemplo DC o de la derecha del PS, pese a que le puedan tener simpatía-, pues es una candidatura que viene derrotada, dada la elección interna de RN, donde Desbordes perdió frente a Francisco Chahuán, pero por sobre todo, porque esa misión de caza es incompatible con salir a buscar el voto de policías y militares, cuyas instituciones han violado los derechos humanos, tal como hizo ayer.