Famoso se hizo un ciudadano chino en las noticas al salir mencionado durante una investigación a la diputada Karol Cariola. Lo extraño era que algunos políticos y empresarios chilenos de derecha evitaban nombrarlo y poco opinaban. No por motivos éticos, sino porque ellos también tienen un amigo chino.
Se trata del chino “caliente”, como le dicen los políticos de derecha y empresarios chilenos, ya que siempre ofrece mujeres, “mijitas ricas” como él las llama. Un asiático residente en Chile que se dice empresario, pero para muchos es un operador que sólo trata con el sector de la derecha chilena.
Por motivos de seguridad —ya que aún es sujeto de investigación por varios países—, no mencionaremos su nombre, pero narraremos algunos detalles de su historia. Los que lo conocen sabrán muy bien quien es.
Desde la pandemia pasa mucho de sus días en un hotel cinco estrellas de Santiago. Viste gorras de “Make America Great Again” y camisetas pro-Trump. Dice ser un admirador de Pinochet y de los republicanos chilenos. Cuando le preguntan a qué se dedica, responde que vende mascarillas, al otro día dice que vende vinos y, después, que es constructor.
Recibe a sus invitados siempre en el mismo hotel. No tiene oficina. Invita los mejores vinos. Ofrece mujeres y regalos, de los que muy poco se resisten. Mientras los meseros se quejan de que no deja propinas mayores de 400 pesos, en su quebrado español muestra fotos de las mujeres que ofrece y que él paga todo. Sus conservadores invitados sonríen y escogen sus nuevas amigas. A veces las trae a la mesa y comparten todos mientras, los pechoños políticos se sacan la corbata y comienzan a beber.
El chinito “caliente” hace como que bebe, les toma fotos, selfies y luego se las envía a otros políticos y empresarios para decirles lo que se están perdiendo. Por ahí han pasado hasta candidatos a la presidencia. Ya entrados de copas hablan de política y de cómo China es un aliado y gran socio para Chile.
Un conocido político no le aceptaba mujeres, mientras el chino insistía en que él pagaba todo y que tenía el cuarto listo para que subieran. Un testigo que participó en esas juntas relató que el chino se dio cuenta del desinterés y le dijo que también podría conseguirle un “mijito rico”. Ahí todo fluyó y el invitado de honor estaba relajado, se olvidó de su esposa e hijos, y entró en confianza contando sus planes políticos.
El ciudadano chino habla siempre contra la izquierda en el mundo. No habla de su país, menos de sus líderes, lo que para muchos es extraño. Otros creen que las habitaciones tienen cámaras y que los políticos han sido grabados. Pero cuando abren sus regalos, beben y comparten con las mujeres, todo eso se olvida.
A unos metros, unos extranjeros preguntan a los meseros detalles de nombres de los invitados alegres del chino. Es como ver una escena de la película Casa Blanca. Todos espiándose entre todos. El chino va al baño y se paran de otras mesas a seguirlo.
En ocasiones, los invitados —y hasta los que no fueron— reciben esa misma noche fotos y videos de la junta. Días después, el chino los visita en sus sedes y oficinas e incluso los acompaña a entrevistas en medios de comunicación, donde toma más fotografías que son enviadas a muchas personas.
Las alertas de los amigos chilenos del chino “caliente” se prendieron cuando se publicó la relación de Karol Cariola con un ciudadano de China. Los teléfonos comenzaron a sonar y se preguntaban temerosamente si era “nuestro chinito amigo, el caliente”. Algunos borraron los chats y fotografías con el amigo asiático, y otros guardaron pantallazos de sus mensajes como respaldo ya que aparecen varios de sus partidarios que ahora se encuentran distanciados, pero en época de campaña todo vale.
Sorprendentemente, no solo la izquierda tenía su chino, sino que la derecha también el suyo. Debe haber más, y todos, obviamente, entrenados y made in china.
Comentarios
Que espantoso reportaje, al
Gracias por dar a conocer
Parece que la geopolítica
El reportaje es preciso y
Hace tiempo aprendí el dicho
Interesantes comentarios. Yo
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